Una vecina de Paterna (Valencia) ha sido multada por el Ayuntamiento de Benalmádena (Málaga) porque su perro defecó en una calle este municipio malagueño el pasado mes de agosto y ambos consistorios han cruzado los datos de sus bases de datos de ADN canino y han podido dar con la persona que no recogió el excremento que fue analizado.
La empresa encargada de este tipo de análisis ha explicado que la mujer ha sido notificada por una infracción a las ordenanzas locales por el excremento que su perro, de raza Bull terrier, dejó en la calle Navarra de Benalmádena, a 640 kilómetros de su casa, el 26 de agosto de 2021.
El cruce de datos entre ayuntamientos a partir de la información genética del can, al contar ambos consistorios con el servicio de identificación a partir del ADN canino, ha permitido conocer la identidad de la propietaria, a quien se le impondrá una multa de entre 75 y 500 euros.
Paterna implantó el registro genético canino el pasado septiembre y la propietaria dio de alta a su can el día 30 del mismo mes. Como ha quedado demostrado en este caso, el cruce de información a partir del ADN canino permite identificar a los propietarios que dejan las heces de sus perros en la calle o a los que los abandonan o maltratan, más allá de la fecha en que les tomaron la muestra de saliva previa a la implantación del servicio en su municipio.
De hecho, el animal dejó la deposición en Benalmádena en agosto. El municipio malagueño utiliza el ADN canino desde hace 5 años, lo que ha permitido contrastar la información con la que obra en poder del Ayuntamiento de Paterna y proceder a la sanción de la ciudadana.
Enrique Perigüell, responsable de la empresa ADN Canino, encargada de suministrar el servicio a más de 20 ciudades españolas, ha explicado que "el censo genético canino complementa al necesario registro mediante microchip y permite mantener un mejor control de los perros en el ámbito nacional, independientemente de la localidad, provincia o comunidad autónoma de la que proceda el animal".
Asimismo, según explica, "lo más importante es que, más allá de su carácter disuasorio para reducir las cacas de perro en las calles, es la mejor herramienta para combatir el abandono o el maltrato animal".
Perigüell ha subrayado que "casos como el de Benalmádena también nos pueden hacer ver que por muy lejos de su casa que se vaya la persona que pretenda abandonar a su perro o que le arranque el microchip, el registro genético canino va a poder identificarlo".