La vicepresidenta española, Nadia Calviño, vuelve a esquivar las peticiones del lehendakari. La ministra de Asuntos Económicos no ha contestado a la carta que le envió Iñigo Urkullu a finales del año pasado, en la que le pedía una reunión técnica entre ambos gobiernos para reconducir la gestión de los fondos europeos e implicar a las instituciones vascas en la elaboración de la adenda para acceder a los préstamos, por ser quienes mayor conocimiento tienen sobre las empresas punteras en su territorio. Calviño sí ha decidido responder por la vía de los hechos, sin atender esa petición de reunión bilateral: ha vuelto a convocar para el día 31 de enero un encuentro cuyo formato se cuestiona abiertamente desde hace meses por parte de las comunidades que no están presididas por los socialistas, una Conferencia Sectorial con todas las comunidades. 

Es un formato que se ve con suspicacias porque hasta ahora los gobiernos autonómicos se han sentido como meros convidados de piedra que se limitan a acatar decisiones tomadas de antemano y, además, llega después de que la adenda para acceder a los 84.000 millones de préstamos de Europa haya pasado ya por el Consejo de Ministros, lo que siembra doblemente las dudas sobre el margen para incorporar cambios. Está por ver si se puede reconducir antes de que el texto se envíe a Bruselas este mes, como pide el lehendakari.

Azpiazu no acudirá, sino Iñaki Barredo

Fuentes de la consejería de Hacienda de Pedro Azpiazu adelantan a este periódico que han sido convocados a una reunión preparatoria para la semana que viene, y que a finales de enero, el día 31, tendrá lugar la conferencia con la vicepresidenta Calviño. Será una Conferencia Sectorial sobre el clima de negocios, una convocatoria habitual que ahora se presenta por parte de Calviño como una muestra de diálogo ante las quejas de las comunidades. Este as en la manga no es la primera vez que sale a relucir durante la gestión de los fondos europeos. En algunos ámbitos la consideran una mera coartada para poder defender en Europa que el Gobierno español ha implicado a los agentes locales. A la Conferencia Sectorial no acudirá el consejero Azpiazu, sino que asistirá el viceconsejero para los fondos europeos, Iñaki Barredo. El lehendakari ya se había temido en su carta que Calviño iba a recurrir al comodín de la Conferencia Sectorial, una reunión donde “son los ministerios los que deciden, y las comunidades autónomas acatamos”.

Barredo acudirá con espíritu constructivo, pero insistirá en el mensaje que trasladó por carta el lehendakari a Calviño: las formas no han gustado al Gobierno vasco, y la adenda del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia es la forma de reconducir esta falta de implicación. La polémica viene de lejos. La vicepresidenta había pedido a las comunidades autónomas sus aportaciones para la adenda, que quiere movilizar 7.700 millones en transferencias y 84.000 en préstamos. Las comunidades enviaron sus propuestas, pero no hubo trabajo de cocina, ya que no volvieron a saber nada de Calviño hasta que el día 20 de diciembre presentó su adenda en Consejo de Ministros y envió una carta a los presidentes autonómicos agradeciéndoles su aportación. El lehendakari respondió con otra carta criticando que la primera noticia que tuvo de la adenda española fue la aprobación en el propio Consejo de Ministros, y le pidió una reunión técnica entre ambos gobiernos para reconducirlo.

La mayor parte del dinero europeo vendrá en concepto de préstamos que hay que devolver. Es deuda para Euskadi, que ni siquiera conoce las condiciones. Pero el lehendakari se ha encontrado con un planteamiento de fondos y planes ya diseñados desde el Gobierno español y no sabe si hay margen para aportar cambios. Por ejemplo, desconoce si ya se han decidido las inversiones seleccionadas para el fondo de sostenibilidad de las comunidades autónomas con 20.000 millones, o si Euskadi tendrá capacidad para decidir.

Burocracia para las pymes

Fuentes de la consejería de Azpiazu recalcan que, más allá de la crítica política por la ausencia de cogobernanza con las comunidades autónomas, lo importante es el grave atolladero en el que están las pequeñas y medianas empresas que esperan estos fondos. Recalcan que en 2023 debe llegar este dinero al tejido productivo porque es el año clave, y debe hacerlo de manera ágil. Creen que esa agilidad la garantizan los gobiernos autonómicos, que deberían ser la correa de transmisión de este dinero para que llegue con fluidez. “Lo importante es que salga bien”, recalcan.

En ese sentido, el lehendakari planteó a Calviño la posibilidad de utilizar el entramado financiero de Euskadi, liderado por el Instituto Vasco de Finanzas. Se trataría de reducir la burocracia a su mínima expresión. Utilizar esta red supondría reducir los avales y los trámites, lo que suena a música celestial para las pymes vascas, inmersas ya en un bucle parecido al que retrataba la sátira Vuelva usted mañana de Mariano José de Larra. 

Urkullu puso en valor la estrategia de especialización inteligente RIS 3 de Euskadi y los planes de Euskadi Next. El PNV no oculta ya lo mucho que le irrita que, habiendo hecho los deberes y habiendo presentado todas las propuestas que se le han pedido, la ministra Calviño no termine de incorporar propuestas y redacte la adenda de su puño y letra.