La posición del ministro Escrivá en el Gobierno español es cada vez más precaria. El responsable de la cartera de la Seguridad Social acumula polémicas que lo debilitan en puertas de la remodelación del Ejecutivo español, un cambio de sillas que el presidente Sánchez ni confirma ni desmiente pero que sobrevuela desde hace semanas. El último charco que ha pisado Escrivá lo ha calado hasta el tuétano. Ha desembocado en una desautorización pública de sus interlocutores en el diálogo social y ha quemado buena parte de su capacidad de interlocución: la patronal y los sindicatos se han desmarcado y han criticado su propuesta de que las personas nacidas entre la década de los años cincuenta y los setenta, los llamados baby boomers para solucionar el problema de tesorería.
No formaba parte del acuerdo sobre la reforma de las pensiones. Desde sus socios en el Gobierno, Unidas Podemos, se ha escuchado también un atronador desmarque que agrava su situación. El propio Escrivá ha admitido que “no tuvo el mejor día” y que este factor de equidad intergeneracional, sustituto del factor de sostenibilidad del expresidente Rajoy, está sin definir. “Hay que transmitir certidumbre a los pensionistas y no lo hice al hablar de algo que está por definir. Se me entendió mal, eran reflexiones en voz alta”, zanjó.
Sánchez dio por buenas sus palabras y puso en valor el acuerdo que ha alcanzado. Parece un capote, pero nadie esperaba de Sánchez una clara desautorización pública. En el acuerdo firmado en La Moncloa no aparece ningún recorte de ese tipo, pero Escrivá parece anticipar por dónde van sus reflexiones y no ha descartado de manera taxativa que vaya a aplicar ese criterio. El PP se aferra a ese matiz para asegurar que, en realidad, se le escapó una intención que es real.
LOS FRENTES ABIERTOS DE ESCRIVÁ
LOS FRENTES ABIERTOS DE ESCRIVÁ
La negociación de ese factor de equidad tendrá que cerrarse el 15 de noviembre, pero Escrivá ha generado ya muchas desconfianzas entre los agentes sociales, también con la patronal CEOE. Esta controversia se suma al frente abierto con un socio prioritario para Sánchez, el PNV, que ha señalado a Escrivá como un freno para la transferencia completa del Ingreso Mínimo Vital a Euskadi, pendiente desde octubre del año pasado.
Es un acuerdo que el ministro Iceta sí ha manifestado en público que quiere cumplir. De hecho, las resistencias de Escrivá provocan situaciones incómodas a Iceta, quien tuvo que aclarar en una entrevista concedida a DEIA que se negociará con un solo criterio. El Gobierno vasco ya rechazó la oferta de Escrivá porque no contemplaba la gestión completa, sino que proponía que Lanbide asumiera las funciones iniciales del proceso, recibiera las solicitudes ciudadanas y fuese el Estado quien autorizase los pagos.
Escrivá no ha tomado nota y arroja sal en la herida. El jueves despreciaba el aviso del PNV en Televisión Española y atribuyó sus quejas a “intentos de forzar un poco la posición negociadora con influencias externas”. “Es natural, no le doy más importancia”, despachó. Pero está solo en esa batalla. La vicelehendakari segunda y líder del PSE, Idoia Mendia, también rechaza de plano su oferta; Podemos Euskadi se ha manifestado igualmente a favor de que el ministro revise su posición y negocie con otra actitud, y EH Bildu ha avisado de que no aceptará ser una sucursal del Estado.
UN TÉCNICO RODEADO DE TÉCNICOS
La polémica de las pensiones y el IMV tienen en común que, en ambos casos, a Escrivá se le reprocha que alcance acuerdos y después los matice porque ve dificultades jurídicas. Incluso fuentes socialistas reconocen que no tiene vis política y que es un técnico rodeado de técnicos. Sucede con el Ingreso Mínimo Vital, donde acordó una encomienda de gestión con el diputado Aitor Esteban que iba a ser provisional a la espera de la transferencia completa y que ahora, sin embargo, quiere hacer definitiva. El traspaso se pactó en la disposición adicional quinta del decreto 20/2020. Ha ocurrido también con las pensiones, donde había un compromiso para derogar el factor de sostenibilidad que ligaba la cuantía de las pensiones a la esperanza de vida y afectaba a todos los pensionistas de manera indefinida. Pero Escrivá matizó que sí existe un problema de sostenibilidad y está concentrado en la generación de la alta natalidad, el baby boom, y que ellos asumirán el esfuerzo.
El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, aseguró este viernes que “Escrivá tiene muy poco sentido de la política, muchas veces va por libre”, y que, cuando parece haber alcanzado un acuerdo, un mes después “se le ha olvidado”. Esteban añadió que el acuerdo sobre las pensiones es “muy limitado, no enseña las tripas de una reforma, muchas cosas quedan en la indefinición” y, además, las declaraciones sobre el baby boom no fueron oportunas. También recordó que el IMV tendría que haber llegado en octubre, y que su partido está “quejoso en el ámbito de las migraciones” porque la consejera Artolazabal pidió una reunión con todas las comunidades y, todavía ayer, seguía sin respuesta, según dijo en Radio Popular-Herri Irratia. Todos estos frentes se suman al fuego ya extinguido de la negociación de los ERTE, que también se extendió hasta el final con los agentes sociales y con fricciones.
AVAL DE PEDRO SÁNCHEZ
Como es habitual en estos casos, Sánchez quiso escenificar un respaldo a su ministro, reivindicó su trabajo y pidió no “minusvalorar” el primer acuerdo que sigue las recomendaciones del Pacto de Toledo. Aplaudió la alianza con los sindicatos CCOO y UGT y con la patronal, que “garantiza” que se actualice la pensión con la evolución de los precios, el IPC. Pidió dejar trabajar al ministro para afinar el factor de equidad. “Ha sido elocuente. Trabajaremos en los próximos meses”, sostuvo.
El mal trago no ha terminado para Escrivá. Va a comparecer el miércoles en el Congreso, en la comisión del Pacto de Toledo, un día después de que el Ejecutivo inicie la tramitación en Consejo de Ministros. Cuando se le preguntó en Televisión Española si se ve en el Gobierno en septiembre, dijo “no lo sé” de manera atropellada, para añadir que es “muy bonito” estar ahí.
SINDICATOS Y PODEMOS
CCOO y UGT criticaron su falta de prudencia, la diputada de Unidas Podemos Aina Vidal censuró sus “desafortunadas declaraciones”, y el ministro Garzón (también de Unidas Podemos) aclaró que es una opinión personal de Escrivá. Casado, desde el PP, opinó que se la ha escapado la verdad y que se ha desmontado toda su “propaganda” y habrá recortes: “Ya está bien de que nos tomen el pelo”.