Cuando la temporada invernal toca a su fin, con los últimos deslizamientos sobre la nieve que permita la climatología en el Pirineo leridano, es la ocasión perfecta para dejarse cautivar por un patrimonio cultural que hace singular tanto a las montañas como a las Tierras de Lleida. De hecho, en la visita a este territorio aguardan monumentales castillos, museos e iglesias que albergan tesoros de primer nivel.

La cultura, el arte y las tradiciones son un trío de ases que se fusionan en un entorno único en el que dejarse seducir con visitas para recordar. En el caso de los museos, de toda índole y temática, destaca el nuevo Morera, dedicado al arte moderno y contemporáneo. Ubicado en la capital del Segrià, es el reflejo de las expresiones artísticas actuales y de la creatividad local.

Por su originalidad, el Museo de los Vestidos de Papel de Mollerusa, en el Pla d’Urgell, ejerce de escaparate de esta tradición tan arraigada en la ciudad desde hace tiempo. No en vano, el célebre concurso de Vestidos de Papel de Mollerusa ha celebrado ya su 60 edición, a la que se presentaron en 2024 más de 50 creaciones. En él se muestran diseños increíbles, tanto de época como actuales y fantasía.

Ecomuseo Çò de Joanchiquet, en Vilamòs.

Los museos son testigos de la vida rural de otros tiempos en las comarcas pirenaicas. Entre los más representativos figura el Ecomuseu de los Valles de Àneu, situado en Esterri de Àneu, en el Pallars Sobirà. Por su parte, el municipio de Vilamòs, en la Val d’Aran, acoge en una casa tradicional aranesa el Ecomuseo Çò de Joanchiquet desde hace casi 30 años. Un lugar especialmente indicado para conocer la vida de nuestros antepasados en estas montañas.

Muy cerca, en Unha, el Musèu dera Nhèu descubre el modo en que los vecinos de la zona se han adaptado históricamente a las duras condiciones del invierno, poniendo el foco en el deporte y el esquí.

Visita familiar al Ecomuseu. Marc Codolá

Por otro lado, la visita a Lleida permite también realizar un viaje en el tiempo, en concreto hasta la Edad Media, conociendo castillos. La Segarra es la comarca idónea para ello, ya que en ella se localizan castillos como el de Florejacs, el de Les Pallargues o el de Vicfred. Estos antiguos centros de dominios señoriales, que en muchos casos se mantuvieron hasta el siglo XIX, dan una dimensión histórica a la escapada. Igualmente recomendable es acercarse al pueblo medieval de Guimerà o al poblado ibérico de los Vilars d’Arbeca, en Les Garrigues.

La arquitectura religiosa cuenta igualmente con ejemplos sobresalientes, especialmente en el Valle de Boí, que exhibe iglesias románicas declaradas Patrimonio de la Humanidad. Un rico legado monumental que completa la imponente Seu Vella en la capital leridana.

Iglesia de Sant Joan de Boí. Marc Codolá

Con todo se comprueba cómo el Pirineo y las Tierras de Lleida proponen un extenso capítulo cultural añadido al resto de atractivos naturales, gastronómicos, termales y hasta astronómicos con los que componer una experiencia multisensorial de primer orden.

El deporte blanco en sus 11 estaciones de montaña y esquí para todas las modalidades, el turismo de bienestar, los impresionantes paisajes y la historia se fusionan allí de forma armoniosa. El invierno es uno de los momentos perfectos para descubrirlo de primera mano.

Iglesia de Santa Mª de Taüll. Marc Codolá