- 15 minutos. La duración de la reunión mantenida ayer entre el candidato del PP a la reelección en Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y el socialista Luis Tudanca da fe de cómo se encuentra el escenario, con el presidente en funciones de la Junta centrado ya en la cumbre de mañana con Vox en busca de su aval. El popular intentará seducirles para seguir gobernando en solitario pero, a juicio del líder del PSOE en la región, “el PP lo tiene ya hecho con la ultraderecha”. Mañueco calificó la cita con éste de “profundamente decepcionante” y le acusó de estar “preocupados de seguir las instrucciones” de Pedro Sánchez.
Tudanca, por su parte, se mostró “estupefacto” al comprobar que el PP dinamitó el encuentro en un cuarto de hora “por la mera mención de la palabra corrupción”, pese a que el planteamiento socialista era el de ofrecer posibilidades de investidura si, como anunciaron la pasada semana, el PP se abría a trazar un cordón democrático para impedir “la entrada de la extrema derecha al Gobierno”.
“Es una marioneta de Sánchez”, expresó Mañueco en su comparecencia sobre Tudanca, a quien reprochó que hiciera “chanzas” y haya “ridiculizado” la posibilidad de que el PP forme gobierno en solitario, sin que Vox entre en el Ejecutivo. Eso sí, prefirió no “juzgar” ni calificar a este partido como de extrema derecha. El líder del PP excusó su levantamiento de la mesa por los “silencios, el rechazo, las evasivas y las excusas” del PSOE ante sus propuestas de un programa legislativo compartido, la colaboración en materia de despoblación, un calendario sobre infraestructuras pendientes, la defensa del medio rural y la necesidad de seguir forjando acuerdos de Comunidad.
Tudanca tiró de ironía. “Nos hemos quedado un rato más por si decidían volver, pero nada”, manifestó y detalló que la propuesta del PP pasa por que el PSOE o Vox le regalen la presidencia para que “gobiernen en solitario”. En este extremo, el socialista indicó que interpeló directamente al PP si piensa permitir la entrada de Vox en el Gobierno autonómico, a lo que Fernández Mañueco respondía, según la versión de Tudanca, con un “no, todavía”.