Acuerdo sobre la bocina en una jornada de infarto. PNV, EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos alumbraron ayer un “acuerdo de país” con el que dibujar las bases que marcarán el futuro de la Educación en Euskadi al refrendar un texto consensuado que acudirá a la Cámara con el sólido peso del que le dota estar avalado por más del 90% de los representantes del pueblo en la Cámara, 68 sobre 75.
El viernes no fue apto para cardiacos. Teléfonos en llamas, reuniones a dos, tres y cuatro bandas. Acercamientos, crisis. Esto no. Así, sí... El reloj avanzaba implacable angostando el margen para el diálogo, la serenidad y el acuerdo. La jornada agonizaba. Pero el compromiso de los cuatro firmantes por alcanzar un entendimiento que todos habían venido defendiendo como “necesario” acabó por imponerse. Eran las 18:42 de la tarde y atrás quedaban innumerables horas de trabajo, pero también la sensación en los firmantes de haber estado a la altura.
El acuerdo, del que se descolgaron los populares y Vox, señala que la educación vasca se estructurará como un sistema plurilingüe cuyo eje será el euskera y que se articulará a través de las dos lenguas oficiales y al menos una lengua extranjera. En el caso del euskera, se señala la necesidad de que los alumnos terminen su etapa escolar acreditando un nivel mínimo de B2, al igual que en castellano, además de una capacidad suficiente en al menos una tercera lengua. La intención es que cada centro dibuje su propio proyecto lingüístico acomodado a la realidad de su entorno, que será respaldado pero también evaluado por el Gobierno vasco, y que deberá desembocar en la citada dotación lingüística de todos los alumnos.
El texto pone un claro acento también en el impulso de la escuela pública vasca y recoge un apartado con las propuestas que Elkarrekin Podemos-IU pactó con PNV y PSE en la recta final de la tarde en el que se coloca a la escuela concertada como complementaria y se habla de un catálogo que elaborará el Parlamento Vasco con “medidas concretas” como las relativas a las obligaciones que los centros privados deben cumplir para poder ser concertados y acceder a la financiación pública.
Esto podría conllevar, entre otras consecuencias, la imposibilidad que accedan al concierto los colegios que segregan por sexo, algo en lo que hizo también hincapié EH Bildu.
En este sentido, el documento contempla que los concertados se sometan a auditorías para justificar en qué invierten el dinero y que se amplíen las plazas públicas en las zonas urbanas más pobladas para que los alumnos, especialmente los que se encuentren en una situación “vulnerable” social y económicamente encuentren el mejor acomodo.
Gratuitad total
La gratuidad total, es decir, el fin de las cuotas que se pagan en los colegios concertados, es otra de las medidas introducidas en este sentido, solucionando así uno de los principales problemas que habían detectado la mayoría de los grupos. Y afectará también a la etapa de 0 a 2 años. Con este fin, el Pacto Escolar recogerá la creación de oficinas municipales de matriculación que sustituirán a los centros para hacer este trámite, lo que permitirá para la coalición que ha impulsado su aprobación, Elkarrekin Podemos, que los colegios concertados no puedan “seleccionar” a su alumnado.
Según lo previsto, este acuerdo de bases será ratificado en comisión parlamentaria el día 28 y llegará a Pleno el 7 de abril para su aprobación definitiva. Será entonces cuando se convierta en la base de la futura Ley de Educación, que el Gabinete Urkullu pretende aprobar en octubre, un año antes de lo que tenía previsto en su calendario legislativo, lo que demuestra el compromiso demostrado por los firmantes y el propio Ejecutivo con una materia “estratégica”.
Un pacto a contrarreloj
Los grupos llegaron al último día adelantando buenas intenciones pero con los deberes sin hacer. Finalmente, eran más de las nueve y media cuando las luces de la Cámara se apagaban y los grupos finalizaban sus valoraciones. Miradas cansadas pero satisfechas.
“Es una fotografía histórica”, decía desde el PNV Leixuri Arrizabalaga, agradecida a quienes han hecho posible este acuerdo por la “flexibilidad” mostrada para alcanzar un acuerdo con vocación de “perdurar en el tiempo”. “Ha merecido la pena”, decía desde el PSE Jose Antonio Pastor, satisfecho por encaminar la educación vasca hacia un modelo “bilingüe o trilingüe” que pueda superar en el tiempo los actuales modelos. “Nos ha costado, pero hemos logrado mover al Gobierno”, se felicitaba también Miren Gorrotxategi, señalando como éxitos para Elkarrekin Podemos el fin de la segregación y el acento en la escuela pública vasca. “Es un paso adelante fundamental. Un precedente inédito en la forma de tratar retos estratégicos”, añadía desde EH Bildu Maddalen Iriarte. Y así, con todos “satisfechos” por haber dejado pelos en la gatera pero ver reflejadas sus principales exigencias, se cerró un pacto educativo inédito en el entorno más próximo.
Fuera quedaron el PP, que ayer insistió en criticarlo como parte de una “manipulación política” nacionalista que “margina” el castellano, y Vox, cuya parlamentaria Amaia Martinez no acudió a la tarde al Parlamento por estar junto a Ortega Smith inaugurando la sede del partido en Donostia.