- La expulsión del partido de Sergio Sayas y Carlos García Adanero no va a ser tan sencilla como hubiera deseado Javier Esparza. O al menos es lo que van a intentar los dos diputados de UPN, que ayer acudieron a testificar ante el comité de disciplina y garantías que tramita el expediente abierto por la ejecutiva. El proceso sumario todavía tardará unos días en ver la luz -el comité tiene tasados unos plazos para que la instrucción sea garantista- pero es probable que acabe en la justicia ordinaria. “Vamos paso a paso. Y de momento estamos jugando este paso”, apuntó Sayas.
Los dos diputados han tratado de preparar bien su defensa recurriendo a juristas de prestigio. Quien fuera rival de Esparza en el último congreso ha optado por Eduardo Ruiz de Erenchun, que ayer le acompañó hasta la sede del partido para asistirle durante la declaración ante el comité de garantías. Adanero por su parte ha optado por el bufete del hijo de Jesús Aizpún, histórico presidente y fundador de UPN.
Ambos alegaron ante el órgano interno que no han incumplido el mandato de la ejecutiva ni el de su presidente y que, por lo tanto, no hay motivos para su expulsión. Es lo que debe dictaminar el comité de garantías, que tiene ahora cinco días para redactar un pliego de cargos con propuesta de sanción. Después, Sayas y Adanero tendrán otros cinco días para presentar alegaciones. La decisión final debe ser ratificada por la ejecutiva.
La defensa también va a ser política -y pública-, y ahí la crítica tiene un destinatario claro: Javier Esparza. Los dos diputados insistieron en que no han incumplido el mandato de la dirección, y denunciaron que todavía no se ha hecho público el contenido del pacto con el PSOE. “Lo que me gustaría saber es si había un acuerdo con el Partido Socialista o no, y si existía ese acuerdo, qué decía exactamente, porque yo creo que se está engañando a todo el mundo”, denunció Adanero a las puertas de la sede de UPN, donde acusó al líder del partido de haber “engañado a la ejecutiva de UPN, a sus votantes y al conjunto de la sociedad”.
La misma crítica hizo Sergio Sayas, que desveló las dos condiciones que había puesto la dirección de UPN para votar a favor de la reforma laboral. La primera, dijo, era que “el acuerdo sirviera para desgastar la relación del PSN con Bildu”. Y la segunda, que esa cuestión “fuera visible para los ciudadanos”. “A nuestro parecer no se cumplía, porque si el precio del acuerdo era la reprobación de Enrique Maya, el precio era insuficiente, y si el precio era dinero para el Ayuntamiento de Pamplona, era el mercadeo que criticamos en otros”, señaló. Según su lectura, “el único precio posible era la ruptura de las relaciones del Partido Socialista con Bildu”. “Un precio que el Partido Socialista no estaba dispuesto a pagar, y por tanto no teníamos ningún argumento que contar a los ciudadanos”, explicó.