Desde que nos tumbamos hasta que nos volvemos a levantar de la cama pasamos por varias fases. Tal y como hacemos en la vida, evolucionamos y cambiamos. Una de esas variaciones y que seguro que has estado notando por experiencia propia o por personas de tu alrededor, es que cada año nos vamos despertando un pelín antes

Está más que comprobado que las personas de la tercera edad se van antes a la cama y, con naturalidad, se levantan muy temprano para empezar el día. No es porque se aburran durmiendo o quieran despertarse tan temprano, sino que tiene una explicación científica que deberías saber para un futuro cercano. A su vez, te explicaremos cómo combatir este hábito tan madrugador.

Hombre intentando apagar el despertador.

La edad equipara al sueño

Cuando nacemos, tenemos la necesidad biológica de dormir una media de 18 horas. Cuando vamos creciendo, vamos alternando el sueño nocturno con las siestas y al llegar a la edad adulta, muchos suprimen las siestas para dormir simplemente las ocho horas recomendadas.

Problemas nocturnos

Cuando ya tenemos cierta edad, los trastornos del sueño suelen ser uno de los problemas principales a la hora de dejar de disfrutar del descanso nocturno. Trastornos comunes como el insomnio o la apnea obstructiva del sueño se juntan con otros problemas muy comunes como la necesidad de orinar a mitad de la noche (nicturia). A su vez, solemos dejar de lado las actividades físicas que nos podrían cansar más, por lo que dormir para estar descansados no será tan necesario. 

Trastornos nocturnos


  • Insomnio. El insomnio es uno de los trastornos del sueño más comunes. Consiste en la dificultad para conciliar el sueño, la facilidad para despertarse varias veces por la noche o el despertarse mucho más temprano de lo planeado. Se recomienda no hacer ejercicio antes de ir a dormir, no echarse siestas para descansar más por la noche, no tomar café ni fumar tabaco. También hay gominolas en las farmacias, pero antes se debería hablar con un especialista para que indique qué es lo mejor para tu caso.
  • Apnea obstructiva. Sucede a mucha más gente de la que parece y se trata de un cierre total en las vías respiratorias. Puede darse varias veces durante la noche e impide respirar con normalidad mientras dormimos. Lo mejor es comentarle al médico el problema para que se pueda empezar el tratamiento lo antes posible.
  • Piernas inquietas. Los síntomas suelen aparecer cuando se está en la cama y se trata de una sensación molesta que obliga a movilizar las piernas. Se puede reducir con baños de agua caliente y con masajes relajantes, pero por receta médica también se pueden obtener algunos medicamentos.
  • Narcolepsia. No se sabe aún bien de dónde sale y cómo se produce la narcolepsia, pero se define como un acceso casi imposible a la fase profunda del sueño por la noche y varias fases de somnolencia durante el día. Es un trastorno diferente, por lo que es conveniente consultarle al médico de confianza y que el profesional mire los posibles estimulantes que puedan ayudar.

Mujer intentando mirar la hora que marca el reloj.

Por otro lado, conforme nos hacemos mayores, nuestras horas nocturnas de sueño son mucho más superficiales que cuando somos más jóvenes. Esto se debe a que, durante la juventud y la vida adulta, todos tenemos tres fases del sueño: N1, N2 y N3. Las dos primeras son las fases de sueño superficial y la última, la que vamos perdiendo con el paso de los años, es la fase de sueño profundo. Esta es la que nos ayuda a descansar y hace que el cerebro ‘se cure’.

Es algo natural del cuerpo humano ir creciendo y cambiando, por lo que no nos debe preocupar hacernos mayores. Simplemente los problemas irán apareciendo por sí solos, pero llevando una vida saludable y con hábitos controlados se pueden reducir en gran medida muchos trastornos y enfermedades.