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Pirineo y Tierras de Lleida: Un destino ‘de cuidado’

La demarcación de Lleida rinde culto al bienestar en invierno, con centros termales de primer nivel. Y como ingrediente añadido a la relajación, la gastronomía con productos de la tierra supone una tentación irresistible.

Pirineo y Tierras de Lleida: Un destino ‘de cuidado’Clavera Oriol

El invierno, que tiñe de blanco los paisajes del Pirineo y las Tierras de Lleida, es la estación idónea para entregarse al turismo de bienestar en cualquiera de sus numerosos centros termales, donde relajarse durante la visita. Los variados tratamientos específicos que ofrecen en sus cuidadas instalaciones demuestran la importancia de cuidarse, para completar el disfrute en la demarcación.

Son ejemplos de ello el moderno balneario de Caldes de Boí, que era utilizado turísticamente en el siglo XVIII o las Termas de la Baronia de Les, que ya frecuentaban los romanos. Pero además, el visitante amante del turismo termal puede conocer el hotel termal más alto de Europa: los Banhs de Tredòs, o contemplar la surgencia termal de Arties.

Para que esta experiencia con beneficios para la salud sea plena, el visitante puede añadirle el ingrediente gastronómico a base de productos locales de calidad, donde el aceite y el vino son grandes protagonistas. Así, los foodies o turistas gastronómicos encontrarán en las comarcas de Lleida un destino que armoniza los productos de proximidad con una larga tradición de cocina a fuego lento, no exenta de toques de innovación en los fogones. Todo ello maridado con buenos vinos y un servicio siempre cercano y atento.

Descanso en familia en el hotel l’Alcova.

En este sentido, el Pirineo y las Tierras de Lleida tienen una gran tradición en ser productores de exquisitos alimentos gourmet. Junto al aceite de Les Garrigues despuntan la ternera del Pirineo, los turrones de Agramunt, la pera de Lleida, el queso y la mantequilla del Alt Urgell y la Cerdanya, los embutidos… enriqueciendo la oferta gastronómica de la demarcación.

Allí, los amantes de la tradición no podrán resistirse a probar recetas con productos de la tierra que han viajado en el tiempo de generación en generación. Es el caso de los caracoles, la olla aranesa, la coca de recapte, la cazuela de tros, el civet de jabalí, el trinxat o la girella.

Restaurantes de gran tradición brindan placeres gastronómicos únicos a lo largo y ancho del territorio. Pero incluso las estaciones de esquí, como la de Baqueira Beret, proporcionan experiencias gastronómicas de alto nivel en sus pistas. O bien en refugios como el del Gall Fer, en las pistas de Virós-Vallferrera, donde disfrutar de una buena comida aderezada con magníficas vistas.

Experiencia gastronómica en la Conca Dellà.

Maridajes en bodegas

El mejor maridaje para la cocina de la tierra viene de la mano de la D.O. Costers del Segre. Dentro de su Ruta del Vino de Lleida ofrece la posibilidad de visitar las bodegas repartidas por las comarcas leridanas, donde se pueden catar y comprar caldos elaborados por productores locales con un sello que certifica su calidad.

La experiencia del enoturismo lleva a descubrir una fusión de tradición, innovación, patrimonio y paisajes espectaculares de viñedos recorriendo la citada ruta. En ella, las bodegas de la mencionada D.O. dan a conocer sus secretos en el arte de elaborar vino.

Aromas, sabores, experiencias y cultura enológica se aúnan en esta experiencia alrededor del vino, que servirá, al mismo tiempo, para conocer más a fondo a las gentes del lugar, sus tradiciones y cultura.

Oleoturismo en el centro cultural La Granadella.

Planes de oleoturismo

El aceite es otro de los productos estrella de las comarcas del llano, con Les Garrigues como el epicentro del aceite. Allí surgió la variedad arbequina que ha conquistado a los gourmets de todo el mundo, gracias a unas propiedades organolépticas y culinarias excepcionales, y que impulsó la primera denominación de origen de aceite de oliva del Estado, la DOP Garrigues.

Junto a esta comarca pionera hay varios destinos de interés igualmente en relación con el oleoturismo. Uno de ellos es el Segrià, que exhibe un paisaje genuinamente rural, al que han dado forma los payeses cultivando olivos y elevando construcciones de piedra seca, presentes por todo el territorio leridano y reconocidas mundialmente por la Unesco. El oleoturismo es la excusa perfecta para sumergirse en el entorno. Igualmente, en la comarca de la Noguera, el olivo ha jugado un trascendental papel como modelador del paisaje. Camino del Pirineo, allí la agricultura hace equilibrios en una naturaleza salvaje e imponente que invita a observarla tanto de día como de noche, y con un cielo considerado “el mejor de Cataluña”. Sin olvidar los aceites de altura del Pallars Jussà y los de la comarca del Urgell, donde el codiciado elixir dorado ha dado forma a unos paisajes de una belleza equilibrada.

Las estaciones de esquí del Pirineo de Lleida ofrecen servicio de gastronomía en sus completas instalaciones.

Paraíso de los deportes de invierno

El turismo en el Pirineo leridano está muy ligado a las 11 estaciones de esquí que se reparten por sus montañas. En invierno brindan unas instalaciones modernas, adaptadas a los nuevos tiempos, donde practicar la modalidad favorita de cada cual. Ya sea el esquí alpino, nórdico o de travesía, el freeride o el surf sobre la capa blanca que cubre las laderas, hay múltiples opciones para elegir al gusto. Algunas más intrépidas y otras tan agradables y atractivas como un paseo en trineo.

Las estaciones de Baqueira Beret, Boí Taüll, Espot, Port Ainé, Tavascan, Port del Comte, Lles de Cerdanya, Aransa, Sant Joan de l’Erm o Tuixent-La Vansa y Virós-Vallferrera son auténticos paraísos para los deportes de invierno, dotadas de unas instalaciones de vanguardia y un firme compromiso por el desarrollo sostenible.

Diversión en una zona de recreo infantil.

Con pistas para todos los gustos y niveles, dan cumplida respuesta a los aficionados a los deportes de acción, ya se trate de espíritus aventureros o del disfrute en familia. Algunas de las más frecuentadas con niños son la de Tavascan y Port del Comte. Esta última, ubicada en el Solsonès, es el complejo turístico invernal más austral de Cataluña.

En las instalaciones de Espot y Port Ainé tienen su refugio especies animales amenazadas, por lo que incluso llevan a cabo durante la temporada invernal talleres de educación ambiental y acciones para proteger el medio ambiente y luchar contra el cambio climático. Y en Espot espera la pista de tubbing, con un recorrido de unos 150 cm de largo y dos peraltes, en la que pasar un rato más que divertido lanzándose sobre la nieve en un “donut gigante”.