El territorio vizcaíno que limita con Cantabria es un magnífico remate rocoso de montaña con elevaciones de 850 metros sobre las cuencas de los ríos Karrantza y Agüera. Estamos en Enkarterria y las imponentes Peñas de Ranero son su seña paisajística más notoria y occidental. Las rapaces rupícolas, como el buitre leonado, el halcón peregrino, el alimoche y el cernícalo vulgar, sobrevuelan desde sus riscos calcáreos bosques de robles y encinas y campiñas recortadas con sabiduría ganadera que acogen por igual a una fauna sigilosa. Está comprobado que estas aves se reproducen en la zona. No ocurre así con el búho real que la visita con asiduidad. Otras de las especies habituales de los roquedos son las chovas piquirroja y piquigualda, el roquero rojo, acentor alpino y el avión roquero. El topillo nival es un pequeño mamífero que tiene una de sus tres poblaciones vascas entre las rocas calizas de las Peñas de Ranero.
El mosaico paisajístico y la diversidad natural del parque hacen que esté integrado en la red Natura 2000. Destacan la comunidad de quirópteros, con dieciséis especies de murciélagos, el lagarto verdinegro, el tritón jaspeado y el sapo partero común. Otros, como el armiño y el escarabajo ciervo volante, albergan en estos hábitats montañosos, que conviven con bosques maduros de buenos sotobosques y las tradicionales explotaciones ganaderas, unas de sus escasas poblaciones vascas.
Las aves abundan entre los pastizales, setos vivos, encinares cantábricos, hayedos y robledales. Para comprobarlo, hay
que buscar una referencia sencilla de su paisaje, el pico Armañón (854 m). Mientras que hacia el norte se vierte por el extenso lapiaz de Los Jorrios, su ladera meridional lo tapiza un bonito encinar cantábrico adehesado, el encinar de Sopeña. Se trata de un paisaje poco frecuente en territorio vasco, que ofrece un atractivo paseo por este encinar de ladera protegido de los vientos del norte gracias al abrigo de la falda sureña del monte.
La senda se inicia en el núcleo rural de El Suceso y está balizada por el sendero de corto recorrido PR-BI 121. Se encamina hacia el monte Armañón para, después de ascender hasta el cordal, llegar a la campa de los Palos y la zona de pastoreo conocida como la fuente del Oro. Después de atravesar el portillo de los Motijones, alcanzamos la loma sobre la que asienta el dolmen de La Lama, asentada en un lugar de ancestral uso para el pastoreo estacional. En este punto podemos ascender hasta la cima del Armañón, donde obtenemos unas vistas magníficas del valle de Karrantza.
De regreso a la pista principal, desembocamos en un sinuoso sendero que desciende hasta el encinar. Sorprende por su aspecto tupido y el ambiente de fantasía que le confieren los viejos árboles de encinas y castaños y los musgos creciendo sobre las rocas. La ruta atraviesa un mosaico de paisajes donde podemos ver al picamaderos negro, un pájaro carpintero grande que solo habita bosques maduros y que resulta inconfundible con otros pícidos por su plumaje negro culminado en la parte superior de la cabeza por una mancha roja. El pito real y el pico picapinos también quedarán a nuestro alcance si permanecemos atento a los sonidos del bosque.
Atravesamos el encinar de Sopeña
, que parece un bosque encantado, y a medida que descendemos los árboles empiezan a espaciarse. La actividad ganadera y el aprovechamiento de la madera han favorecido que en zonas del encinar los ejemplares estén aislados en un paisaje de dehesa compuesto de descomunales árboles. Entre el encinar y el pinar que veremos ladera abajo no es raro ver a la culebrera europea y al abejero europeo junto a otras rapaces forestales, como el azor y el gavilán.
A medida que bajamos la senda desemboca en caminos más transitados hasta hacerse pista; es el momento de reconocer los perfiles del milano negro -en verano- y el busardo ratonero, que se harán familiares al paso, así como la presencia de los milanos reales que acuden a sus dormideros cada día. Entre las aves pequeñas del bosque veremos al bonito reyezuelo listado. El último tramo del itinerario atraviesa el pinar y plantaciones de roble americano antes de retornar hasta El Suceso, para lo que abandonamos de nuevo la pista que se dirige a Paules, para a la altura de un bosquete de robles desviarnos junto al arroyo Zarangustillo que desemboca, ahora sí, en la pista que regresa al punto de partida.
el suceso
No te pierdas este pequeño barrio, llamado así en honor a la patrona de Karrantza, la Virgen del Buen Suceso. La ermita erigida a su culto se halla sobre la colina de Peña Grande, a apenas a trescientos metros del núcleo y se trata de un mirador magnífico del valle. El Suceso cuenta con una singularidad: una plaza de toros que destaca adosada a la iglesia, lo que veremos nada más comenzar la ruta.
FICHA práctica
ÉPOCA Todo el año.
PUNTO DE PARTIDA El Suceso.
TIEMPO 4 h.
INTERÉS Murciélagos, aves, pequeños mamíferos, reptiles e insectos.
CÓMOA nuestro aire. Una ruta de poco más de once kilómetros parte del núcleo rural de El Suceso (Karrantza) y tiene un desnivel de 470 metros. Nos orientarán en el centro de información y dinamización Parketxe Armañón, que todos los fines de semana organiza actividades gratuitas, como rutas guiadas, salidas a ver murciélagos, reptiles y otras especies de fauna del parque. También organizan charlas temáticas sobre los aspectos más interesantes del parque. Cualquier actividad requiere inscripción previa. Tel. 688 884 330. Horario de 10:00 a 14:00 h y de 16:00 a 18:00 h. En invierno, permanece cerrado los lunes.
Rutas por Euskal herria
DEL LIBRO: Rutas para observar animales
TEXTO Y FOTOS: Mar ramírez y Juan Carlos Muñoz