Ha pasado una década desde que Podemos desembarcase el 17 de enero de 2014 en el Teatro del Barrio de Lavapiés, reivindicándose como “palanca del cambio”. Este movimiento presumía de ser un soplo de aire fresco, tal y como recuerda Hugo Martínez Abarca, actual diputado de Más Madrid. “Podemos nace en un pequeño teatro, ofreciendo un discurso profundamente radical pero nada extremista”, recuerda.
Aquel espacio recogió mensajes procedentes del 15-M, con algún “desajuste organizativo”, según relata Fátima Frutos, parte de aquella primera militancia. Desligada desde hace años de los morados, considera que aquellos discursos de horizontalidad y de democracia interna fueron “falsarios”.
Lejos queda el día en que se subió el telón de esta fuerza radicalmente transformadora. Allí estaban Pablo Iglesias, su primer secretario general; Juan Carlos Monedero; los anticapitalistas Miguel Urbán y Teresa Rodríguez; e Íñigo Errejón. De aquella foto destaca Errejón, ahora en las filas de Yolanda Díaz. Tampoco queda nada de la asamblea fundacional de Vistalegre I, en octubre de 2014, con sus cinco ideólogos-fundadores: Iglesias junto a Monedero, Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre. La cita “se organizó para laminar a Izquierda Anticapitalista y lo vimos con cierta comprensión”, reconoce Martínez. Sin embargo, fue el germen de “una cultura política sectaria que ha llevado a Podemos hacia una deriva imparable”.
Por su parte, Arantxa Abecia entró en contacto con Podemos a través de uno de los ‘círculos’ de la capital alavesa por recomendación de su hijo. “Te va a gustar y tienes cosas que aportar”, le animó. Quien durante seis años fuese portavoz de Elkarrekin Podemos en las Juntas Generales de Álava repasa las fotografías de aquellos inicios.” Al verlas me pregunto... ¿Dónde está toda esa gente?”. Martínez y Frutos consideran que aunque solo sigue Iglesias entre bastidores, quien fuera el rostro de aquellos primeros años sigue estando a los mandos del partido.
"El autoritarismo y el sectarismo expulsaron al talento hasta convertir a Podemos en una parodia"
“Como profesor e intelectual de izquierdas es un hombre cultivado, pero su liderazgo es androcéntrico, ególatra y autoritario”, critica Frutos. No le conoció personalmente pero hablaban por teléfono. Relata cómo Iglesias le bloqueó en whatsapp “por ser muy respondona”, después llegaron los desplantes de sus compañeros de partido y terminó dándose de baja de la formación en julio de 2015. “A Podemos le ha sobrado soberbia y le ha faltado autocrítica. Tampoco ha sabido cuidar a la gente que durante años ha dado su vida por el proyecto”, apostilla Abecia.
Tercera fuerza en las generales
Tras presentarse como la fuerza transformadora del momento, los morados dieron la campana al irrumpir con cinco escaños en las elecciones europeas y seguir en racha en las generales de diciembre de 2015, cuando se colocaron como tercera fuerza con 69 diputados. “Entonces se hacían tantas cosas bien que fuimos absolutamente acríticos con la dirección”, sostiene el diputado de Más Madrid. Fue la época dorada del partido, aunque también cuando comenzó a resquebrajarse por dentro.
Surgieron diferencias sobre si debían facilitar un Gobierno de Sánchez con Ciudadanos para desbancar al PP, como defendían algunos ‘errejonistas’. Pero ganó el ‘no’ y se repitieron las elecciones en junio de 2016. “Podemos fue convirtiéndose poco a poco en espacio inhabitable”, dice Martínez Abarca quien recuerda el pulso en Vistalegre II (2018), cuando salieron a la palestra los perfiles de Irene Montero y Pablo Echenique.
Fátima Frutos ahonda en que ahora los tiempos son otros, pero “de aquello queda la capacidad de mantener a la derecha en la oposición, lo cual no es poco”. En lo que respecta a aquella asamblea, supuso la derrota de Errejón y su posterior alianza con Manuela Carmena y la plataforma ‘Más Madrid’ de cara a las autonómicas. Se produjo la primera oleada de bajas y Hugo Martínez Abarca hizo el “tránsito de la mano de Tania Sánchez y otras personas que rompimos con IU”.
¿Y después? El siguiente hito fue la entrada de Podemos en el Gobierno de Sánchez tras la repetición de las generales en noviembre de 2019 y con sus fuerzas en descenso (lograron 35 escaños). Pese a ello, se hicieron con el control de cinco Ministerios, incluida la Vicepresidencia segunda que ocupó el propio Iglesias hasta su dimisión el 15 de marzo de 2021. “No le gustaba gobernar, de hecho, no se recuerda una sola norma que saliese de él”, ejemplifica Martínez Abarca.
"Sudamos tinta china aquellos años, pero todo se decidía en Madrid. La democracia interna fue falsaria"
Los morados cerraron así una etapa que culminó, finalmente, en Vistalegre IV (junio de 2021) con una nueva dirección bajo el liderazgo de Ione Belarra, que también había ocupado la cartera de Derechos Sociales y Agenda 2030 al salir Iglesias del Consejo de Ministros. Para Frutos la elección no se debió tanto a su valía como a su compromiso con seguir las directrices de un Iglesias en la sombra. “Como está quedando demostrado va a la zaga de lo que dice el jefe. No sabe cómo pilotar el partido. De aquí a dos años nadie se acordará de ella”, vaticina.
Por otro lado Yolanda Díaz, lejos de plegarse al camino que quería marcarle el propio Iglesias, arrancó su propio proyecto político en el que Podemos se vio arrinconado. Frente a quienes ven un riesgo que Sumar centre su imagen de marca en Díaz, como en su día sucediera con el binomio Pablo Iglesias - Podemos, Martínez alega que “a diferencia de Iglesias es una dirigente que pregunta, duda y se deja convencer”.
También ha tenido contacto con ella Arantxa Abecia, tras conocerle en su época como diputada de En Marea en 2018. Tras desplegar las políticas de la formación morada en Álava, donde fue juntera hasta 2021, Abecia ha pasado ahora a integrarse en ‘Sumar Mugimendua’. Preguntada por un acuerdo entre ambas formaciones para concurrir juntas a las elecciones vascas, cree que no ayuda la postura adoptada por Podemos en Galicia y el clima en Madrid. En este sentido, Martínez también es rotundo con el nuevo rumbo de los morados y cree que han firmado su “acta de defunción” al tumbar el decreto-ley del subsidio de desempleo.
A esta apuesta se suma el hecho de que, según subraya Fátima Frutos, Irene Montero protagonizó una “nefasta gestión” como ministra, rodeándose de “todo lo extravagante que se fue encontrando a su paso”. Con motivo del décimo aniversario de la formación morada, el dúo formado por Montero y Belarra reconoció el pasado miércoles que los últimos meses “no han sido fáciles”.
Del plató de televisión al tsunami electoral
“Algunos piensan que la política es cosa de políticos: unos señores encorbatados que ganan mucho dinero y encarnan los privilegios”. Estas palabras cumplieron el 17 de enero diez años y fueron parte del discurso que pronunció el profesor y analista de televisión Pablo Iglesias. En el Teatro del Barrio de Lavapiés, Iglesias añadía: “si la gente normal no hace política, al final te la hacen otros y eso es peligrosísimo”. Le arroparon un grupo de docentes y personas vinculadas a movimientos sociales dispuestas a “mover ficha”. Así lo precisó el manifiesto firmado por una treintena de intelectuales como Juan Carlos Monedero, el actor Alberto San Juan y el filósofo Santiago Rico, entre otros.
También participaron otros rostros que han pasado a formar parte de la historia política como Teresa Rodríguez, Miguel Urbán y Ana Castaño. Tan solo cuatro meses después, el 25 de mayo de 2014, quienes dieron ese paso al frente consiguieron cosechar 1,2 millones de votos. Curiosamente, Iglesias no firmó aquel manifiesto pero irrumpió como aspirante a dirigir la candidatura de la nueva marca.
Sus debates en televisión, su capacidad de oratoria y espíritu crítico llevaron al aquel Profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense a convertirse en bastión del movimiento. Vinculado en el pasado a IU, Pablo Iglesias se afanó en desligarse de la influencia de la política tradicional, lejos de la coalición cuyo coordinador general era Cayo Lara. “Me han pedido que dé un paso adelante”, aseveró en aquella aparición. La formación morada dejó así la calle y logró cinco escaños en las elecciones europeas. En resumen, el malestar del 15-M fue canalizado a través de miles de votos, brindando a Podemos un éxito electoral sin precedentes. En estos primeros compases destacó la figura de Juan Carlos Monedero y pronto se sumó la de Iñigo Errejón. Si el primero fue uno de los promotores de aquel manifiesto, Errejón fue jefe de campaña en aquellas europeas.
Pese a que Pablo Iglesias ha cargado en repetidas ocasiones contra los medios de comunicación, llegando a señalar a periodistas concretos, sus orígenes y éxito inicial estuvieron vinculados al dominio de la escena televisiva. Se curtió como tertuliano presentando ‘La Tuerka’, pero no fue hasta su participación en ‘El Gato al Agua’, de Intereconomía, y en espacios de La Sexta y Cuatro, cuando empezó a ser conocido por el gran público. Gracias a aquellas intervenciones empezaron a calar sus postulados y a resonar términos como ‘casta’, utilizado para referirse a PP y PSOE.
En definitiva, un nuevo rostro, con una mordaz retórica política, empezó a acuñar su propia terminología y terminó marcando la agenda política del momento. Lejos de los focos, en las bambalinas de aquel partido incipiente, sus integrantes presumían de horizontalidad y se erigieron como la respuesta al descontento popular. Una década después, Podemos se encuentra de nuevo en la carrera hacia las europeas pero, en esta ocasión, para salvar los muebles.