Las Landas son un destino vacacional muy popular a este lado de los Pirineos. Sus largas playas aptas para los deportes acuáticos eclipsan para la mayoría de visitantes un interior escondido bajo las copas de los pinos que son la otra seña de identidad de la región. Diez de estos rincones los propone Tourismelandes.com en una ruta que sube por la costa para luego dirigirse al interior. Y como sugerencia extra, tres rutas.
Capilla de Santa Teresa de Labenne
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Entre las dunas de la playa Labenne Ocean se construyó en 1932 una blanca capilla, la de Santa Teresa. El camino para llegar hasta allí es mágico, primero por una pasarela de madera y luego por una pequeña senda. Solos en medio de las dunas, un entorno imponente y a la vez frágil… Y en medio, una inmaculada capilla blanca erigiéndose en la distancia. Permanece cerrada y sin culto desde 1990.
Capbreton y su Estacade
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Capbreton es el único puerto de la costa landesa. Y a pesar de ser un destino veraniego muy popular no ha perdido su encanto pesquero. Pocos pescados se podrán comprar más frescos que aquí, directamente del barco recién llegado a su amarre puerto. Playas aparte, recorrer la Estacade, su emblemático muelle de madera permite contemplar el océano Atlántico y ver asistir a la entrada y salida de las embarcaciones.
El lago de Hossegor
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El lago de Hossegor está conectado con el mar y recibe toda su influencia de corrientes y mareas. Una recomendable ruta de 7,5 km recorre todo su perímetro y el canal que lo comunica con el océano. Suntuosas villas, playas de arena fina y cabañas ostrícolas forman parte de un entorno muy singular que no deja indiferente a nadie.
El Pontón de Azur
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Entre los tesoros escondidos de Las Landas destaca el Pontón de Azur en el lago de Soustons. Su encanto es cuando menos similar a la Estacade de Capbreton, pero recibe menos visitas. Un magnífico muelle de 50 metros se interna en un lago de aguas azules. En el extremo de muelle, un árbol y un banco permiten disfrutar de la tranquilidad propia de los lagos de las Landas.
La playa de Cap de l'Homy
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En pleno centro de la costa landesa, de sus interminables y largos arenales, la playa de Cap de l’Homy, en Lit-et-Mix, es, sin lugar a dudas, una de las playas más bellas de las Landas. La duna es completamente virgen. Dar un paseo por la playa permite disfrutar de este paraje natural en todo su esplendor. Eso sí, desde el más completo respeto a la naturaleza.
La playa de Navarrosse del lago de Biscarrosse
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La playa del lago de Navarrosse ofrece un entorno idílico. Hileras de pinos, agua cristalina, arena blanca… casi como estar en el Caribe. Con una ventaja añadida, sus zonas de poca profundidad permiten que los más pequeños puedan disfrutar de ella plenamente con toda la tranquilidad que merecen unas vacaciones.
El faro de Contis
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Paseando por Saint-Julien-en-Born (Contis) es imposible no fijarse en el único faro de las Landas. Para disfrutar de las panorámicas del entorno hay que subir 183 peldaños para llegar hasta la linterna a 38 metros de altura. Desde allí se contempla cómo el mundo se divide en un mar azul al oeste y otro verde al este, el del extenso bosque de pinos que caracterizan a Las Landas.
El lago de Arjuzanx
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El lago de Arjuzanx sorprende por sus aguas cristalinas, similares a las de una laguna de los atolones del Pacífico. Cada invierno más de 20.000 grullas vienen a refugiarse aquí, su principal sitio de invernada en Francia. A su alrededor se han habilitado 25 km de caminos y sendas paya para explorar este paraje a pie, en BTT o a caballo.
Labastide d'Armagnac
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Esta joya de la región de Bas-Armagnac es un pueblo con mucha historia. Su plaza mayor, la plaza Real está rodeada por casas de entramado de madera y soportales, con la iglesia fortaleza de Notre Dame cerrando uno de sus lados. Muchos consideran Labastide-d’Armagnac uno de los pueblos más bonitos de Francia. Para los amantes del ciclismo, en las afueras está el santuario Nuestra Señora de los Ciclistas, que también es un museo dedicada al ciclismo y que muestra los maillots que numerosos campeones han depositado en el recinto.
El balneario de Eugénie-les-Bains
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Esta pequeña localidad balneario contó con el apoyo de la emperatriz Eugenia de Mointijo (¿de ahí el nombre?) y ahora es donde uno de los chefs que abanderó la nouvelle cuisine, Michel Guérard, se instaló y desarrolló el concepto de “cocina para adelgazar”. Y también donde en 1977 obtuvo su tercera estrella Michelin, que aún conserva. La pareja Guérard ha transformado profundamente Eugénie-les-Bains hasta alcanzar la perfección tanto en el ámbito gastronómico como en el del termalismo y la hostelería. Un pequeño paraíso alejado del mundo, para cuidarse, descansar y disfrutar.
En kayac por el rio Leyre
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El Leyre es un río tranquilo, de aguas claras y tonalidades ámbar. Discurre por un bosque de árboles frondoso. Estos forman lo que se ha bautizado como un bosque en galería, ya que forma una cúpula vegetal sobre el agua. Es un espectacular refugio de palomas y otras cuarenta especies de aves protegidas. Con 90 km de curso navegable en canoa o piragua, hacen falta cinco días para recorrerlo y llegar a la bahía de Arcachón. Desde el centro de actividades Mexico, en Sabre, se organizan las salidas. Y no solo por el río.
Museo de Arte Contemporáneo en el bosque
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Varios artistas plásticos se han inspirado en el bosque de las Landas y lo han llenado de obras monumentales. Más de 20 obras de arte, relacionadas con la historia y al paisaje de las Landas de Gascuña, forman parte de la colección de un museo de arte contemporáneo al aire libre en todo el Parque Natural Regional de las Landas de Gascuña. Algunas de las instalaciones tienen acceso directo desde una carretera o pueblo, otras esculturas hay que buscarlas en medio del bosque y los caminos están bien señalizados con carteles de color naranja. Descubrir cada una de los esculturas es descubrir el parque.
Ruta en bicicleta por la Velodyssée
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La ruta Veodysée es un recorrido de casi 1.200 km por toda la fachada atlántica francesa, desde Hendaia hasta Roscoff, en Bretaña. Si hay un tramo de la Vélodysée que merece la pena hacer en las Landas es este. Después del ambiente acogedor de la playa de Mimizan, regresa a la tranquilidad del bosque, en medio del silencio y el olor a pino. Sentirás como te invade una sensación de expansión y conexión con la naturaleza. Al llegar a Contis, se verá el único faro de frnajas helicoidales negras y blancas y el ciclista se sentirá como un marino que llega a su destino a salvo.
Entre las dunas de la playa Labenne Ocean se construyó en 1932 una blanca capilla, la de Santa Teresa. El camino para llegar hasta allí es mágico, primero por una pasarela de madera y luego por una pequeña senda. Solos en medio de las dunas, un entorno imponente y a la vez frágil… Y en medio, una inmaculada capilla blanca erigiéndose en la distancia. Permanece cerrada y sin culto desde 1990.