- En septiembre, Alberto Núñez Feijóo cumplirá 59 años y lo hará como presidente de la Xunta de Galicia por otros cuatro años más y gracias a otra mayoría absoluta, la cuarta, repitiendo el mismo número de representantes que hace cuatro años. Iguala de esta manera las cuatro mayorías absolutas de Manuel Fraga, aunque el exministro franquista llegó a disfrutar de nada menos que 43 diputados (1993) y hasta en tres ocasiones (1993, 1996 y 2001) consiguió superar la abrumadora cifra del 52% de los votos.
Feijóo, sin embargo, se va a quedar con esa espinita clavada porque tampoco logró ayer superar esa espectacular cifra de votos. Ayer se quedó por poco por debajo del 50% de los votos. Pero firmó ayer unas cifras que engranda la figura del presidente gallego que, con esos resultados, todo hace indicar, para desgracia del presidente del Partido Popular (PP), Pablo Casado, que se siente legitimado para dar el salto a la arena política estatal. Y lo hizo tras una campaña muy personal en la que las siglas del PP apenas tuvieron hueco. Y es que la gran contribución de Alberto Núñez Feijóo es haber logrado aglutinar en torno a su figura todo el voto de la derecha -VOX apenas logró un 2% de los votos y a ciudadanos aún les fue peor y apenas sí lograron un 0,75%-, frente a la tradicional división en el bloque de la izquierda.
Eso marca históricamente la diferencia en una comunidad en la que además las provincias con menos población urbana y con mayor peso del voto conservador -Lugo y Ourense- mantienen una clara sobrerrepresentación parlamentaria en perjuicio de las más pobladas —A Coruña y Pontevedra-.
Con esas credenciales, Alberto Núñez Feijóo se presentó ante los suyos. Y como lo hizo durante la campaña lo hizo enseñando la marca personal y prácticamente escondiendo las del Partido Popular. "Gracias de corazón. Galicia, Galicia, Galicia... por cuarta vez Galicia!", comenzó su intervención haciendo referencia a sus cuatro mayorías absolutas. Recibido como una auténtica estrella, Núñez Feijóo, que quiso disfrutar de su noche y su baño de masas se hizo esperar, repitió una y otra vez una palabra, gracias por un resultado tan emotivo. "Galicia es lo que nos une a la gran mayoría de los gallegos, dijo Feijóo, que agradeció primero a los presidentes de Andalucía y Castilla-León y a Mariano Rajoy, para luego citar a Pablo Casado. Y reconoció que "si estamos aquí es porque dedicamos nuestra energía y nuestro trabajo a Galicia. Este resultado es el respaldo a la decisión de trabajar por Galicia y podemos decir que ha merecido la pena". "Este apoyo tan excepcional me entusiasma más que el primero que obtuve en marzo de 2009 porque entonces no sabía lo que significaba ser presidente de la Xunta de Galicia. Ahora me debo más a Galicia y lo haré con más ahínco y ganas que nunca. Sé para qué y por qué me han votado los gallegos y estoy aquí para cumplir mi deber como el primer día", continuó el presidente de la Xunta.
"Mi deber será por cumplir con Galicia voy a defender los intereses generales y puedo asegurar que con independencia de quienes me han votado puedo prometer que desde ahora mismo y hasta el último día intentaré ser el presidente de todos los gallegos". Feijóo, que aseguró que hubiera sido más fácil dar el salto a la política estatal, tuvo también un recuerdo muy especial para las víctimas de la pandemia del covid-19 y reconoció que afrontan unos años muy difíciles para intentar superar las graves secuelas del coronavirus. "Estoy abrumado por este resultado pero la verdadera celebración será cuando los gallegos puedan volver a celebrar juntos. "No voy a poner por delante de Galicia a nada ni a nadie".
Respecto a hace cuatro años, el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) de Ana Pontón -la otra gran triunfadora de la noche electoral al lograr una espectacular subida de 13 escaños- y el PSdeG, que prácticamente calcó sus resultados, serán los otros dos partidos que tendrán representación en el Parlamento de Galicia, ya que la otra gran noticia de la noche es la desaparición de Podemos. La división en el partido morado y Las Mareas supuso un descalabro para ambos partidos que se presentaron en solitario. Pasaron de 14 escaños a no tener representación, alguna. Antón Gómez-Reino, pese al apoyo de la ministra de Trabajo, Yolada Díez, apenas logró rascar un 3,93% de los votos y a Las Mareas aún les fue peor con un 0,22%. Tras este batacazo, a Gómez-Reino no le quedó más remedia que asumir el "fracaso" electoral. "Son unos resultados inesperados, malos, muy malos para nuestros espacio y que yo asumo en primera persona", dijo Gómez-Reino. Ante el "fracaso" que supone el resultado electoral, la coalición morada iniciará un proceso de "reflexión profunda", anunció visiblemente afectado.