Con el paso de los años, se han ido perfeccionando diferentes técnicas para conservar mejor los alimentos. Entre todas ellas, una de las más empleadas es la del envasado al vacío. Ya sea en supermercados u hogares, es un método muy sencillo de guardar la comida y mantenerla segura.
Aun así, hay que saber que no es oro todo lo que reluce. Al contrario de lo que se cree, como resultado de este proceso, hay más probabilidades de que los productos se deterioren rápidamente y pierdan sus propiedades.
¿Cómo se hace el envasado al vacío?
El primer paso es entender en qué consiste el envasado al vacío. Al sacar el aire de un envase, el alimento apenas tiene contacto con el oxígeno. Por lo tanto, esto hace que la comida guarde su textura, sabores y color.
Por ese motivo, hay alimentos, principalmente los embutidos o las carnes, que se conservan durante mucho más tiempo que otros que apuestan por otro tipo de técnicas.
Por no hablar de que este método también es de mucha ayuda en las tareas de logística y transporte, porque ocupa menos espacio y la comida se transporta de una forma más eficiente y atractiva.
El error más común
No obstante, el cocinero Fernando Canales Etxanobe habla en un reciente vídeo de sus redes sociales del error que supone el “envasado al vacío”: muy a menudo se confunde con “conservación indefinida”.
De hecho, un error muy habitual es pensar que los alimentos sellados al vacío pueden ser estables a temperatura ambiente. En el fondo, no ocurre así, ya que el vacío protege cuando hay frío, pero acelera el deterioro de la comida.
Es más, la falta de oxígeno puede hacer que algunas bacterias y microorganismos se multipliquen con más facilidad y, por ende, pudiendo provocar enfermedades.
El viaje y el calor: una mezcla peligrosa
Hay ocasiones en las que, en desplazamientos largos, se cree que por llevar productos envasados al vacío no ocurre nada y que estos se mantendrán en perfecto estado durante horas y horas. Lo mismo pasa con los embutidos y quesos, envasados en plástico.
En realidad, lo que sucede es que, a una temperatura ambiente, esa protección es una trampa que acelera el proceso de descomposición del alimento. En ese caso, lo mejor es abrir el envase para que se oxigene.
Con este procedimiento, la comida puede resistir mejor al desarrollo de ciertas bacterias, de ahí que sea una alternativa más segura para que preserven su sabor y resto de propiedades.
Consejos básicos para un uso seguro
Una de las recomendaciones que más se da para conservar la comida al vacío es llevarla en neveras portátiles o bolsas térmicas con hielo. De esta forma, mantiene estable su temperatura y aguanta mejor ante los cambios bruscos de temperatura.
También es importante mirar atentamente las etiquetas, porque los fabricantes marcan en cada producto las condiciones perfectas para refrigerar y consumir el alimento en cuestión. De lo contrario, podría tener consecuencias fatales para la salud.