En lo estrictamente personal, ¿Cómo se está adaptando a sus nuevas funciones el eterno alcalde de Portugalete?

Me está costando, sobre todo, desengancharme de la política local porque ha sido toda mi vida. Son 29 años en el ayuntamiento y 16 como alcalde, y para mí la política local es lo más bonito si te gusta realmente lo que es el contacto con la gente. Este cargo se rige por otros parámetros, más estandarizados, más jerarquizados, pero me voy acostumbrando.

En todo caso, ha sido un comienzo frenético, con agendas a reventar…

Yo creo que eso es el nuevo símbolo de este gobierno. Hemos venido a trabajar porque había algunas cosas que queríamos que funcionasen o que creíamos que antes no funcionaban tan bien, y que queríamos cambiar porque entendíamos que había que dar un giro de guion a muchas de las política. Desde el primer día lo tuvimos claro todo el Consejo de Gobierno y el lehendakari nos pidió un esfuerzo para ya desde el primer día poner en marcha todo lo que teníamos previsto.

¿Cree que la ciudadanía percibe el esfuerzo?

Sí, yo creo que hemos hecho una serie de actuaciones y de gestos que hemos dado a conocer a la ciudadanía en los que se ha visto claramente que este gobierno quería cambiar el guion en muchos aspectos. No solo en la mesa del pacto de salud, sino una serie de proyectos que hemos ido poniendo encima de la mesa que la ciudadanía conoce y ve que es un gobierno que ve que desde el primer momento somos un gobierno que ha bajado a la arena para encarar los problemas que sabemos que hay en Euskadi.

¿Y la oposición? Incluso los que han dicho que lo harían, no han respetado lo de los días de cortesía…

Los de los cien días es una frase de cortesía, pero la oposición hace su trabajo desde el primer día, lo mismo que lo hacemos en el gobierno. Es cierto que hay críticas sin conocer el programa, pero también que yo, cuando hice la comparecencia en el Parlamento, recibí una mano tendida para trabajar juntos; luego ya veremos si los objetivos son comunes o diferentes. 

“Con el PNV estamos discrepando en lo que ya sabíamos que íbamos a discrepar. No me preocupa”

¿Hay una vocación, no sé si de enmienda a la totalidad, pero tal vez de desmarque del Ejecutivo anterior?

Puede haber esa sensación en determinados aspectos, quizá no tanto en el fondo como en alguna de las formas. Los gobiernos cada cuatro años son diferentes en función de las personas. Hay un cambio de lehendakari, y eso es importante porque el lehendakari imprime una impronta personal y es verdad que estamos hincando el diente a problemas en los que creíamos que en la anterior legislatura no se estaba poniendo el foco. Pero creo que es bueno que cada lehendakari y cada equipo marquen su impronta.

Pero podría darse la sensación de que todo lo que hizo el anterior gobierno fue malo y hay que hacer borrón y cuenta nueva…

No, no. Los equipos de gobierno anteriores hicieron cosas muy buenas, magníficas, y ahora a nosotros nos toca continuar con lo bueno y cambiar lo que creemos que podemos mejorar.

¿Qué tal es su sintonía con el lehendakari Imanol Pradales?

Muy buena. Nos conocemos hace muchísimos años. Vivimos en el mismo pueblo, Portugalete. Lo conocí en su trayectoria en la Diputación de Bizkaia y de mi relación como alcalde con él tengo que decir que siempre fue leal y cumplió su palabra. Y ahora tenemos claro que debemos trabajar con esa lealtad y esa claridad y así es como lo estamos haciendo.

¿Y eso es aplicable también a la relación entre sus dos partidos? Últimamente se ven ciertos roces...

La relación entre partidos la llevan el secretario general del PSE, Eneko Andueza, y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar. Tienen también buena sintonía en los objetivos, aunque muchas veces suelen diferir, sobre todo, en ciertos mensajes, pero eso son lo deben limar, si hay discrepancias, entre los partidos. Pero lo que es en el Gobierno, hay que decir que hay apoyo mutuo y complicidad a la hora de hacer las cosas.

“Se ha visto bastante claramente que nuestro gobierno quiere cambiar el guion en muchos aspectos”

Hacia fuera, sin embargo, empieza a alimentarse la idea de que tienen diferencias de fondo.

No, yo creo lo de fondo no son las cuestiones en las que se está discrepando. Estamos discrepando en lo que ya sabíamos que íbamos a discrepar y hemos discrepado siempre. A mí no me preocupa. Me preocuparía que discrepásemos en políticas de salud, de empleo, económicas, educativas, y ahí no discrepamos para nada.

¿Pero están las cosas como para que su secretario general pida al PNV que decida con quién quiere compartir gobierno?

El PNV ha elegido claramente que quiere ir con nosotros porque compartimos el Gobierno Vasco, las diputaciones, los ayuntamientos de las capitales y muchos otros. Otra cosa es que haya posicionamientos políticos en los no coincidimos.

¿De verdad cree que hay riesgo de que el PNV “se suba al monte”, según la metáfora al uso?

No, yo creo que no, que son muy conscientes de que cualquier estudio sociológico dice que las aspiraciones independentistas están bajo mínimos, y ya hemos visto la experiencia de que Catalunya que no ayuda mucho a que esas ansias se pongan encima de la mesa.

En todo caso, ¿comparte la necesidad perentoria de renovar el pacto estatutario?

Desde luego. En el Partido Socialista hemos dicho claramente que queremos más y mejor autogobierno. Estamos de acuerdo en el 95 por ciento de las cosas que se quieren hacer, y ese 5 por ciento que nos separa no tiene que pesar más que lo que nos une.

¿No están claras las bases en el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez que firmaron el PSOE y el PNV en noviembre del año pasado? Ahí se menciona el reconocimiento de la nación vasca. ¿Es un tabú?

En el artículo 2 de la Constitución y en Estatuto de Autonomía ya se reconoce a Euskadi como una nacionalidad. Nosotros no tenemos ningún problema en reconocer la nacionalidad de nuestro país. Ahora bien, la reconocemos desde el punto de vista social, cultural. de identidad… Pero no como supuesto derecho a fundar un nuevo estado o para conseguir la independencia. En ese sentido, el Gobierno de España también deja claro en el acuerdo que reconocimiento de la nacionalidad y tema de la bilateralidad son un punto de partida. No es un punto final, es un punto para hablar entre partidos que tendrá el desarrollo que tenga y veremos hasta dónde se llega.

“Reconocemos la nacionalidad de Euskadi pero no como derecho a fundar un nuevo estado”

En paralelo a los trabajos para el nuevo pacto estatutario, hay que culminar las transferencias pendientes del todavía vigente e incumplido Estatuto de Gernika. ¿Será posible esta vez cumplir el calendario de los últimos traspasos?

Nos hemos marcado una serie de plazos temporales y de materias concretas. También se va a celebrar la comisión bilateral en octubre. Todos los departamentos estamos trabajando en lo que nos compete para agilizar los trabajos. Y parece que antes de final de año, seis de las transferencias se pueden aprobar, y luego, el próximo año abordaremos el resto de transferencias, que sabemos que algunas son muy complicadas, pero la disponibilidad de ambos gobiernos es buena.

Habla, sobre todo, de la transferencia de la gestión económica de la Seguridad Social. ¿Es muy complicada o es imposible?

En política no es imposible nada. Todo depende de la voluntad de las partes, siempre y cuando cumplamos unos criterios de uniformidad y homogeneidad y que nadie se sienta discriminado. Es complicado pero nosotros estamos estudiando, trabajando, presentando alternativas. Quizá no puede ser todo inmediatamente, sino que podemos hacerlo por partes. Vamos a mirar cómo lo hacemos, pero nuestra intención es que se pueda llevar a cabo sin desintegrar la unidad de la caja única.

Esta misma semana se ha puesto sobre la mesa una cifra. El estado destina en este ejercicio 12.000 millones de euros al pago de las pensiones en Euskadi…

Asusta mucho esa cifra porque es más que todo el presupuesto del Gobierno Vasco. Insisto en que vamos a estudiarlo, a intercambiar papeles y salvar las dificultades que vayan surgiendo. Es importante que no lo hagamos deprisa y mal.

No nos vamos a librar de escuchar que se rompe España…

Eso lo vamos a escuchar siempre por quienes lo tienen como mantra de sus postulados ideológicos. También se iban a romper España y Catalunya con el tema de los indultos… Esos discursos nunca van a sumar y, por tanto, nos tenemos que abstraer. Lo importante es que lo que hagamos lo hagamos bien y, sobre todo, sea solidario.

Una condición para que se pueda cumplir el calendario de transferencias es que la legislatura de Sánchez dure. Y ahora mismo se le ha puesto muy cuesta arriba…

Como socialista, conozco muy bien al presidente del Gobierno y sé que es una persona muy resiliente y sabe que es necesario que dure la legislatura porque todo el trabajo que se está haciendo en pos de modernizar este país debe seguir adelante. Otra cosa es que para eso necesitamos estabilidad y ahora mismo vamos a intentar seguir gobernando a pesar de que no tengamos mayoría, pero estamos buscando esa mayoría. Está en juego la estabilidad. El lehendakari también lo ha dicho, la estabilidad en España es buena para nosotros también.

Pero va a ser una agonía estar tres años pendientes de los siete votos de Junts...

La política española es muy agónica desde hace muchos años. Por eso es tan importante llegar a acuerdos entre diferentes. Y Sánchez nos sorprende muchas veces con acuerdos que parecen imposibles.

“No es que haya muchas huelgas. Lo que ocurre es que las que hay son muy significativas”

Y los otros socios de la llamada mayoría plurinacional también están mostrando su descontento con alguna actuaciones de Sánchez o el PSOE. ¿Se romperá la cuerda?

Hay mucha fragmentación y eso hace que sea muy difícil poner de acuerdo a todo el mundo, pero también tenemos que elegir si queremos que siga la legislatura o que haya elecciones con el riesgo de que haya un gobierno de PP y Vox.

¿Es el miedo a un gobierno de la derecha y la extrema derecha lo que más une a los aliados de Sánchez?

Es que eso forma parte de la situación política de España ahora mismo. Aquí no hay muchas alternativas. O gobierna el PSOE junto a otras formaciones o va gobernar el PP con la extrema derecha. 

“Me gustaría ver a ELA y LAB en la mesa vasca de diálogo social”

El vicelehendakari Mikel Torres. Jorge Muñoz

Los números de empleo en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa siguen siendo razonablemente buenos, pero usted siempre dice que no todo es cuestión de cantidad.

Tenemos un empleo sólido y bastante estable. Pero lo que nos preocupa no es tanto lo cualitativo como lo cuantitativo. Queremos buenos empleos y duraderos. La reforma laboral, en ese sentido, ha sido beneficiosa. Pero queremos seguir mejorando.

¿Sigue siendo útil Lanbide? 

Lo cierto es que ha sufrido un estigma desde su creación. Ahora, con la nueva ley, queremos que sea más útil, que hagamos una tarea más de bisturí para que las 100.000 personas que demandan empleo a través de Lanbide tengan más opciones de entrar al mercado laboral.

¿Cuánta ayuda espera de sindicatos y patronal?

En la ronda con sindicatos y patronal tuvimos algo muy bueno, y es que prácticamente todos compartimos el diagnóstico y tenemos las mismas preocupaciones y los mismos objetivos. Tal vez las soluciones son diferentes, pero percibí que tienen ganas de colaborar.

“Tenemos un empleo sólido y estable, pero aspiramos a seguir mejorando”

¿Le parece que en Euskadi hay demasiadas huelgas y movilizaciones en la calle?

La verdad es que tenemos una alta negociación colectiva por acuerdo. Sí es verdad que no hay un alto número de huelgas, sino que algunas de las que hay son muy significativas y tienen mucha incidencia social. En el sector privado el número es mucho menor. La mayoría de huelgas se producen en el sector público o en empresas que trabajan para el sector público. Y no sé si hay algún sindicato que usa las huelgas más como posicionamiento político que como cuestión laboral. Por eso pedimos que se procure buscar el acuerdo.

¿Es realista aspirar a una mesa de diálogo social en la que también estén ELA y LAB?

La mesa de diálogo social siempre está abierta y tienen sus asientos ahí pero yo no puedo obligarles a sentarse. Yo estoy abierto a la relación bipartita con los sindicatos, pero los acuerdos tienen que hacerse en la mesa de diálogo social.

¿Para algún sindicato no estar en la mesa es una estrategia?

Sí, por supuesto. Alguno no está porque no crea en la mesa, porque hemos visto que da buenos resultados, sino porque es una estrategia sindical, pero yo ahí no me puedo meter porque no me corresponde entrar. Lo que sí puedo hacer es pedirles que, lo mismo que se sientan en otras mesas, lo hagan en esta.

Una de sus propuestas en la comparecencia de hace unos días es el establecimiento de un salario mínimo propio. Pero la CAV no tiene la competencia.

No, es un competencia básica del Estado. Lo que estamos haciendo, al igual que con la propuesta de reducción de jornada, es trabajar con los agentes sociales e instar a las empresas a que establezcan un salario mínimo por acuerdo entre las partes.

“No compramos el discurso de que hay personas que no van a trabajar de forma voluntaria”

Ha anunciado también un diagnóstico sobre las altas cifras de absentismo laboral. Para algunos se siembran dudas sobre las personas que legítimamente se acogen a una baja médica.

No tiene nada que ver con eso. Simplemente queremos ver lo que ocurre porque nos preocupa desde el punto de vista de la salud de los trabajadores. No vamos a comprar el discurso de que hay mucha gente que no va a trabajar de forma voluntaria. No, no; las bajas las dan los médicos y no se puede dudar de su profesionalidad. Y otra cosa que nos preocupa es por qué, una vez se está de baja, se tarda tanto en hacer las pruebas diagnósticas. Es algo que también les preocupa a los sindicatos y nosotros vamos a trabajar en ello.