Aunque las intoxicaciones alimentarias no entienden de épocas de año y ocurren en cualquier momento, en verano es más importante extremar las precauciones. Con las altas temperaturas, la afluencia de microorganismos aumenta, tanto en los alimentos como en las superficies donde se elaboran, y la cadena de frío se puede romper más fácilmente, provocando que los alimentos se estropeen con mayor rapidez.

La seguridad alimentaria es un derecho humano y es muy importante garantizar que los alimentos sean seguros para evitar todas aquellas enfermedades que se transmiten a través de ellos, como son la salmonelosis, la hepatitis A, la enfermedad por anisakis... Los alimentos insalubres plantean amenazas para la salud a escala mundial y ponen en peligro la vida de las personas. Hay grupos que son más vulnerables a sufrir estas intoxicaciones y esto sucede porque tienen el sistema inmunitario más débil; por ejemplo los lactantes, los niños pequeños, las embarazadas, las personas mayores…

Para prevenir dichas intoxicaciones en casa es necesario seguir una serie de normas de higiene durante la preparación y la conservación de las comidas. Los expertos en alimentación saludable y sostenible de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) han propuesto diez consejos para garantizar la seguridad de los alimentos en casa. Estos son:

1. Seguir las cuatro normas básicas de la seguridad alimentaria: limpiar, separar, cocer y enfriar.

2. Lavarse muy bien las manos, sobre todo después de ir al baño, estornudar, manipular alimentos crudos o tocar a animales domésticos.

Una persona lavando un tomate.

3. Limpiar con frecuencia los utensilios y equipos de cocina. Las superficies donde se manipulan los alimentos (encimera, tablas), al igual que los utensilios de cocina, deben mantenerse limpios, ya que pueden esparcir los microorganismos y contaminar los alimentos.

4. Utilizar agua y materias primas seguras. Las materias primas y el agua pueden contener microorganismos y contaminantes químicos. Por eso hay que seleccionar muy bien los productos crudos y no beber ni utilizar agua no potabilizada.

5. Mantener los alimentos a una temperatura segura. Los alimentos perecederos deben estar protegidos y conservados en lugares adecuados y, los que no son perecederos, deben introducirse en el refrigerador o congelador tan pronto como sea posible.

6. Consumir los alimentos conservados en la nevera (4ºC) en un plazo máximo de dos a cuatro días. Es posible conservarlos más días, pero se deberán congelar (algunas de sus características, como su textura, pueden verse afectadas).

7. Separar los alimentos crudos de los cocinados. Es muy importante no utilizar los mismo utensilios de cocina al manipular alimentos crudos y alimentos cocinados para evitar la contaminación cruzada. A la hora de conservarlos en la nevera, también han de estar en espacios diferenciados y en recipientes tapados para evitar que se contaminen entre ellos.

Nevera con productos en recipientes separados.

8. No descongelar los alimentos a temperatura ambiente. Durante el proceso de descongelación pueden crecer microorganismos patógenos que contaminen a los alimentos.

9. Cocinar los alimentos a una temperatura superior a 63ºC. Hay que consumir los alimentos completamente cocinados y prepararlos con la mínima antelación posible.

Dos ollas con alimentos hirviendo.

10. Utilizar huevos que tengan la cáscara limpia e íntegra. Nunca se deben lavar los huevos antes de usarlos ni romper la cáscara en la misma superficie donde se servirán.

La mayoría de intoxicaciones son leves y se van por sí solas pero, en otros casos, se pueden complicar y requieren hospitalización. Por esto es muy importante seguir estos consejos para no arruinarte el verano.