Iñigo Urkullu no ha cambiado sus principios en este tramo final al frente del Gobierno vasco y, fiel a su estilo, seguirá ejerciendo hasta el último minuto en su cargo como lehendakari sin distraerse de sus obligaciones por respeto a la figura institucional que representa. Lo hará hasta que se produzca el relevo con la investidura de Imanol Pradales, de ahí que no esté haciendo públicos cuáles son sus planes de futuro. En cualquier caso, la expectación crece a medida que se acercan la investidura prevista para el jueves y la jura del sábado, en una semana marcada por este cambio de ciclo. Las despedidas al lehendakari se suceden, y este mismo lunes se le rindió homenaje con el obsequio de un retoño del Árbol de Gernika en la Casa de Juntas, tras casi doce años al frente del Ejecutivo vasco. Cuando se produzca oficialmente el relevo, el lehendakari se tomará un tiempo para ordenar sus ideas, reflexionar y decidir qué hará con su futuro, de manera que el desenlace no se conocerá el lunes ni de inmediato.

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Homenaje a Iñigo Urkullu en las Juntas Generales de Gernika EFE

Tiene en mente unos proyectos y necesita un tiempo para madurar su futuro aunque, según ha podido saber este periódico, son proyectos que no guardan relación con las instituciones ni con el ejercicio de la primera línea política. Debido al peso que tiene su figura, desde hace meses se especula con que lidere la candidatura para el Congreso de los Diputados o que, incluso, encabece la Ejecutiva del PNV, el Euzkadi Buru Batzar, pero el lehendakari no ha trasladado ninguna aspiración en ese sentido y estas cábalas no pasan de ser escenarios poco fundados y escasamente verosímiles. La reflexión va a ir por otros derroteros. Pero tampoco parece que opte por la jubilación. Desde que se supo que no iba a repetir como lehendakari a finales de noviembre del año pasado, cuando el EBB propuso la candidatura de Imanol Pradales, la hipótesis menos probable casi desde el primer momento fue su retiro para descansar. El nivel de compromiso y la capacidad de trabajo que le reconocen propios y extraños lo sitúan casi sin margen para la sorpresa al frente de nuevos proyectos desde los cuales pueda realizar una aportación a la sociedad. Urkullu cumple 63 años en septiembre, una edad que para muchos invitaría a ir pensando en un retiro, pero no parece que vaya a ser así en su caso.

El lehendakari ha gestionado con discreción este asunto pese al interés informativo que han despertado sus planes desde que se supo que Pradales tomaría su revelo, su alumno en la ikastola Asti Leku de Portugalete y un colaborador habitual al que pedía papeles con sus reflexiones cuando Urkullu lideraba la Ejecutiva del partido. Aunque se hicieron todo tipo de lecturas en clave de agravio para el lehendakari o reproche a su gestión tras las turbulencias que dejó la pandemia del coronavirus, Urkullu se destacó por sus respuestas diplomáticas y mostró su respeto a las decisiones del PNV y a un partido que él mismo ha liderado y sabe cómo funciona. El PNV, por su parte, ha exaltado su trayectoria recurriendo a las cifras que deja en materia de empleo y afiliación a la Seguridad Social, y reducción de las listas de espera sanitarias.

Urkullu se ha destacado igualmente por otras gestiones con mayor simbolismo político, como la proyección de Euskadi en el mundo (dando un salto inédito en las relaciones con Japón y colocando en el escaparate los paisajes vascos con la salida del Tour), o la búsqueda de la convivencia y la memoria tras el cese de ETA. Son dos áreas donde le acreditan una implicación personal muy clara y un empeño insistente, más allá del impulso que le reconocen en términos generales a un líder político conocido por ser meticuloso, por llenar decenas de cuadernos con sus observaciones, y por robarle muchas horas al sueño.

Sus consejeros: ¿la excepción de Melgosa?

A partir de ahí, ¿qué será de su gobierno? El relevo generacional que está impulsando el PNV en los últimos tiempos al frente de las instituciones forales, locales y con la propia candidatura de Pradales invita a pensar que el futuro lehendakari se rodeará de personas de confianza de su propia generación, cuidando también el equilibrio territorial. Parece abocar a que ningún consejero del PNV repita, quizás con la excepción de la responsable de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, de 54 años de edad y con una trayectoria institucional amplia pero corta en términos de proyección pública, con poco más de un año al frente de la consejería. Melgosa estaba llamada a liderar la plancha electoral en Araba, aunque le superó el nuevo portavoz parlamentario, Joseba Díez Antxustegi, quien obtuvo un aval abrumador entre la militancia aunque ni siquiera estaba en la propuesta oficial. Pero lo que demuestra este episodio es la confianza que deposita el PNV en Melgosa, la única que repitió en las listas.

Su consejería, de todos modos, se va a reorganizar y perderá la competencia de las Políticas Sociales, que es probable que asuman los socialistas, aunque desde la Ejecutiva de Eneko Andueza no lo confirman. Pero también queda por aclarar si Emakunde volverá a depender de Lehendakaritza y dejará de formar parte de la consejería, ya que el cambio no provocó el efecto previsto en el debate social y el PSE tampoco lo aprobó. En paralelo, habrá jubilaciones, como las de Pedro Azpiazu y Josu Erkoreka. En la parte del PSE, se da por hecho que seguirá Javier Hurtado en Turismo.