- Corría el año 2018 cuando Pedro Sánchez olió sangre. La sentencia del caso Gürtel contra el PP había dejado a Mariano Rajoy en el alambre, e incluso Ciudadanos había decidido retirar su apoyo al entonces presidente español. Rajoy no supo leer la magnitud del escándalo, no realizó autocrítica y no brindó, por lo tanto, ningún asidero a sus socios para mantener el respaldo a su gabinete. Sánchez comenzó a mover ficha, realizar llamadas y ofrecer compromisos a partidos como el PNV mientras daba forma a su moción de censura. Esa situación podría guardar similitud con la actual, en la medida en que Sánchez, ahora como presidente y con el PNV como aliado, no parece haber medido en toda su extensión el alcance de la crisis del espionaje al soberanismo y, además, sigue sin cumplir los acuerdos con los socios de investidura. En el PP hay un nuevo líder, Alberto Núñez Feijóo, cuyo ascenso ha alimentado la hipótesis de un acercamiento al PNV.
Sin embargo, sobre la posibilidad de que Feijóo esté realizando movimientos con los jeltzales, las fuentes de la Ejecutiva consultadas por este periódico aseguran que no se ha producido ninguna maniobra. Y creen que es así porque Feijóo es consciente de que no puede acercarse un milímetro al PNV mientras no aclare su relación con la ultraderecha de Vox. “Feijóo está empezando. Tiene que saber primero cuál es el margen que tiene para hacer política de oposición, y luego tiene que aclararse y aclararnos cuál es su posición respecto a Vox. Sin despejar esas incógnitas, es difícil que pueda venir a decirnos algo”, dicen.
Además, aclaran que no creen que se esté ahora en los “estertores de la legislatura”. “Otra cosa es que, con la capacidad de autodestrucción que tiene este Gobierno, es imposible saber lo que ocurrirá, pero Sánchez va a intentar llegar al debate de política general que será en torno a julio, sacará pecho, e intentará capear el temporal de Pegasus y reconducir a ERC de alguna manera. A partir de ahí, verá lo que puede dar de sí la situación tras las andaluzas. Eso, en la teoría. En la práctica, le sale otro escándalo como Pegasus y volvemos al mismo punto. Es difícil hacer análisis a corto plazo. Explotan bombas todas las semanas en la política española”, dicen.