- Cualquier atisbo de duda sobre el alcance del acuerdo entre el PP y Vox en Castilla y León se despejó a las primeras de cambio: en su discurso de investidura, el reelegido presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, se echó en brazos de la ultraderecha y defendió a capa y espada su pacto de gobierno. Ello resultó evidente en su larga intervención, de 65 minutos, en puntos tan sensibles como la violencia de género, la memoria histórica, la inmigración y la educación.
Así, confirmó que su Ejecutivo tramitará una nueva Ley de Lucha Contra la Violencia Intrafamiliar, asumiendo el término que usa Vox para evitar referirse a la violencia de género; defendió una memoria como “elemento integrador para la reconciliación” y denunció que se utilice la historia para “dividir”, por lo que se puede interpretar que pone al mismo nivel a los vencedores del golpe y los impulsores de la dictadura, y al bando perdedor; defendió una inmigración “ordenada” para integrarse en el mercado laboral; y abogó por una educación “libre de adoctrinamiento ideológico”.
La trascendencia de lo que se visualizó ayer en el Pleno de las Cortes de Castilla y León radica en que se trata del primer acuerdo de gobierno entre el PP y Vox que, además, aupará a los de Santiago Abascal a la primera línea institucional al amarrar la presidencia del Parlamento autonómico; las consejerías de Empleo e Industria, Cultura y Turismo y Agricultura; y la vicepresidencia de la Junta, que recaerá en manos del líder de Vox en la comunidad, Juan García-Gallardo.
Un escenario al que ha abocado la decisión, amparada por el expresidente del PP Pablo Casado, de romper el Gobierno de coalición con Ciudadanos en Castilla y León y adelantar las elecciones, en un intento de emular el éxito de Isabel Díaz Ayuso en la cita con las urnas en la Comunidad de Madrid. Pese a vencer, Mañueco se quedó lejos de la mayoría absoluta y gobernará con Vox tras una ardua negociación, en lo que puede suponer un reflejo del escenario tras las próximas citas electorales, la más cercana en la Junta de Andalucía.
El puzzle castellano y leonés se ha resuelto además tras el relevo en Génova por el que Casado ha abandonado la presidencia del partido como consecuencia del choque fratricida con Ayuso, y Alberto Núñez Feijóo, tradicionalmente refractario a cualquier tipo de acercamiento con Vox, es el nuevo líder popular. Precisamente, la ausencia de Feijóo ayer en la sesión de investidura se interpretó como un intento de poner distancia con el sapo del pacto que se ha tenido que tragar. Fuentes del partido lo negaron y se apresuraron a anunciar que el todavía presidente de la Xunta asistirá el próximo 19 de abril a la toma de posesión de Mañueco. Eso sí, “si se lo permite la agenda”. Muy al contrario, ayer sí acudió al pleno el presidente de Vox, Santiago Abascal, que definió el pacto con el PP como “una posible alternativa para toda España”.
La sesión de investidura de ayer es la que mayor expectación mediática ha generado en la historia de la comunidad, con más de un centenar de periodistas acreditados. En su discurso de la mañana, Alfonso Fernández Mañueco avanzó los márgenes en los que discurrirá la legislatura de la mano de Vox, por los matices que deslizó en aspectos como la visión sobre Europa y el diálogo social.
Comenzó haciendo una defensa cerrada del acuerdo de gobierno. Dijo que refleja “la voluntad” de los electores, busca la “estabilidad para toda la legislatura” y asume el programa del PP como “opción más votada”. Añadió que se cimienta en el diálogo para “hablar de proyectos y actuaciones, y no de cuotas de poder o reparto de sillones”.
Por todo ello, Mañueco resumió que confía en disponer de un “Gobierno fuerte, sólido y eficaz para los próximos cuatro años”, en cuya gestación agradeció la “voluntad” de llegar a un entendimiento por parte de Vox, personalizado en su dirigente regional, Juan García-Gallardo, quien será la próxima semana el vicepresidente del Ejecutivo.
La violencia de género, la memoria histórica, la inmigración y la educación son los principales caballos de batalla de Vox en sus diatribas ideológicas, y donde más claramente se aprecia el retroceso que suponen sus postulados respecto a los avances sociales. Basta recordar que considera que el Gobierno de Sánchez es “peor” que la dictadura de Franco.
Los mensajes que les dirigió ayer Mañueco en su discurso fueron más que guiños, y así hizo suyo el concepto de “violencia intrafamiliar” de la ultraderecha. Más aún, confirmó que se aprobará una nueva Ley de Lucha Contra la Violencia Intrafamiliar, una de las exigencias de Vox en su acuerdo con el PP, para generar nuevos derechos y proteger a las víctimas. “A todas las víctimas”, subrayó Mañueco. La tramitación se iniciará antes del 31 de julio.
Avanzó además “una normativa en materia de concordia que integrará toda la regulación” sobre memoria histórica, es decir, que afectará al actual decreto sobre esta materia, aunque no detalló si se derogará o hasta qué punto se verá afectado. Según él, esta norma servirá “como elemento de reconciliación y evitará la utilización de la historia para dividir a los españoles”.
El popular consideró “enriquecedor y necesario” incorporar en la sociedad de la región a las personas extranjeras, si bien añadió que se debe hacer “siempre de forma legal y ordenada” y con una “clara vocación” de incorporarse al mercado laboral. Pidió a su vez a las personas extranjeras que busquen “la plena integración a través del respeto a las leyes, valores y libertades europeos de la sociedad que las integra”. Abogó por último por un sistema educativo “que genere oportunidades reales y esté libre de todo adoctrinamiento ideológico”.
Ya por la tarde, antes de la votación de la investidura propiamente dicha, fue el turno de los grupos parlamentarios. El portavoz socialista en las Cortes, Luis Tudanca, recordó las palabras del jefe de los populares europeos, Donald Tusk, quien consideró “una capitulación” el pacto alcanzado con Vox en Castilla y León. “Porque ustedes han capitulado, toda apariencia de derecha moderada que les quedara ha sido disuelta en este acuerdo de poder”, censuró.
Desde C’s, Francisco Igea, afeó que el candidato se haya alzando con el “curioso honor” de ser el primero que se “humilla” ante la “peste verde”, como denominó a Vox. Unión del Pueblo Leonés negó su apoyo a Mañueco por su “línea continuista”. “Va a seguir agravando las diferencias territoriales de una comunidad sin identidad”, censuró.
Violencia intrafamiliar. El Gobierno del PP y Vox aprobará una nueva Ley de Lucha Contra la Violencia Intrafamiliar, que convivirá con la actual Ley de Lucha contra la Violencia de Género, para generar nuevos derechos y proteger a “todas las víctimas”, según Mañueco.
Memoria integradora. El ‘popular’ anunció la puesta en marcha de una normativa “de concordia” que integrará toda la regulación existente. Su objetivo será avanzar en la “reconciliación” y evitar el uso de la historia para “dividir a los españoles”.
Inmigración ordenada. Amparó incorporar en la sociedad castellano y leonesa a las personas extranjeras si bien añadió que se debe hacer “siempre de forma legal y ordenada” y con una “clara vocación” de incorporarse al mercado laboral. Instó además a las personas extranjeras a buscar “la plena integración a través del respeto a las leyes, valores y libertades europeas de la sociedad que las integra”.
Educación no adoctrinadora. Reivindicó un sistema educativo “que genere oportunidades reales y esté libre de todo adoctrinamiento ideológico”, con el fin de ser “mejor y llegar más lejos”.
“Este acuerdo plasma la única alternativa viable para evitar una repetición electoral”
Presidente de Castilla y León