Lleva toda la vida en lucha. "Cuando naces en el Sahara, es algo natural", explica. Diez años en Londres, tres en Copenhague, de momento dos en Euskadi como Delegado del Frente Polisario. Durante estos años ha visto mucho. Momentos de esperanza y "traiciones". Pero pocas, dice, como ésta.
¿Cómo reciben la noticia del cambio de postura del presidente en nombre del Gobierno de España?
-Como todos los saharauis e incluso como muchos representantes del PSOE. Con sorpresa, rabia e indignación. Hemos vivido muchas promesas incumplidas desde Felipe González a Zapatero y ahora esto. Esta decisión no denota sagacidad política. En realidad no va a cambiar nada. Para las Naciones Unidas, el Sahara Occidental sigue siendo un territorio no autónomo pendiente de descolonización, y España la potencia administradora. Los países se pueden desligar de sus derechos pero no de sus responsabilidades.
¿Cómo se ha recibido en El Aaiún, en los campos de Tinduf?
-Pues como una segunda traición. No se comprende. ¿Por qué lo que vale en Ucrania no vale en el Sáhara Occidental? ¿Por qué se llenan la boca diciendo que Rusia no se puede apropiar de territorio ajeno por la fuerza y esto no vale para nosotros? Los saharauis llevamos 46 años en esta situación. Y no estamos pidiendo la luna. Solo que a este pueblo se le brinde la oportunidad de que deposite una papeleta con luz y taquígrafos. Y si quiere ser marroquí, el Polisario será el primero en bendecirlo, pero si se decanta por otra opción, que se respete su voluntad. Se vuelve a sacrificar al pueblo saharaui para complacer a un sátrapa. ¿Y a cambio de qué?
¿Cual es la situación hoy en el Sahara y en los campos de refugiados?
-Hasta el 13 noviembre de 2020 llevábamos casi 29 años apostando por un frágil alto el fuego. En lugar de poner en valor la paciencia saharaui esto se tomó como un signo de debilidad. Vemos cómo se violan los derechos humanos y se saquean nuestros recursos para dejar que el pueblo saharaui viva de la ayuda humanitaria. Todo esto desembocó en que desde 2020 haya una situación de guerra que no volverá a la normalidad hasta que haya un compromiso serio para poner una fecha definitiva al referéndum.
¿Habían hablado con el Gobierno de España en esta legislatura?
-Desde luego. Nuestra delegación está en constante contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores y además, hace menos de un año que el senador Luke Uribe-Etxebarria, del PNV, presentó en el Congreso una moción aprobada por unanimidad donde se dice que el Sáhara tiene que ser materia de política de Estado. Eso se había acordado. Y hemos visto cómo ahora Sánchez toma esta decisión a espaldas de su socio de Gobierno, Unidas Podemos, de los demás grupos que le apoyan y del principal partido de la oposición. Esto no es de recibo.
"Un país se puede desligar de sus derechos, pero no de sus responsabilidades. Este nuevo giro no es de recibo"
¿Qué escenario se abre ahora?
-Yo creo que a los saharauis esto les ha venido bien porque ha sido el detonante para mostrar una vez más que la España popular, la España de las comunidades, está con nosotros. Que para ellos esta causa no está sometida al trueque. Pero a Sánchez le deja en muy mal lugar, autoexcluido como mediador. España podría ser facilitador, pero hoy su papel dentro de Europa y de la ONU queda muy dañado.
¿Qué esperan que suceda ahora?
-Pues al igual que todos los partidos antes citados, que el presidente Sánchez rectifique, porque con esta decisión se está apoyando una ocupación militar ilegal y porque su posición tiene poco recorrido. Para finales de año se espera una sentencia firme del Tribunal de Justicia de la Unión Europea donde se reconocerá que el Sahara y Marruecos son dos territorios distintos y separados. Y entonces, ¿qué va a decir España? Estamos hablando de una guerra, de una ocupación ilegal.
¿Les llega el calor de los vascos?
-Desde luego. Solo hay que fijarse en las concentraciones que se han hecho a lo largo esta semana. El PNV sacó un comunicado demoledor sobre el cambio de posición de Sánchez. EH Bildu también. Creo que el PSE se queda solo y es lamentable porque podría haberse desmarcado como otras federaciones del partido. El argumentario del PSOE es de una inconsistencia absoluta. Se han pegado un tiro en el pie.
¿Comparte que la autonomía sea vista como la propuesta más "realista y viable"? ¿Lo siguen siendo los acuerdos de la ONU?
-No, y claro que lo son. Lo que habría que preguntarle a Pedro Sánchez es si esa solución [por la que Marruecos zanja el debate ofreciendo una "autonomía limitada"] que ve como "realista", es también justa. Si es democrática y si se ajusta al derecho internacional. Si su respuesta es que sí, entonces a los ucranianos habría que explicarles que están ante el segundo poderío militar, así que deberían arrodillarse y claudicar. No es de recibo mantener ese doble rasero. Y en ocho meses, tras la sentencia europea, creo que España tendrá que rectificar.