Vitoria. Afortunadamente, todo quedó en un susto, pero la certeza de que el accidente del autobús escolar de Luzuriaga pudo acabar en tragedia ha reavivado la polémica en torno al empleo del cinturón de seguridad en los transportes escolares. Varias son las voces que se han alzado para opinar a este respecto y mientras unos abogan por extremar las precauciones y exigir que la Administración endurezca las medidas de seguridad, otros aseguran que, pese a las apariencias, un exceso de celo puede ser contraproducente. Los responsables de Autobuses Erro, empresa propietaria del autocar siniestrado, se encuentran muy afectados por lo sucedido y aunque el vehículo, de ocho años de antigüedad, contaba con todas las medidas, licencias y revisiones exigidas por la ley, aseguran que lo ocurrido les lleva a pensar en incorporar elementos adicionales de protección más allá de lo que requiere la normativa.
"La Ley no obliga a que los autobuses fabricados antes de 2007 incorporen cinturones de seguridad, pero después de lo sucedido nos entran ganas de instalarlos en todos nuestros vehículos", manifestaba ayer Pili Erro, de autobuses Erro. Los integrantes de la empresa, afincada en Agurain y que cuenta con un total de once chóferes a su servicio, no podían ocultar su preocupación por el accidente. "En 48 años de trabajo nunca nos había sucedido nada igual. Esperamos que no vuelva a ocurrir nunca más", aseguraban ayer a este diario. La firma ha mantenido contacto constante con los responsables de la ikastola Pedro Lope de Larrea de Agurain, a la que pertenecían los escolares víctimas del siniestro, y ayer confirmó que los traslados de los niños al centro educativo han recobrado totalmente la normalidad.
¿seguro o inseguro? La portavoz de la Federación de Asociaciones de madres y padres de alumnos de la escuela pública de Álava Denon Eskola, Santa González, se posicionó ayer a favor de reclamar el uso, en todos los autobuses escolares, de los cinturones y otros sistemas de seguridad. Un elemento que ya ha demostrado su eficacia en los turismos y cuya obligatoriedad en este tipo de vehículos es notoria.
Pero las exigencias de González no se quedan ahí y reclama a la Administración competente que vigile con lupa todos y cada uno de los elementos de protección de los autobuses, un extenso campo que abarca desde los asientos hasta los cierres de las puertas. De paso, afeó la conducta de algunos suministradores de cinturones de seguridad que, sabedores del interés de algunas compañías de autobuses por incrementar los niveles de seguridad en los transportes escolares, encarecen su precio.
Pero, al parecer, no todos los cinturones son garantía de seguridad y otros expertos, como los del RACC, advierten de que tratar de instalarlos en algunos modelos de autobuses no demasiado modernos es tarea complicada, ya que no incorporan los necesarios anclajes. Además, advierten de que incluso pueden llegar a ser contraproducentes si no se acompañan de los correspondientes cojines elevadores en altura. Y cada edad requiere una altura diferente para convertir al cinturón en eficaz.
A falta de datos específicos sobre la efectividad del cinturón de seguridad en transportes escolares, un estudio realizado por el Instituto de Investigación Aplicada del Automóvil, afirma que la eyección total es la causa, o uno de los motivos, del 86% de las muertes y del 18% de las heridas graves en accidente de tráfico y responsable, además, del 95% de las heridas leves.