El PNV se ha quedado muy lejos de sus mejores resultados en estas elecciones municipales y forales y ha sufrido un desgaste que las encuestas no habían anticipado en ningún momento. Su caída ha sido de las más fuertes en todo el mapa. El partido de Sabin Etxea se ha mantenido como primera fuerza en la comunidad autónoma con unos 348.000 votos en las forales (aproximadamente 80.000 menos que en 2019), y cerca de uun 32% de respaldos. Ha vuelto a ganar en Bizkaia, Bilbao, Donostia y Araba y, por el contrario, ha sido superado por EH Bildu en las Juntas de Gipuzkoa y en el Ayuntamiento de Gasteiz, donde además ha quedado relegado a la cuarta plaza. El PNV no ha logrado movilizar al votante y frenar la abstención, de ahí su caída, que ha sido lo más llamativo. Bildu ha subido, pero no tanto, unos 20.000 votos.

En cualquier caso, en las próximas horas habrá que ver qué papel juegan los pactos postelectorales y las mayorías para la gobernabilidad, en la medida en que el PP ya ha avisado de que no quiere permitir los gobiernos de EH Bildu y apoyará a “candidatos demócratas”. En la práctica, pone en bandeja sus votos al PNV. Desde Gipuzkoa, el líder de la Ejecutiva territorial del PNV, Joseba Egibar, ha avanzado que Eider Mendoza presentará su candidatura en Juntas, lo que supone no renunciar a postular a los jeltzales para articular mayorías fuertes y estables, que quizás pudieran no darse en torno a una EH Bildu con problemas de interlocución con el PP, sobre todo ahora que a nivel estatal Feijóo lanza el mensaje del cordón sanitario a la izquierda abertzale para desgastar a Sánchez en puertas de las generales. Los ayuntamientos se constituyen el 17 de junio, y las Juntas llegarán después.

En Bizkaia

Las encuestas no han acertado. Incluso en Bizkaia, su feudo por excelencia, y donde algunos sondeos vaticinaban una mayoría absoluta en la Diputación y en Bilbao, el PNV ha perdido representación y votos. El exceso de confianza del electorado podría haberse vuelto en contra del partido de Sabin Etxea. Juan Mari Aburto ha logrado 12 escaños, dos menos que hace cuatro años, y se ha dejado en el camino 16.500 papeletas. En Juntas, Elixabete Etxanobe ha conseguido 23 asientos, dos escaños y 50.000 papeletas menos que en 2019, aunque todavía con una amplia distancia de ocho junteros de diferencia con EH Bildu. 

Los jeltzales sí mantienen municipios muy poblados como Barakaldo, Getxo y Leioa, así como Bermeo, y arrebatan la primera plaza a los independientes en Balmaseda y a Bildu en Lemoa. Pero no han logrado recuperar Galdakao. Aunque tampoco han recuperado la primera plaza en Durango, en este caso parece que el PNV podría lograr la alcaldía con el respaldo del PP. En Gernika-Lumo, los jeltzales han quedado en tercera plaza por detrás de EH Bildu y la candidatura del alcalde Gorroño. También han perdido Lekeitio a manos de Bildu, y han retrocedido posiciones en Ezkerraldea, donde los socialistas vuelven a la primera posición en Muskiz y Trapagaran. Otro factor a tener en cuenta será el papel que quiera jugar el PSE tras estos resultados y si mantiene sus alianzas con el PNV.

En Gipuzkoa

En Gipuzkoa, el PNV con Eider Mendoza al frente ha sido desbancado de la primera plaza por EH Bildu con su candidata Maddalen Iriarte, que ha registrado una subida espectacular de cinco actas hasta alcanzar las 22, frente a las 17 del PNV, que pierde tres. Ahora bien, el respaldo del PSE y PP a Mendoza podría convertirla en diputada general. PNV y PSE empatan a 24 representantes con EH Bildu y Elkarrekin, de manera que la llave la tienen los populares, que podrían avalar a Mendoza solo para la investidura, sin pactos de gobierno. En 2011, el PNV se inclinó por dejar gobernar a EH Bildu, aunque ahora el contexto es diferente y la proximidad de las elecciones autonómicas podría ser un factor a considerar para evitar que la coalición abertzale tenga un altavoz institucional. Lo único que ha confirmado el PNV desde Gipuzkoa es que presentará a Mendoza como candidata. Desde Sabin Etxea, han asegurado que, estén donde estén, gobierno u oposición, serán responsables. En Donostia, Eneko Goia gana con nueve escaños (uno menos), pero Juan Karlos Izagirre recorta distancias con ocho actas. Goia ha perdido casi 10.000 papeletas.

Los jeltzales han sido desbancados como primera fuerza en Tolosa y Arrasate, pero mantienen el liderazgo en Elgoibar, Zarautz y Beasain. El PSE ha vuelto a ganar, y con claridad, en Irun y Eibar, dos municipios donde la rivalidad con el PNV es absoluta y los socialistas han articulado la gobernabilidad en estos cuatro años con otras fuerzas, incluida Bildu.

En Araba

En Araba, Ramiro González vuelve a ganar en las Juntas, con 15 escaños, pero se deja dos por el camino y no tendría mayoría absoluta con el PSE, lo que le complica la gobernabilidad en un hemiciclo en el que también están presentes Bildu, PP y Elkarrekin. En Gasteiz, una plaza siempre impredecible, Beatriz Artolazabal ha quedado relegada a la cuarta plaza, con seis escaños, aunque en realidad la pugna ha sido muy ajustada entre las cuatro primeras fuerzas (siete ediles de Bildu, y un empate a seis entre PSE, PP y PNV). Pero no se ha producido un mano a mano entre la jeltzale y EH Bildu como preveían los sondeos, sino entre la coalición abertzale y el PSE. Ahora bien, en este caso vuelve a quedar todo abierto ante la posibilidad de que el PP mueva ficha y dé la mayoría absoluta a los socialistas y jeltzales para desbancar a Rocío Vitero. 

La abstención y el castigo

A la espera de analizar las causas de lo sucedido y dilucidar si ha sufrido un castigo tras haber gobernado durante la pandemia y en una etapa de fuerte subida de los precios, el PNV no ha querido esconderse detrás de la abstención y ha reconocido que muchas de las personas que no han acudido a las urnas le han lanzado un aviso. El PNV había hecho campaña alertando de que una baja participación podía favorecer a EH Bildu, con un electorado más fiel, y que además ha podido captar parte de los votos de Podemos y beneficiarse del protagonismo súbito que le dio la campaña de la derecha más dura en Madrid a favor de su ilegalización. Los resultados del PNV en 2019 habían sido tan espectaculares que iba a ser difícil revalidar el triunfo en las tres capitales y territorios.

Aunque el PNV matiza que no es tanto que EH Bildu crezca, sino que ellos pierden terreno, lo sucedido será motivo de estudio. Bildu coge impulso a tan solo un año de las elecciones autonómicas. El PNV ha mantenido sus resultados o perdido representación y no ha logrado desactivar la alta abstención, su gran objetivo. ¿Es una abstención de castigo al PNV? Ya se reconoce que, en parte, sí lo es.