- El expresident catalán Quim Torra fue juzgado ayer en ausencia en su segundo proceso por negarse a retirar un lazo amarillo de la Generalitat, tras admitir en un vídeo que desobedeció pero que no participaría en una “farsa” y equiparar, a través de su abogado, a España con la Rusia de Putin.
El juzgado de lo penal número seis de Barcelona, que asumió el caso una vez Torra perdió la condición de aforado, dejó visto para sentencia el juicio por desobediencia contra el exjefe del Govern, que se celebró en ausencia del acusado al tratarse de una pena menor.
La Fiscalía pide un año y ocho meses de inhabilitación -además de 30.000 euros de multa- para Torra por desoír una orden del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) que le obligaba a retirar de la Generalitat una pancarta con un lazo amarillo de apoyo a los presos del procés. Esta acción ya le costó el cargo en septiembre de 2020, en ese caso por desobedecer a la Junta Electoral Central.
A primera hora de la mañana, no obstante, Torra publicó en su cuenta de Twitter un vídeo grabado desde su oficina en Girona para anunciar que no acudiría al juzgado de lo penal para no “legitimar” lo que considera una “farsa” y que encomendaba su futuro judicial a los tribunales internacionales.
Quim Torra también pudo haber sido juzgado en ausencia en su primer juicio ante el TSJC, aunque optó por acudir y convertirse así en el primer president catalán en activo que se sentaba en el banquillo, tras lo que fue condenado a una pena de año y medio de inhabilitación que, en septiembre de 2020, lo desalojó de la Generalitat y precipitó las autonómicas que dieron la victoria a ERC.
Como alegara en ese primer juicio, Torra volvió a admitir en su vídeo de Twitter que desoyó al TSJC: “Sí, desobedecí esas decisiones, esas instrucciones ilegales, porque no podía hacerlo de otra manera. Mi deber como presidente de Catalunya era respetar y obedecer los derechos fundamentales universales”.
Sin declaración del acusado, el juicio se solventó con las testificales de los dos mossos que acabaron retirando la pancarta del Palau de la Generalitat a instancias del TSJC y del periodista Pere Cardús, que fue jefe de prensa de Torra y comparó en su declaración los lazos amarillos con los símbolos de repulsa a crímenes machistas que suele colgar el Ayuntamiento de Barcelona de su fachada.
En sus informes finales, la Fiscalía acusó Torra de haberse instalado en la “insumisión institucional” tras recalcar que no se le juzga por “colgar una pancarta” y que en ningún momento se ha “conculcado” su derecho a la libertad ideológica y de expresión. La fiscal trató además de desacreditar una de las principales bazas de la defensa, un informe del Comité de Asuntos Legales y Derechos Humanos de la Asamblea del Consejo de Europa crítico con el papel de la justicia española en el procés, que calificó de “anecdótico”.
Ello provocó la furibunda reacción de la defensa de Torra, ejercida por el abogado Gonzalo Boye, quien arremetió contra la justicia española por su “odio” a Torra -“solo le falta pedir que lo quemen en la hoguera”, dijo-. Advirtió a la Fiscalía de que no desoiga a organismos europeos, “no nos vayamos a encontrar un día sentados junto a Putin”.
Boye recordó que el presidente ruso ha abandonado el Consejo de Europa porque le “molestan” las resoluciones de este organismo y preguntó a la representante del Ministerio Público si, al considerar “anecdótico” su documento sobre el procés, quiere llevar a España a la situación de Polonia o Rusia.
Niega contactos con Rusia. Tras la crisis entre los socios del Govern, ERC y JxCat, provocada por las declaraciones de Gabriel Rufián ligando a Carles Puigdemont y su entorno con el Gobierno de Vladímir Putin, el expresident negó ayer haberse reunido “con ningún dirigente, exdirigente o persona representante de la Federación Rusa”. En un artículo en ‘La Vanguardia’, defendió su acción internacional para dar a conocer la situación en Catalunya. Todo lo demás “es pura fantasía y especulación”, dijo.