La menopausia o climaterio, es, tal y como así la definen los expertos de la Organización de Consumidores y Usuarios, un proceso natural que sucede en la vida de las mujeres cuando sus periodos menstruales desaparecen de forma definitiva. Una fase que suele producirse entre los 45 y 55 años, al agotarse la reserva de folículos ováricos.

Los cambios hormonales que se producen (la drástica bajada de los niveles de estrógenos y progesterona) provoca una serie de síntomas que en algunos casos llegan a ser muy molestos, e indudablemente suponen un cambio en la vida de la mujer. 

¿Cuáles son los síntomas de la menopausia?

Según señalan desde la Clínica Universidad de Navarra, los síntomas más característicos son la aparición de sofocos, referidos típicamente como una sensación de calor que surge en el pecho y se irradia hacia el cuello y cara y que pueden acompañarse de intensa sudoración. Normalmente vienen a durar unos minutos, aunque pueden ser más prolongados.

Tal y como indican, otros síntomas que pueden asociarse a corto plazo son la sequedad vaginal, la quemazón en los genitales, la frecuencia y urgencia en la micción, y una mayor frecuencia de infecciones urinarias. También es característica la pérdida de la elasticidad de la piel y los cambios en la textura, el tamaño y la consistencia de las mamas. Muchas mujeres refieren episodios de ansiedad, depresión, irritabilidad, pérdida de memoria e insomnio.

También es característica una disminución en la libido, es decir, en el apetito sexual, que se puede ver agravado por las molestias producidas en la relación sexual, debido a la sequedad vaginal.

Unos síntomas que pueden ser tanto físicos como psicoemocionales. Los expertos de la Organización de Consumidores y Usuarios han recopilado una serie de medidas que ayudan a reducir algunas de las molestias asociadas a la menopausia.

10 buenos hábitos para una menopausia saludable

Hacer ejercicio físico de forma regular

Según indican los expertos de la OCU, la ausencia de ejercicio físico se asocia a un mayor riesgo de síntomas vaginales. El ejercicio suave, regular y mantenido refuerza los huesos y músculos y se ha demostrado que aumentar la actividad física reduce el riesgo de sufrir problemas vasculares.

Dejar de fumar

Fumar incrementa el riesgo de padecer sofocos. 

Seguir una dieta sana y equilibrada

El sobrepeso y la obesidad contribuyen, según indican, a aumentar la probabilidad de tener sofocos y síntomas vaginales. Para prevenir o retrasar la osteoporosis hay que adoptar una alimentación rica en calcio, que se obtiene básicamente de la leche y sus derivados y las hortalizas de hoja verde.

Evitar los platos y las bebidas calientes

Evitar los factores que pueden precipitar los sofocos, como los platos muy calientes o especiados, las bebidas calientes, el alcohol y el café.

Técnicas de relajación

Aprende técnicas de relajación, practica mindfulness, yoga o pilates. Ayudará a manejar los vaivenes emocionales y a desconectar, además de ser una buena actividad física. 

Evitar la ropa ajustada

Desde la OCU recomiendan vestir con distintas capas que se puedan quitar si se tienen sofocos, y, por la noche, utilizar tejidos ligeros y frescos. 

Utilizar hidratantes vaginales

La sequedad vaginal puede hacer el coito más doloroso y afectar a las relaciones sexuales: en ese caso, desde la OCU aconsejan utilizar hidratantes vaginales, con el objetivo de proporcionar cierto alivio a las molestias derivadas de la sequedad vaginal. 

No descuidar la vida social ni los hobbies

Apuntarse a actividades que llamen la atención, como un club de senderismo o de lectura, o mantener las que ya se hacen. Además de entretener, facilitan conocer a otras personas o mantener un contacto social. 

Dormir lo suficiente

Hay que tratar de dormir lo suficiente. Si es preciso, puede haber alternativas que ayuden a dormir mejor y prevenir el insomnio.

Consultar al médico de cabecera

Si la ansiedad o el estrés, o bien los síntomas depresivos persisten o se intensifican, lo ideal es consultar con el médico de cabecera. Hay que pensar que, además de las opciones farmacológicas, la terapia cognitivo-conductual ha mostrado ser eficaz para abordar la sintomatología y el malestar asociado a la menopausia.