En España hay más de 1.200.000 personas que sufren de Alzheimer, a los que hay que añadir los casos que aún están sin diagnosticar. Y lo más preocupante es que la tendencia indica que en los próximos quince años se podrían superar los siete millones, ya que cada vez aumentan más la población mayor de sesenta años y la esperanza de vida.
España es el tercer país del mundo con más casos de demencia, solo superado por Francia e Italia. En todo el planeta se estima que hay más de cuarenta y seis millones de personas afectadas, una cifra que podría duplicarse en los próximos años.
Aunque el perfil de la persona que sufre esta enfermedad se sitúa en una media de 78 años, cada vez más va existiendo un desarrollo precoz. El síntoma más común es la dificultad para recordar algo recién aprendido, pues esta enfermedad afecta en primer lugar a la parte del cerebro dedicada al aprendizaje, y a medida que va en aumento se producen la desorientación, los cambios de humor y de comportamiento, confusión, etc. El diagnóstico se hace mediante una exploración física y neurológica, resonancia magnética y un TEP que puede mostrar la cantidad de placas y ovillos neurofibrilares.
Aunque no existe una cura, sí hay medicamentos para mejorar la vida de los enfermos y para que el Alzhéimer avance más lentamente. Además, es muy importante seguir una serie de hábitos y rutinas que faciliten el día a día de los enfermos. Los expertos de Thyssenkrupp Home Solutions, uno de los principales fabricantes y proveedores de plataformas y sillas salvaescaleras, aconsejan cinco.
1 Simplificar al máximo las tareas y dedicar más tiempo al enfermo. Una persona con Alzheimer puede agitarse cuando las tareas que antes eran simples se vuelven difíciles, así que es importante simplificárselas al máximo y dedicarle más tiempo. Esto hará que el enfermo no se ponga nervioso y necesite menor cantidad de ayuda para realizarlas. Para hacerle estas tareas más sencillas se pueden poner etiquetas en los cajones y armarios, apuntarlas en un calendario de manera que se puedan ir tachando y usar vestimenta fácil y cómoda de poner.
2 Flexibilidad en el día a día, aunque con rutinas. Algo muy importante a la hora de ayudar a una persona con Alzheimer es ser flexible, particularmente en los días más difíciles. Una rutina diaria puede ayudarle a hacer más llevadera su enfermedad, pero siempre hay que ser flexible, de tal manera que si un día una de esas tareas resulta imposible de realizar es mejor dejarla para el día siguiente.
3 Crear un ambiente seguro. La persona con Alzheimer tiene el riesgo de sufrir lesiones si el ambiente en el que está no es seguro. Es necesario que no haya peligros y se aconseja adaptar la vivienda a las necesidades de la persona que sufra la enfermedad. Es importante instalar una cama especial que permita levantarse con facilidad, evitar barreras, es decir, quitar los muebles que dificulten el paso, alfombras peligrosas... También tener rampas, accesos habilitados para personas con movilidad reducida y un salvaescaleras. También es importante que la vivienda sea segura. Una buena opción es colocar cerrojos ocultos en ventanas y puertas y usar más iluminación, sobre todo por la noche.
4 Crear un ambiente tranquilo. Para que el enfermo se sienta tranquilo en casa es recomendable poner música clásica y usar colores suaves en los techos y paredes, ya que los colores fuertes pueden provocar desasosiego y estrés. Es muy importante que por la noche duerma lo máximo posible, ya que la falta de sueño puede hacer que pierda la tranquilidad. Para ello hay que evitar al máximo que la persona enferma duerma por el día largos periodos, ya que esto hará que se altere su sueño nocturno.
5 Extremar la precaución con las comidas e higiene. El deterioro cognitivo hace que la persona con demencia tengan más dificultad a la hora de comer, por lo que es importante facilitarle al máximo ese momento. La mejor manera, y que además sirve para seguir una dieta saludable, es triturar al máximo los alimentos. Se pueden hacer más cremas, purés, sopas... Es importante estimularle para que coma haciendo platos variados y fáciles de digerir, evitando espinas, huesos y alimentos peligrosos, y lo más importante: no obligar a comer, ya que la demencia afecta a la salud dental y la causa de no querer comer pueden ser llagas o encías inflamadas. A la hora de la higiene es importante que se le recuerde de forma periódica que tiene que ir al baño, y si es posible cambiar la bañera por una ducha para facilitar el aseo personal, ya que para ellos puede ser traumático que alguien les ayude en esos momentos tan personales, y cuánto más puedan hacer por si mismos, mucho mejor.