- Desde que Pedro Sánchez lanzó como globo sonda la propuesta de reeditar los Pactos de La Moncloa de 1977 para recuperar la unidad política en este contexto de lucha contra el coronavirus, su anuncio no ha ido más allá del eslogan y ha despertado más recelos que adhesiones entre la oposición. En ese contexto, el presidente español intentó ayer que su propuesta tome algo de cuerpo, la hizo oficial en el Congreso de los Diputados, y convocó a los partidos para reunirse y explorar en el transcurso de la próxima semana un "gran acuerdo para la reconstrucción económica y social". La propuesta ya tiene rango institucional y llega en un momento en que Sánchez quiere recuperar cierta unidad, rebajar la guerra con el PP y seducir a los partidos a los que ha ido defraudando, aunque de momento los recelos siguen siendo la nota dominante ante esos pactos.
Lo solemnizó en el tenso pleno de ayer, donde salvó la prórroga del estado de alarma hasta el 26 de abril y tres decretos económicos y sociales. Su principal obstáculo es la oposición frontal no ya de Vox, que pide que dimitan Sánchez e Iglesias, sino también del PP, que compite en dureza con el partido ultra. Pablo Casado apoyó la prórroga, pero escenificó la ruptura de todos los puentes con Sánchez tras un cruce dialéctico bronco. Cuando parecía descartado que el PP vaya a la reunión de los Pactos de La Moncloa, fuentes del partido filtraron por la tarde que la puerta no está cerrada del todo y tomarán una decisión en función del planteamiento de Sánchez y solo si les llama antes. La vicesecretaria de Organización, Ana Beltrán, defendió acudir en una entrevista en Esradio, aunque después no se alcancen acuerdos. Más madera para la ceremonia de la confusión. El PP se debate entre su impulso de no poner la alfombra roja a Sánchez, y el temor a quedar fuera de la foto. Tampoco Vox quiso aclarar si acudirá.
El presidente español logró salvar la prórroga del estado de alarma. Lo hizo entre reproches, pero solo con los votos en contra de Vox y la CUP, porque todos asumen que confinar a los ciudadanos en sus casas es la vía para detener el virus, aunque no están conformes con la gestión de Sánchez. En cualquier caso, ese resultado es la prueba de que Sánchez va perdiendo apoyos y cosechando votos en contra que no existieron hace quince días. Lo peor para el socialista es que le queda por delante, previsiblemente, decretar otra prórroga cuando se alcance el día 26 de abril y quiera estirar la situación hasta el 10 de mayo, como planteó ayer de manera abierta. De ahí que intente recomponer la unidad. Ayer votaron a favor el PSOE, Unidas Podemos, PP, Ciudadanos, PNV, Más País, Compromís, UPN, Coalición Canaria, PRC y Teruel Existe. Los tres decretos sobre el alquiler, las medidas para evitar despidos y el cierre de la actividad económica los sacó adelante, pero la oposición forzó que se tramiten como proyecto de ley para retocarlos.
El socialista siguió sin entrar en detalles sobre los Pactos de La Moncloa (todo lo que se sabe lo verbalizó la ministra Montero hace días cuando habló de manera genérica de servicios sociales, libertades, el planeta o la tecnología), pero trató de rebajar las suspicacias. Al PP lo trató de tranquilizar asegurando que no pretende un "cambio de régimen" y ensalzó la Constitución, un anuncio con el que pretendía responder a las dudas de Casado sobre el futuro del modelo económico si Podemos hace valer su posición en el Gobierno español de coalición con el PSOE, o al futuro de la monarquía. "Se ha dicho que no puede haber un cambio de régimen. Totalmente de acuerdo", zanjó.
A los nacionalistas vascos y catalanes les dijo que quiere tener en cuenta a las comunidades autónomas y convocar a sus presidentes, una aclaración que llega después de que el lehendakari Urkullu le reprochase esta invocación a los Pactos de La Moncloa de una época donde no había autonomías. "Estamos proponiendo esa fórmula con adaptaciones en un estado fuertemente descentralizado", aclaró Sánchez. En tercer lugar, matizó que no habrá exclusiones, en lo que parecía una alusión implícita a Vox, Bildu o la CUP.
Sánchez se preguntó "qué sentido tiene la división" si la población está unida. Pidió "unidad y lealtad". Su llamamiento viene sobre todo espoleado por la mano tendida de Ciudadanos, que desea recuperar el protagonismo, pero fue recibido con un portazo por parte del PP y duras críticas por parte de una EH Bildu que no quiere participar si se plantea reeditar la experiencia de 1977 con "recentralización y políticas neoliberales".
El PNV mostró sus reservas y hubiera preferido residenciar los pactos en los parlamentos o en el diálogo entre gobiernos, pero se ofreció a participar en todas las dinámicas donde puedan "estar en juego los intereses de los ciudadanos vascos", tal y como aclaró Aitor Esteban. El jeltzale defendió la responsabilidad de su partido, aunque rechazó el "símil" con los tiempos de 1977, donde no había ni autonomías. Desde ERC, Gabriel Rufián evitó un rechazo expreso y reformuló la oferta de Sánchez para pedirle un pacto "por la vida y en defensa de lo público", un acuerdo también con Euskadi y Catalunya, y que logre antes un entendimiento con Europa para asegurarse la solidaridad económica del club comunitario. El president Torra, de JxCat, dice que nadie le ha explicado nada. Sánchez sí tendrá el apoyo de Coalición Canaria y de Teruel Existe, que apostaron por la unidad.
Sánchez cerró el debate sin darse demasiado por aludido por las críticas del PP y mantuvo en pie la convocatoria de la reunión, a falta de concretar una fecha. Queda la duda de si seguirá adelante si el PP mantiene su cerrazón y, en ese caso, si va a replantear la oferta en claves que seduzcan a los nacionalistas vascos y catalanes.
El socialista reiteró la oferta para que no se dude de su "sinceridad", y convocará a presidentes autonómicos y agentes sociales. En realidad, da la sensación de que esta propuesta está sobre todo apalabrada con la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que intenta dar la vuelta a la irrelevancia política de su partido, hundido con diez escaños en el Congreso y ahora ansioso por que Sánchez rompa con sus socios de Podemos y los nacionalistas vascos y catalanes. El partido naranja escenificó ayer su viraje hacia posiciones de mayor moderación y colaboración con Sánchez, frente a sus socios del PP y Vox en varios gobiernos autonómicos. Edmundo Bal dijo que los Pactos de La Moncloa se los propuso por escrito Arrimadas a Sánchez. "Me alegro de que convoque la reunión, pero espero que sea de verdad y no para ponerse medallas", dijo.
Casado comenzó su intervención pidiendo a Sánchez que diga la verdad sobre las cifras de enfermos y fallecidos. Votó en contra de los dos decretos económicos y solo se abstuvo en el alquiler. "No parece sincera su repentina vocación pactista. No vamos a reeditar un pacto que ya nos permitió entrar en una democracia moderna; eso no está en juego por nuestra parte y no sé si lo está desde sus socios. No se deben fagocitar los éxitos históricos para tapar sus errores", zanjó. La tensión fue a más con la réplica de la socialista Adriana Lastra, que sirvió a Casado de pretexto para anunciar que el PSOE "ha querido volar todos los puentes". "Nos han acusado de utilizar a las víctimas y tirar piedras a los sanitarios. El portazo que han dado a los pactos ha retumbado en toda España", lanzó. Vox, por boca de Abascal, pidió la dimisión de Sánchez e Iglesias porque "son los responsables de la mayor tasa de mortalidad del mundo". También UPN, con Carlos García Adanero, fue dura y acusó a Sánchez de sembrar incertidumbre y hacer ruedas de prensa sin final.
"¿A qué se refiere, señor Casado, con que confino la democracia? Donde manda la derecha no se convoca el parlamento"
"Han volado los puentes con el PP; su portazo a los pactos ha retumbado en toda España"
Presidente del PP