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Aznar critica que el “castellano vasco” Pradales hable euskera

El expresidente se opone a dar más competencias aunque él lo hizo con PNV y CiU en 1996

Aznar critica que el “castellano vasco” Pradales hable euskeraEfe

En su intento de aglutinar el voto de la derecha española y recuperar los apoyos que se fugaron hacia Vox, el PP sigue inmerso en un viraje hacia posiciones más duras que niegan la singularidad vasca o la catalana. La última voz en sumarse a este coro ha sido la del expresidente del Gobierno español José María Aznar, quien profesa una admiración mutua hacia la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, la punta de lanza de esta estrategia. Aznar proclama que el “chantaje” nacionalista se ha terminado, que “jugar con los elementos básicos de la Constitución se ha terminado” y que, “una vez rota su lealtad a la Constitución, no pueden aspirar a seguir ampliando su ámbito competencial”. Pero quizás lo más llamativo sea la forma en que arremete contra el lehendakari Pradales por haber hablado en euskera en la conferencia de presidentes autonómicos, lo que le valió el plante de Ayuso. Aznar se refiere a los orígenes de la familia de Pradales como si fuera una condición incompatible con ser euskaldun, lo llama varias veces “vasco castellano, castellano vasco”, y le pregunta si habla con el president Illa “en inglés y en italiano, en portugués, en francés, o con pinganillo”, para dejar ver que hablan en “español”, según dice en una entrevista que publica el diario El Mundo.

Este discurso choca con los acuerdos que tuvo que firmar él mismo con el PNV y CiU durante su primera legislatura, la que arrancó en 1996 en minoría y necesitado de votos. En ese momento, Aznar alcanzó un acuerdo con el entonces presidente del EBB, Xabier Arzalluz, para que el Concierto Económico tuviera una vigencia indefinida. El compromiso lo rubricó a cambio de su investidura, aunque lo tuvo que materializar en su segundo mandato, con mayoría absoluta. El PNV arrancó también competencias como la gestión de la autopista A-8 en una negociación presupuestaria, y Aznar comenzó a negociar otros dos asuntos que el PP considera ahora que son cesiones ilegítimas de Pedro Sánchez: la restitución de la sede del Gobierno vasco en el exilio ubicada en París, y la transferencia de Tráfico a Nafarroa. Aznar cierra ahora el grifo, aunque él lo justifica en que hay una “crisis constitucional” por las demandas del nacionalismo.

Proclama el cese del “chantaje”, rechaza ampliar las competencias y dice que, si los nacionalistas “plantean un escenario de reforma constitucional, que no piensen que eso significa partir de lo que hay hoy”. “Significa partir desde cero”, avisa. Cuando le preguntan si hay un riesgo de “depredación del Estado” porque Junts va a aprovechar la debilidad de Sánchez, ERC ha pedido un “Cupo catalán” y “el lehendakari habla de una nueva fase”, Aznar dice que el riesgo es “total”: “Si el precio por estar en el Gobierno va a aumentar, y está dispuesto a pagarse, lo que queda por pagar es la crisis constitucional. Dé el Concierto Económico a Cataluña, dé el Cupo a Cataluña, prodúzcase una consulta, y se creará el ambiente para que en las próximas elecciones los españoles tengan que pronunciarse sobre la España confederal y plurinacional”.

Aznar remata así una semana presidida por la ponencia recentralizadora del propio PP para su congreso de julio, una ponencia que considera “indelegable” la competencia de la Seguridad Social y las que afectan a la igualdad de la ciudadanía, y atribuye un origen “supremacista” al nacionalismo. Aznar, por su parte, también desliza que el PSOE hizo pucherazo en las generales (“Si uno es capaz de adulterar unas elecciones internas en su partido ¿por qué no va a alterar unas generales?”), y Sánchez le respondió en redes sociales que “solo les vale la democracia si son ellos los que gobiernan”.