Aunque nadie haya roto oficialmente la baraja, esta vez parece que todas las cartas están boca arriba y se ha perdido todo el suspense. El consejero Noël d’Anjou se puso en contacto este lunes con los grupos de la oposición, salvo Vox, para concretar la agenda de reuniones con el objetivo de negociar los Presupuestos del año que viene, los segundos de la legislatura de Imanol Pradales. Los encuentros con EH Bildu, PP y Sumar tendrán lugar en un mismo día, el lunes de la próxima semana, y con ellos intentará alcanzar un acuerdo que no es imprescindible desde el punto de vista aritmético, porque PNV y PSE ya reúnen una mayoría absoluta suficiente. Se va a intentar, pero las sensaciones no son del todo buenas. Aunque d’Anjou no se mueve cómodo en las polémicas y prefiere dar respuestas concisas en ese terreno, este martes admitió que las declaraciones de la oposición le hacen pensar que la situación “es distinta” a la del año pasado, que no está muy claro si los demás partidos quieren llegar a un acuerdo, y que el año pasado parecía que la disposición era mayor.

Puso muchos paños calientes a su reflexión, para dejar claro que es solo una sensación y que el Ejecutivo acudirá con una actitud abierta a la escucha. En la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, anunció que el lunes se reunirá con los tres partidos. Ahí lo dejó. Las conversaciones tendrán lugar en Lakua, y entonces se sabrá si el diálogo da de sí lo suficiente como para convocar una segunda ronda.

El año pasado tampoco hubo acuerdo presupuestario, pero la dinámica se estiró mucho en el tiempo con cinco contraofertas a EH Bildu que el grupo de Pello Otxandiano rechazó. En aquel momento, PNV y EH Bildu aún se estaban tanteando tras las elecciones autonómicas, en un momento muy incipiente de la legislatura de Imanol Pradales. El discurso de EH Bildu era muy posibilista y giraba en torno a la idea de dar “oxígeno” a la mesa para el pacto de salud e intentar un acercamiento presupuestario, aunque finalmente se desmarcó de los acuerdos en ambos casos. Los mensajes ya no son tan diplomáticos. 

Antes incluso de que se aprobara el proyecto en Consejo de Gobierno el pasado 28 de octubre, EH Bildu envió sus condiciones a los medios de comunicación, y se basaban en exclusiva en la vivienda, que era paradójicamente el gran tema que Pello Otxandiano había situado al margen de los posibles ámbitos de acuerdo con el lehendakari. Se da la circunstancia de que esa cartera la gestionan los socialistas, que llevan unos meses gestando un fondo social de vivienda. Poco después, Otxandiano llevó una pregunta al Parlamento para hurgar en las posiciones “antagónicas” de PNV y PSE, y desde entonces ha repetido varias veces que el Gobierno “hace suya” la propuesta del fondo de vivienda. Aunque pretendía dejar en una situación comprometida al presidente del EBB, Aitor Esteban, terminó cargando de argumentos al PNV para denunciar que busca el “ruido” y meter la cuña entre los socios.

Unos días más tarde, a través de las redes sociales, Otxandiano insinuó que el consejero d’Anjou ha incumplido su palabra, porque había prometido que se iba a sentar con los partidos antes de aprobar el proyecto en Consejo de Gobierno. De manera ambigua, Otxandiano negó que los Presupuestos se hubieran “trabajado” con EH Bildu, es decir, no llegó a desmentir que se hubieran producido las reuniones, unas citas que PP y Sumar no tuvieron problemas para confirmar. Pidió honestidad. Unos días después, puso final al enredo interpretativo y admitió que se habían reunido, pero restó profundidad y trascendencia a las conversaciones: una se produjo en julio, y la otra llegó en otoño, pero tuvo lugar en la cafetería del Parlamento, y en ningún caso le trasladaron las cifras concretas del proyecto porque aún no se había producido el Consejo Vasco de Finanzas. 

Pradales, por su parte, le había reprochado que no le entregara su propuesta en privado, pero Otxandiano dijo que la conocía desde el pleno monográfico de junio sobre el modelo socioeconómico. Eso es cierto y público, pero Pradales se refería a que en ningún momento le dijo que esas fueran sus condiciones para los Presupuestos. Se enteró por las redes sociales de Otxandiano, donde publicó su exigencia de un fondo dotado con 3.000 millones en diez años, de los cuales 1.000 debían proceder del endeudamiento adicional pactado con el Estado. 

Un problema "de modelo"

El PP, por su parte, admite que el problema “es de modelo”, y no de que una partida tenga más dinero o menos. Y cree que se impulsa un modelo “socialista” donde los altos cargos crecen en lugar de impulsar lo privado. Sumar cuestionó una de las principales decisiones estratégicas, que ha provocado que Seguridad duplique la partida de Vivienda.

En este contexto, d’Anjou dijo este martes que, aunque el año pasado parecía que había disposición a sentarse y alcanzar acuerdos, este año “la situación es ligeramente distinta”, pero son “sensaciones, por los pronunciamientos previos” que ha escuchado y que “en algún caso hacen pensar que puede haber alguna dificultad más para llegar a acuerdos”. “Por nuestra parte, la voluntad es clara y la predisposición es a escuchar”, pero el año pasado cree que había “algo más de disposición”.