A la clínica de Mikel Sánchez acuden desde el Rey Juan Carlos a Rafa Nadal o Andrés Iniesta, pero él afirma que sus tratamientos a quien realmente benefician es a la gente de a pie. Considerado una de las grandes eminencias de la traumatología, se sitúa a la vanguardia de los últimos tratamientos, y acaba de lanzar la plataforma MIKS para avanzar en medicina regenerativa.
Su especialidad parecía muy mecánica, casi de carpintería, y ahora ha dado un giro de 180º. No sé si se puede decir que han cambiado el bisturí por las células madre.
Claro, es un cambio de concepto absoluto. En el aparato locomotor, la ortopedia ha sido históricamente muy mecánica, de placas, tornillos, prótesis y, sin embargo, con el nuevo siglo irrumpe toda la biología, las terapias biológicas con células madre, factores de crecimiento... Eso ha supuesto un cambio de paradigma en nuestra especialidad.
Y hay menos intervenciones.
Sí, ahora operamos menos que antes y vemos casos que se pueden resolver sin operar. Una rodilla antes era aguantar del dolor y cuando empiezas a cumplir años, te ponemos una prótesis. Mientras tanto tomas medicinas antiinflamatorias, analgésicos.... Ahora hacemos un tratamiento biológico y te estimulamos la rodilla, mejoramos el dolor y retrasamos la colocación de la prótesis con buena calidad de vida.
Parece que vislumbra un futuro sin prótesis.
Todavía queda un poco. Lo que sí es evidente es que en paralelo a toda la biología, está la tecnología, toda la robótica. Tenemos un robot que nos ayuda a que pongamos todas las prótesis bien y duren más años. ¿Qué nos falta? Que esas prótesis sean más biológicas, porque ahora al final es hierro y plástico contra el hueso. ¿Qué va a pasar en el futuro? Habrá una etapa intermedia en la que esos materiales sean más biológicos, más parecidos al hueso y duren más.
“Las infiltraciones están casi proscritas por los efectos a medio plazo. La cortisona infiltrada termina empeorando la situación”
Y se puede seguir soñando con...
La siguiente fase que veo yo es que habrá trasplantes, o de animales hacia nosotros que no rechacemos, o trasplantes de cartílago, o fabricaremos tejidos en las impresoras 3D que poco a poco hagan desaparecer los metales de nuestro cuerpo. Será la biología contra el metal.
Tengo un amigo de 65 años que se acaba de poner una prótesis. ¿Tenía que haber esperado?
No, tampoco es eso. Hasta ahora en el 80% de los casos de prótesis de rodilla el paciente está encantado. El 20% está menos satisfecho. Pero cuando va bien, la vida media es de quince años de bienestar. Que estamos demostrando con nuestros tratamientos que se puede retrasar, es verdad, pero no todo el mundo conoce esta posibilidad. El que se ponga una prótesis a los 65 años en 2024 es correcto. ¿Que igual podríamos haberla retrasado hasta los 75?, puede ser. Dentro de un tiempo probablemente hayamos demostrado que se puede posponer bastante la edad de la prótesis, y sea un tratamiento instaurado en todos los hospitales.
¿Qué aplicaciones tienen los tratamientos biológicos? ¿Estamos hablando de rodillas, caderas, menisco, espalda...?
Todo lo dicho, pero el mayor volumen de casos que tratamos es de rodilla. Después de las rodillas están las tensiones meniscales. Una rotura de menisco de gente de 50 años o más antes la operábamos. ¿Qué es lo que hemos visto? Que se deterioran mucho antes que si no las hubiésemos operado. A medio plazo hemos empeorado la situación de esos meniscos que si los hubiésemos tratado inyentando factores de crecimiento. Así que solo operamos el 10% de lo que interveníamos antes y el resto se mejoran y se estabilizan sin cirugía, y eso es un gran avance.
Las infiltraciones han parecido durante mucho tiempo una pócima mágica para tratar el dolor. ¿Están superadas?
El problema de las infiltraciones es que infiltrábamos anestesia local con cortisona. Eso hacía un efecto antiinflamatorio muy potente y de efecto muy rápido pero corto. Al cabo de seis u ocho semanas volvía el dolor. Y volvíamos a infiltrar ¿Qué vimos? Que esa cortisona infiltrada varias veces terminaba empeorando la situación de la rodilla o de la cadera. Por eso ahora están casi proscritas por los efectos a medio plazo. En el deporte se usaban muchísimo hace 20 ó 25 años y veíamos a futbolistas que se rompían porque su articulación se había degenerado por la cortisona. Ahora decimos fuera cortisona, e intentamos regenerar el tendón inyectando factores de crecimiento. Es más lento el efecto, menos espectacular, pero terminan curándose y evitas complicaciones.
En la columna, ¿hacen igual?
En la degeneración en la columna aplicábamos radiofrecuencia para calentar un poco los nervios que producían el dolor e infiltrar cortisona. Tenía efecto pero terminaba degenerando más los discos. Ahora hacemos lo mismo con la radiofrecuencia, pero ponemos factores de crecimiento y regeneramos el tejido. El efecto es mucho más duradero y proporciona mejor calidad de vida.
Acaba de lanzar una plataforma científica, MIKS, para profundizar en la medicina regenerativa.
Es que ha habido una explosión de tratamientos biológicos en todo el mundo, pero están algo descoordinados, con muchas discrepancias sobre cuál es el mejor, en qué dosis, por qué vía. Por eso, para poder avanzar se nos ocurrió la plataforma MIKS que pretende aglutinar todo el conocimiento que hemos adquirido en estos veintitantos años. Es muy importante poner en común los protocolos, queremos que venga la gente, se forme aquí y juntar en una nube todos nuestros casos para sacar conclusiones.
A usted le llaman el ‘mago de las rodillas’. Además de la edad, ¿qué es lo peor para una rodilla?
No hacer ejercicio. El sedentarismo y el sobrepeso son los dos factores peores para que la rodilla se estropee. Los animales salvajes, un lobo, un jabalí a no ser que se rompan una pata no tienen artrosis, pero los perros que hemos metido en casa, que hemos hecho sedentarios y han engordado y tienen sobrepeso, tienen artrosis.
“Lo peor para una rodilla es no hacer ejercicio. El sedentarismo y el sobrepeso son los dos factores peores para que se estropee”
Donde llega la sangre se pueden curar las cosas, dice usted.
Claro, la sangre cura, si un pie en una mano no llega la sangre, se necrosa. En la sangre están todas las proteínas y los nutrientes que mantienen tienen las células vivas. Entonces, quitamos de la sangre lo que no sirve para regenerar como glóbulos rojos, ó glóbulos blancos y concentramos todo lo demás para que sirvan de estimulante y hagan que la lesión se cure pronto y haya menos recidivas.
Todo esto suena a tratamientos muy caros.
Pues no tiene por qué. Ha sido muy cara la investigación y lo sigue siendo, sobre todo porque no hay muchas ayudas. Sale relativamente caro hasta que no se populariza y es un tratamiento habitual. Es como cualquier cosa novedosa que cuando nace, es muy cara. Como los tratamientos para la hepatitis C, pero luego los precios van bajando.
O sea que no solo son terapias para deportistas de élite.
Los deportistas son los menos numerosos. El gran beneficio es para las personas normales, para ti, para mí y para las personas que nos vamos haciendo mayores y necesitamos que no envejezcan nuestras articulaciones. O para la gente que se lesiona un fin de semana o se cae en el campo. ¿Qué pasa en el deporte? Que es más mediático que un futbolista se recupere pronto y vuelva rápido a jugar. Sin embargo, el gran aporte es para las personas de la calle.
Pero en la sanidad pública todo esto parece ciencia ficción.
Se está empezando ahora. Se dio como excusa que no había evidencia científica. Pero para que la haya, tienes que aplicar los tratamientos, medir y valorar resultados y compararlos. Nunca hay una dirección científica de algo que sale nuevo porque no ha habido tiempo para demostrarlo. Ahora ya hay un consenso de la Asociación Europea de cirugía de rodilla, donde estamos alrededor de 200 personas, que ha comprobado que es un tratamiento eficaz y de primera línea.