"La obesidad aumenta el riesgo de más de 200 enfermedades"C.P.
Entre el 18% y el 19% de los adultos vive con obesidad en el conjunto del Estado. Si sumamos el sobrepeso, la cifra supera el 60% de la población. “Es urgente dejar de simplificar este problema y empezar a abordarlo con ciencia, respeto y humanidad”, alerta Cristina Petratti, médica de familia y nutricionista con una amplia experiencia en el tratamiento de estos pacientes con obesidad y autora de Pierde peso. Además, esta enfermedad se ceba en niños y adolescentes. “El problema es que esta infradiagnosticada y minusvalorada para sociedad, así como por parte de los profesionales sanitarios”, alerta, al tiempo que insiste en señalar que “la gestión emocional es la gran olvidada en el abordaje de la obesidad”.
QUIÉN ES
Cristina Petratti, autora del bestseller Pierde Peso y que forma parte de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), es una destacada médica especialista en obesidad y coaching nutricional, reconocida por su compromiso en transformar vidas a través de un enfoque integral y personalizado.
¿Ser obeso es solo estar gordito, o es algo más como lanzadera de otras patologías físicas y psicológicas?
La obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial. No es simplemente tener un sobrepeso estético. Es un trastorno de la regulación energética del cuerpo, influido por factores genéticos, hormonales, ambientales y emocionales. Sabemos que aumenta el riesgo de más de 200 enfermedades, desde diabetes tipo 2, hipertensión y apnea del sueño, hasta depresión y algunos tipos de cáncer. Pero también afecta a la autoestima, a la calidad de vida y al bienestar emocional.
"Sabemos que la obesidad aumenta el riesgo de más de 200 enfermedades”
La obesidad afecta al 18% de los adultos y el sobrepeso a más del 37%. La suma es alarmante. ¿Cómo cree que puede ayudar?
Mi libro propone un enfoque integral: no se centra solo en lo que comemos, sino en cómo pensamos, sentimos y decidimos. Porque cambiar hábitos sin abordar las emociones es como querer tapar el sol con las manos. Trabajo desde la empatía, alejándome del juicio y acercándome al acompañamiento real. Mi método une ciencia, escucha y acción, con estrategias concretas para transformar la relación con la comida, el cuerpo y la salud.
Salud mental y obesidad. ¿Tienen alguna relación estas dos epidemias rampantes?
Sí, están profundamente entrelazadas. Hay una relación bidireccional entre salud mental y obesidad. El estrés crónico, la ansiedad y la depresión pueden conducir a una alimentación emocional, alteraciones del sueño, sedentarismo y aumento de peso. A su vez, vivir con obesidad, en una sociedad estigmatizante, incrementa el riesgo de trastornos del estado de ánimo. Por eso, la gestión emocional no es un “extra”, es un pilar del tratamiento.
Cristina Petratti es autora del libro 'Pierde peso'.
¿Qué se suele dar primero el crack psicológico y después la deriva a la obesidad o viceversa?
La mayoría de las veces, el origen es mixto. Pero en muchos casos, lo emocional antecede. Estrés, trauma, culpa, duelos no elaborados… generan comportamientos como el picoteo, el atracón o el abandono del autocuidado. Lo importante no es tanto buscar un culpable como entender el contexto, y desde ahí, intervenir con compasión, ciencia y estrategia- Las emociones van al estómago y éstas, junto con los pensamientos y los neurotransmisores, son responsables de la efectividad para perder peso. La atención psicológica es fundamental para abordar los problemas asociados a las personas con obesidad desde una perspectiva integral y personalizada.
Con fármacos tan a mano como Ozempic, Wegovy, Rybelsus y los que vendrán, ¿es más fácil que nos olvidemos de seguir dieta equilibrada, hacer ejercicio...?
Los agonistas del GLP-1 han demostrado ser herramientas eficaces y seguras para el tratamiento de la obesidad. Pero no sustituyen el cambio de hábitos, ni reemplazan el abordaje integral. Funcionan mejor cuando se integran en un tratamiento multidisciplinar: alimentación flexible, movimiento, apoyo emocional y seguimiento médico. No son la solución mágica, pero sí pueden ser el punto de apoyo que muchas personas necesitan para salir del círculo de la frustración.
¿Qué importancia tiene el cuándo, el cómo y el con quién a la hora de llevar una dieta saludable?
Muchísima. Comer no es solo una acción fisiológica, es también un acto social y emocional. No se trata solo de calorías o porciones. Importa el entorno, el ritmo, el vínculo. Comer despacio, en compañía, sin pantallas, reconectando con las señales internas, mejora la digestión, el metabolismo y la relación con la comida. Alimentarse también es vincularse.
¿Qué peso tienen en la aparición de la obesidad la genética familiar y la vivencia epigenética?
Se estima que entre un 40% y un 70% del riesgo de obesidad es hereditario. Pero la genética no es un destino, es una predisposición. El entorno (epigenética) —desde la alimentación en la infancia hasta el sueño, el estrés o el acceso a alimentos reales— puede activar o silenciar esos genes. Por eso, los cambios de hábitos sostenidos sí pueden transformar trayectorias familiares.
"Vivimos en un entorno obesogénico, que promueve el consumo de alimentos ultraprocesados”
La tele, las redes, la publicidad... Nos bombardean con productos poco saludables.¿Cómo sustraerse a sus atractivos?
La obesidad no es solo una cuestión individual. Vivimos en un entorno obesogénico, que promueve el consumo de alimentos ultraprocesdos y hábitos sedentarios. Educar en pensamiento crítico, regular la publicidad engañosa (especialmente hacia niños), fomentar políticas de salud pública y enseñar cocina simple y saludable desde la infancia son pasos necesarios. La información sin transformación no alcanza.
¿A quién recomendaría su libro?
A todas las personas que se han sentido juzgadas por su cuerpo. A quienes han probado todo y creen que fallan por falta de fuerza de voluntad. A las madres que quieren dejar otra herencia emocional a sus hijas. A los profesionales de salud que quieren humanizar su mirada. Y a mí misma, en cada etapa de mi vida, como recordatorio de que la transformación es posible, siempre que haya compromiso, empatía y acción.