El diario francés Le Monde ha alzado su mirada más allá del hexágono patrio y se ha fijado en una pequeña localidad oscense en la que ha encontrado un atractivo paraíso en el que disfrutar de un mundo de posibilidades dentro de lo que se ha dado en llamar turismo activo. Riglos se llama este destino alejado tanto de la tradicional oferta de sol y playa como del turismo cultural urbano que parecían buscar viajeros y turistas de más allá de los Pirineos.

El principal y más conocido entre los viajeros especializados atractivo de Riglos son los Mallos, unas imponentes y colosales estructuras geológicas verticales de 300 metros a cuyos pies se asienta este pequeño pueblo de la Hoya de Huesca, en el Prepirineo aragonés.

Semejantes paredes son el hogar de una de las colonias de buitre leonado más numerosa de Europa. Y quien habla de buitres también habla de sus primos los alimoches y de quebrantahuesos, pero también de las numerosas especies de otras aves rupícolas que alberga en sus oquedades y que hacen las delicias de ornitólogos y pajareros de todo el mundo. Esto son los primeros viajeros especializados que llegaron hasta aquí para satisfacer su afición.

Pero donde hay rocas altivas pronto hay deportistas que aceptan el desafío y un segundo grupo de visitantes acudió hasta allí, los escaladores y montañeros, que no dudaron en remontar las paredes para desde lo alto del Puro, el Pisón, la Visera o el Firé pudieron contemplar el mundo desde arriba.

Y mirando hacia abajo se divisa el recorrido del río Gállego, tentador curso de agua que ofrece posibilidades inmensas en deportes de aventura como el barranquismo, el descenso en kayak, el rafting. Varias empresas ofrecen actividades a los interesados. A ellos se unen las rutas de senderismo, mountainbike y similares.

Ya en el propio Riglos, los amantes de la piedras, en este caso talladas y labradas, encontraran un núcleo urbano de empinadas calles y casas tradicionales. Paseando entre los edificios también se esconde la ermita románica de San Martín, construida en el siglo XII, y los restos del antiguo molino de aceite, olivos milenarios, así como la iglesia de Nuestra Señora del Mallo del s. XVII. En esta última se custodian dos imágenes románicas de la virgen, una es la titular del templo, la Virgen del Mallo, y la otra es la Virgen de Carcavilla.

En este mes de abril , en concreto el día 23, festividad de san Jorge, tiene lugar el descenso de navatas, nombre local de las tradicionales almadías con las que se trasladaba la madera desde los montes y se llevaba a las serrerías de los llanos aprovechando la abundancia de agua en el río fruto del deshielo. Un atractivo turísticos que para los habitantes de la zona supone un recuerdo de su pasado más reicente y unas tradiciones que no se quieren olvidar.

Dónde dormir

Casa Barranquero. En la calle Santa Cruz, es una casa rural que cuenta con 2 dormitorios, 2 baños, ropa de cama, toallas, TV de pantalla plana, zona de comedor, cocina totalmente equipada y balcón con vistas a la montaña.

El Refugio de Riglos. Alojamiento con amplia capacidad para albergar hasta 80 personas. Dispone de una distribución de 5 habitaciones dobles y 10 habitaciones múltiples de hasta 8 plazas (sistema de 4 literas) con aseo, lavabo y ducha independientes en el interior de cada habitación. Se encuentra a la entrad de Riglos, en concreto en la calle Afueras 1 .

Casa Rural Las Escaleretas, en la calle de la Iglesia, tiene capacidad para 12 huéspedes en 6 habitaciones.

Casa Fiesta.Una casa rural de piedra tradicional debajo de los Mallos (o torres).Ofrecen habitaciones dobles, tanto con camas individuales como doble. Puede compartir el acceso a la cocina, la terraza, el comedor de abajo y el espacio de almacenamiento; y hay un baño/ducha para invitados.