- Una elevada abstención y el empuje de las fuerzas provincialistas asociadas y próximas a la España Vaciada pueden complicar hoy una mayoría a PP y Vox, que contienen el aliento para entre ambos sumar los 41 escaños que les asegure el gobierno de la Junta de Castilla y León y la reelección de Alfonso Fernández Mañueco. Incluso de darse, el partido de Pablo Casado podría salir trasquilado ante el elevado precio que le pondría la ultraderecha tras unas elecciones, adelantadas desde un despacho de Génova, que tienen una evidente lectura en clave de Estado.

Si el PSOE logra el sorpasso que el CIS ha pronosticado, el líder del PP vería en entredicho su propósito de alcanzar más pronto que tarde La Moncloa y también su liderazgo, en clara pugna con Isabel Díaz Ayuso. Sería el peaje del histrionismo que ha destilado durante la campaña, una vez que la polémica por las macrogranjas se fue desinflando. Su pose en pro del mundo rural, el combate por los fondos europeos rebatiendo incluso a la Unión Europea y, para colmo, la frustrada jugada con la reforma laboral, donde los letrados del Congreso han desnudado las quejas de los populares y de su diputado Alberto Casero, han contribuido a una caída de la fuerza conservadora en los sondeos, también por edulcorar su discurso hasta el extremo.

Un total de 2.094.490 castellanoleoneses están citados para los primeros comicios en la historia de este feudo que se desarrollan solo con carácter autonómico tras la fractura entre los socios de gobierno, PP y C’s. Precisamente, el candidato naranja y exvicepresidente de la comunidad, Francisco Igea, que podría salvar los muebles y hasta ser determinante en la ecuación, ha vaticinado que de las urnas lo que saldrán son dimisiones en las filas de su excompañero de viaje. Por su parte, desde Ferraz y en la cúpula regional creen que han acertado con la estrategia: un viaje de “menos a más”, sin desviarse de la temática principal , optando por la prudencia y fiando todo al mensaje del “cambio” después de 35 años de gobiernos del PP. Y sostenido todo en un candidato, Luis Tudanca, con un perfil sin grandes aristas y que conoce a fondo la tierra. De hecho, fue él quien se impuso en las elecciones de 2019 (35 procuradores, un 34,84%), objetivo que ven al alcance de la mano ya que las encuestas internas del PSOE les situaban en igualdad con los populares con un 29-30% de las papeletas. De ahí el empujón último de Pedro Sánchez.

El tren electoral tendrá su siguiente parada en Andalucía, donde se vive ya un ambiente preelectoral que se mantendrá durante los próximos meses hasta que el presidente de la Junta, Juanma Moreno, decida apretar el botón, aunque insista en desvincular su decisión de lo que hoy acontezca.