u fuerza es que no hay otra salida". O al menos se antoja como una utopía. El paso de la monarquía a la república como modelo de Estado resulta a corto y medio plazo una quimera pese a la constatada pérdida de adhesión social no solo ya en las nacionalidades históricas como Euskadi y Catalunya sino en otros territorios debido a la mayoría requerida en el Congreso para una reforma constitucional que permita, por ejemplo, la celebración del referéndum.
Así lo corroboran los expertos consultados tras los últimos acontecimientos en la Corona española, con la huida de Juan Carlos de Borbón al extranjero, a un país, Emiratos Árabes, del que Zarzuela tardó dos semanas en informar, y que ha supuesto solo la guinda al reguero de conductas, como poco, huérfanas de ética desde hace años y principalmente en la última década de la Familia Real.
Tramas como el caso Nóos, la caza de elefantes en Botsuana, relaciones extramatrimoniales como la mantenida con Corinna -según la princesa alemana-, el supuesto cobro de comisiones ilegales por la construcción del AVE a La Meca, un traspaso de poderes condicionado por tantos desmanes... Son algunos de los episodios que han cercenado la credibilidad en esta institución, unido al desafío territorial, por parte de la sociedad, aunque el Centro de Investigaciones Sociológicas no pregunte por ella desde 2015. "El director del CIS, Tezanos, no puede decir ya que no es un tema de actualidad", señala el politólogo Pablo Simón, para quien "el cortafuegos" que en su día se estableció respecto a la red corrupta en que participaron Iñaki Urdangarin, aún en prisión, y la infanta Cristina no sirve en el actual contexto.
"El problema es que ante el rey no hay un mecanismo de rendición de cuentas como el de un político convencional, que le imputan y dimite. La institución es inseparable de la persona. La Corona adolece de una herramienta de transparencia sin ley orgánica que la regula ya que funciona con pactos implícitos", lamenta este profesor universitario. En esta tesitura, según el sociólogo Salvador Cardús, asistimos a "un intento calculado, casi desesperado, de intentar salvar el llamado Régimen del 78 y la monarquía con un espectáculo deprimente". Y se recurre para ello a la confección de un "relato". "Desde las portadas del Hola! a encuestas de medios afines diciendo casi que el emérito se ha ido de vacaciones al extranjero.
Los poderes fácticos del Estado tratan de salvar el impacto, maniatado además por la pandemia aunque se recrudecería si desde Suiza se afianza la acción judicial. ¡Porque esto no se acaba con su huida! Lamentablemente, la opinión pública está secuestrada por discursos como el de la Conferencia Episcopal blanqueando a un individuo que se ha saltado muchos de los mandamientos de Dios", argumenta Cardús, que entiende que Zarzuela se dedicará a confeccionar a Felipe VI una agenda de perfil bajo.
María Silvestre, socióloga y directora del Deustobarómetro, conmina a un "incremento de la transparencia y de la comunicación". "Que saliera del país sin saberse nada de su destino durante días, que no se mencione su patrimonio, ni se den explicaciones sobre las acusaciones de corrupción, no ayuda a mejorar la imagen de Casa Real. Es más, es el momento de abrir el debate y plantear a la sociedad si quiere una república o no.
De hecho, si la monarquía ganara el referéndum, la Corona tendría por delante años de legitimidad". Pero semejante vía no parece plausible. "Si algo quedó atado y bien atado en la Transición es la pervivencia de una institución que simboliza la unidad de la patria", considera Cardús, que se pregunta: ¿Y si Felipe VI acaba implicado? Pues vendrían los hijos. ¿Y si afecta a toda la familia?... Pero no veo alternativa".
Simón se pronuncia en la misma línea: "Aquí se ligó a la vez democracia y Corona cuando lo normal es que los reyes caigan. Pero tras la dictadura se le blindó y se hizo del monarca una figura inamovible. Otra cosa es que las costuras se tensionen si se produce un desacople mayor entre esa legitimidad en origen y la legitimidad en ejercicio, como por ejemplo que el rey actual pierda su posición neutral". Algo que desde Catalunya el soberanismo, y sectores más transversales, creen que ocurrió en el discurso del 3-O tras el referéndum del 1-O. Ahora bien, Cardús matiza que aquel discurso casi belicista y nada dialogante "solo confirmó una línea de descrédito" que allí ya existía.
El escritor y periodista catalán precisa que "lo que ha hecho tambalear a la monarquía es el independentismo. Lo de Corinna y las comisiones ya existía. Yo recuerdo haber leído en la prensa extranjera hace tiempo lo de las comisiones del petróleo, y en cuanto a la conducta personal del emérito, ya en 1989, llegó tarde a la inauguración del estadio de Montjuïc porque se decía y se sabía que venía de ver a la querida en Mallorca". "Ha sido el desafío territorial lo que ha debilitado su posición simbólica", zanja Cardús. Su paradero actual es toda una incógnita más allá de si pasó por Abu Dabi o se instaló, como revela una fotografía. Algo incomprensible. "¿Se puede imaginar alguien a Isabel II de Inglaterra abdicando y huyendo? Es mentalmente imposible entre los británicos. Aquí lo es", ejemplifica el sociólogo.
Simón asiente: "Además, no sería la primera vez que un rey vuelve al trono, como pasó con Carlos IV y Felipe V. Solo por eso teníamos derecho a saber dónde se halla. Es más, se podía haber ido y no saber nadie dónde está. Pero si lo conviertes en un pseudoexilio a través de un comunicado, la primera pregunta que surge es a dónde ha ido". "Aquí ni hay una operación contra él ni se quiere ahondar en su vida personal. Lo de la amante es lo de menos. Hablamos de corrupción y latrocinio público, y más si le costeamos la seguridad", sostiene el politólogo. Que el presidente Pedro Sánchez se empeñara en aseverar que ignoraba el destino de Juan Carlos I es poco creíble cuando el propio ministro Grande-Marlaska reconoció que la seguridad del emérito es algo que "concierne al Estado".
Por todo ello, Silvestre insiste en que antes de intentar modernizar la institución, ésta debería reeditar su legitimidad". "A nivel personal, Felipe VI podría salir más o menos indemne, pero se trata de conocer hasta qué punto la Corona está herida de muerte". Simón añade: "Y surgen otras dos interrogantes que nos podemos hacer. ¿Hasta qué extremo sabía Felipe VI todo lo que hacía su padre, fue connivente? ¿Y quién nos garantiza que no haya incurrido en las mismas prácticas?". "¿Que es pedirle un acto de fe? Pues sí, pero el mayor blindaje es la transparencia pura y dura", matiza. No en vano, de Juan Carlos de Borbón se trasladó una imagen inmaculada durante tres décadas, hasta el empeño de acuñar el término de "juancarlista" para quien no se sentía cómodo diciendo que era monárquico. "El juancarlismo se centró en el papel del personaje. La monarquía era él. Si le quitas a Juan Carlos, a la institución le queda poco. Se edificó su semblanza al hilo del 23-F como su hubiera sido él el garante de la democracia cuando todos sabemos que tuvo posicionamientos ambiguos sobre el frustrado golpe de Estado", relata Cardús. Que ahora se decidan a retirar calles y recintos con su nombre, como dice Silvestre, "carece de trascendencia".
La directora del Deustobarómetro apunta que "con la actual composición del Congreso y la postura del PSOE", se hace difícil pensar en una mayoría cualificada para celebrar el referéndum. Pero Ferraz "tarde o temprano tendrá que posicionarse de forma más clara y menos institucional porque se lo pedirá su electorado y gran parte de la sociedad". Fue el propio Sánchez quien llegó a confesar que la monarquía española "encarna los valores" del republicanismo. Una contradicción en toda regla.
Simón asegura que el PSOE se comporta así porque "no es un tema que en la agenda reporte votos". Y evoca una cita de Felipe González en 2014: "Mis compañeros se confunden al decir que los socialistas siempre hemos sido republicanos. No es así. Éramos accidentalistas". Ese accidentalismo, que se remonta al nacimiento del partido durante la restauración canovista, consistía en dejar en un segundo plano la discusión sobre el régimen monárquico o republicano de España, siempre que se garantizara el Estado de Derecho. Y como confirma el politólogo: "Los sectores conservadores del socialismo vinculados al pacto del 78 lo son. Otra cosa es que el asunto se politice más o crezcan los elementos judiciales. Si el Supremo da carpetazo, suben las protestas... el PSOE puede colocarse en situación comprometida". "Y deberá ser mucho más tajante", certifica Silvestre.
Pero esta "diferencia retórica" con su socio de coalición, Unidas Podemos, no es algo que, según estos expertos, pueda romper el actual Gobierno. "Habrá zozobra pero prevalecerá la capacidad de supervivencia. Podemos no está en condiciones de dejar caer a Sánchez", reseña Cardús. Esta brecha se aprecia también en el soberanismo catalán con un JxCat presentando mayor "confrontación" que ERC porque "la política también es discurso". El sociólogo catalán echa mano de un reciente barómetro con 2.000 entrevistas en el que los catalanes otorgaban a la monarquía una nota de 1,6, con 1.100 situándola en el extremo peor y donde solo 19 encuestados señalaban que la institución cumplía muy bien.
En el horizonte se adivinan posibles sanciones por el presunto delito de injurias a la Corona al hablar de estos asuntos. Silvestre alude a que todo ello cabe "dentro de la libertad de expresión" y Cardús se refiere a cómo desde hace años se ha hecho referencia a las conductas de la Familia Real en los medios vascos y catalanes "mediante el humor". Y avisa: "Cuanto más débil es el Régimen, más feroz se muestra". Para Simón, "hay que afinar el Código Penal para que esto no quede al arbitrio de la interpretación de un juez ya que los casos pueden estar distorsionados por el ambiente político". "Es algo regularizado en otras monarquías europeas pero que aquí, como herencia del franquismo que es, funciona de forma muy opaca". "A veces pienso que Zarzuela se cree que debatimos ahora sobre estas cosas como si fuera una serpiente de verano", apostilla el politólogo. La conclusión es clara: "Estamos atados" a la monarquía porque el plan B es inviable.
"Sin transparencia pura y dura uno se pregunta si Felipe VI fue connivente con su padre y quién nos garantiza que él no ha incurrido en esa práctica"
"El PSOE defiende este modelo porque no es un tema que reporte votos; con todo, el Gobierno no caerá pese a la diferencia retórica con Podemos"
Politólogo y profesor en la Univ, Carlos III
"Si algo quedó atado en el año 78 es la institución que simboliza la unidad de la patria y que se ha visto debilitada por el reto independentista"
"¿Alguien se imagina a la reina Isabel II abdicando y huyendo? Imposible allí, mientras que aquí se crea un relato para secuestrar la opinión pública"
Sociólogo, periodista y escritor
"Antes de modernizar la institución toca plantear el referéndum porque además, de ganarlo, la Corona tendría años de legitimidad por delante"
"Un rey no se puede ir sin conocerse su destino y su patrimonio, y sin explicar las acusaciones de corrupción; debe haber mayor comunicación"
Directora del Deustobarómetro social