Consuelo Ordóñez (Caracas, 1959), hermana de Gregorio, político del PP asesinado por ETA en 1995, es una mujer que se expresa con énfasis. Esta semana estuvo en Iruñea para participar en la XIX Jornada Anual de Covite. Desde 2003 reside en Valencia, donde partió en busca de otro horizonte vital. “Mi vida era un infierno, a mí ya me habían hecho de todo”, recuerda. Cuenta que en Covite hay asociados víctimas del Batallón Vasco Español, del GRAPO, del GAL o del yihadismo además de ETA. “Somos la única organización que nació con ese criterio”, destaca. Y apunta que su organización tiene “muy buena relación con el Gobierno de Navarra”. Ordóñez es como un torbellino, con un discurso con elementos previsibles (sin autocrítica en el caso Altsasu, por ejemplo) y otras consideraciones más sorprendentes por su enfoque y tono frente al PP.

Hablaron en Iruñea de los “retos y prioridades en el posterrorismo” diez años después del anuncio del fin de la violencia de ETA. ¿Cuáles son esas líneas prioritarias?

-Queda mucho por hacer en esta etapa. Una cosa muy importante es la pedagogía sobre lo que fue ETA y sus consecuencias, porque cada dos por tres sale una encuesta y nadie sabe nada en este país de lo que ha sido ETA, pero ni en Navarra, ni en Andalucía ni en Valencia.

Gente joven...

-Sí, las nuevas generaciones, varias ya; incluso gente que no era tan pequeña cuando ETA estaba todavía activa asesinando. Yo lo veo en Valencia. No tiene nada que ver ser víctima en el País Vasco o allí. En Valencia a veces me pone un poco nerviosa que la distancia geográfica sea la misma que la distancia que tienen sobre ETA y sus consecuencias. Tampoco les ha interesado nunca en gran medida.

¿Y aparte de la pedagogía?

-Queda mucho por documentar sobre lo que han sido los años de terrorismo. No hemos puesto nombre y apellido a las víctimas. Bueno, yo lo hago, diariamente en redes sociales. Lo primero que he hecho hoy (por el jueves) al levantarme es subir el hilo con el aniversario de dos víctimas de ETA. Dos guardias civiles a los que pusieron una bomba trampa. Yo subo todas las víctimas de todos los terrorismos. Es raro el día que solo tienes que subir una víctima. Hay días que son un montón, me cuesta mucho, cada vez quiero esmerarme más y hacer un hilo mejor, contar algo más. ¿Qué pasa? De la mayoría de las víctimas no sabemos nadie nada. La inmensa mayoría de las víctimas no está asociada en ninguna asociación. Son anónimas.

Están en su derecho de pasar página o desconectar.

-Claro, es normal, o por mil motivos. Eso hay que decirlo también. Yo represento solo a mis asociados, ni uno más, ni uno menos, y en muchas cosas puede que no pensemos igual, pero yo defiendo una causa que es común a las víctimas y no me meto en política. Todo lo contrario, soy muy beligerante con aquellos que utilizan a las víctimas para sacar rédito político.

Pedagogía, documentación y ¿algo más?

-Queda contar lo que ha pasado aquí, documentarlo bien y ser conscientes de la existencia por ejemplo de la escena que yo viví el miércoles.

Se refiere al incidente que tuvo que aguantar en un céntrico bar de Pamplona con un cliente.

-Sí, estábamos Conchi Fernández Galán, a la que mataron a su marido en Alsasua y yo, y entró una pareja, y él de repente pasó a mi lado, se puso como un loco, parecía que me iba a dar dos hostias, y comenzó a gritarme el asco que le daba, y a decirme que era de aquí, y se me acercaba con pinta así de macho, porque son unos machistas. Si llego a estar con un grupo de cuatro y hay un tío, este no se acerca. Estoy convencida. Y se iba y volvía, y yo le decía, pues lárgate, porque no tuve reflejos, me tenía que haber puesto a grabarlo, o a echarle besitos, como hice en Alsasua, que les pone más nerviosos. El caso es que no me esperaba que esto me iba a pasar a mí en Pamplona. Esto en San Sebastián es impensable, pienso que no me hubiera pasado.

Comentaba usted que en las redes recuerda a víctimas de todo tipo.

-Todos los días recuerdo a todos los asesinados de cualquier grupo terrorista e intento hacer pedagogía de condena de todos los terrorismos. E insisto en ello, porque ahora está la derecha abertzale, como la llamo yo, que se ha puesto de moda.

¿Vox?

-Claro, u ojo, o también gente del PP fanática. Todos los que sean radicales de un partido.

Llama la atención que haya acusado al PP de instrumentalizar a las víctimas.

-La gente nos tiene encasilladas a las víctimas. Es verdad que muy pocas víctimas han decidido hacer carrera política en el PP, tradicionalmente. Bueno, en el PSOE también. Esas víctimas han ocupado puestos de representación de todo el colectivo, y eso nos ha hecho mucho daño. Hoy todo el mundo encasilla y se cree que si eres víctima de ETA tienes que ser del PP o de Vox. Y el PP muchas veces utiliza a las víctimas, la causa de las víctimas con un único objetivo y fin: sacar rédito político. Para mí ante eso tolerancia cero, no hay cosa que más me indigne y repugne. La utilización de las víctimas, de nuestra causa, para sacar rédito político. Porque encima, cuando han estado gobernando, y les he pedido todo lo que les he pedido, muchas cosas, no me han hecho caso a nada. Obras son amores.

¿A nada?

-A nada. Absolutamente. Nada de lo que les he pedido. Nada.

¿Como por ejemplo?

-Una reivindicación histórica de Covite, la Ley 29/11, la ley de víctimas estatal, hoy vigente. Cuando era un borrador fuimos la única asociación que nos dimos cuenta de una barbaridad que se iba a cometer, producir la mayor desigualdad indeminizatoria entre víctimas, diferenciando entre las que tenían sentencia, con 500.000 euros para las víctimas mortales y las que no tenían sentencia, el 40%. Resulta que para ellas la vida de su familiar vale 250.000. ¿Eso es justo? Nosotros se lo dijimos cuando era un borrador. Se limpiaron el culo con nuestras alegaciones. Nos invitaron a hacer propuestas, y era un paripé, no les importaba absolutamente nada, ni se las leyeron. Estuvimos siete años y medio venga a reunirnos con ellos, insistiendo, era cuestión de voluntad política. Todos 500.000. Me reuní con la oposición, por ejemplo con Txiki Benegas, el PSOE lo iba a apoyar, pero el PP nunca sacó esa propuesta de igualación.

Está abierta a los acercamientos de presos.

-Es que nunca hemos estado en contra, jamás, si hay algo que nos caracteriza es la coherencia. Lo que no hemos criticado de unos no vamos a criticar de otros. Los hizo Zapatero y Rajoy también, no lo contaba, pero los hizo. Yo me reuní con Marlaska en julio de 2018 recién nombrado y como ya se empezaba a oír que iban a cambiar la política penitenciaria, le dije que nosotros no íbamos a criticar acercamientos. Y él me comentó que querían pasar a todos los que estaban de Madrid para abajo de Madrid hacia arriba, ir acercándolos. Yo le dije que nos daba igual dónde cumplan condena los presos. Sí le pedí como favor, porque sabía que no tengo ningún derecho en política penitenciaria, que a los que acercaran a cárceles vascas hubieran tenido un gesto ya de inicio de reinserción, que es el fin del cumplimiento de las condenas. Que se hubieran desmarcado, que estuvieran en ello, mínimamente arrepentidos de lo que habían hecho. Y a esos, acercarlos, como con la Vía Nanclares. Solo le pedí eso, y me ha hecho caso. Porque empezaron enseguida a hacer acercamientos, al principio muy pocos a cárceles vascas. Ahora un poco más, pero siempre nos lo ha comunicado. Es el único ministro que nos ha dado tanta información. Así que yo no he criticado nunca los acercamientos, no tengo nada en contra. Es más, estoy a favor de la reinserción, prefiero un etarra arrepentido a uno que no lo está.

Ahora están de nuevo en el foco los encuentros restaurativos por la película ‘Maixabel’. ¿Qué opinión tiene?

-Pues mire, yo también hice uno, que tuve que forzarme a hacerlo porque en el programa de encuentros que creó el Gobierno Vasco cuando estaba Maixabel no hicieron justicia restaurativa como debe de ser, hicieron otra cosa.

¿Y qué era entonces a su juicio?

-El Gobierno Vasco, la dirección de Maixabel, elegía a las víctimas que ellos querían, y a los victimarios que ellos querían, los preparaban...

Los que reunían unas condiciones...

-Pues a mí nunca me elegían. Y yo tenía a uno de los asesinos en la Vía Nanclares, Valentín Lasarte.

¿Y lo hizo por su cuenta?

-Claro, porque a mí nunca me elegían, ni nos contaban nada de los programas de justicia restaurativa, que tienen que ser transparentes y con unos estándares internacionales establecidos y una serie de garantías, y no se está cumpliendo nada de todo eso. Yo no me creía el arrepentimiento de Valentín Lasarte. Iba a los juicios en los que él estaba como testigo, y siempre cubría a los miembros del comando que estaban juzgando. Nunca se acordaba de nada. Entonces, cuando llegó el PP crearon un plan de política penitenciaria, y vi que un artículo decía que si una víctima pedía un encuentro con su victimario, se tenía que conceder al fin de que le pidiera perdón. Cuando lo pedí al secretario de Instituciones Penitenciarias del PP me puso bastantes pegas, y no le hizo mucha gracia, pero al final como estaba en mi derecho lo hice.

¿Y ese encuentro qué le generó?

-Yo iba a probar si realmente estaba arrepentido. Con preguntas sobre las cosas que no sé del atentado de mi hermano, y sobre todos los atentados que están sin resolver cuando él salía a matar. Estudié muy bien cuáles eran esos asesinatos sin resolver, y le empecé a preguntar. Y no me contestó a ninguna pregunta, no sabía nada, sí cosas de mi vida íntima. Al día siguiente hice una rueda de prensa y dije que no me creía que estuviese arrepentido.

“Hoy todo el mundo encasilla y se cree que si eres víctima de ETA tienes que ser del PP o de Vox”

“Estoy a favor de la reinserción, prefiero un etarra arrepentido a uno que no lo está”