costumbrado a presenciar acontecimientos de hondo calado, el actual cierre a cal y canto del Parlamento Vasco a cuenta de la pandemia mundial del coronavirus no es un hecho menor, empezando por lo inédito de la situación. Esta institución, que cumple 40 años, mantiene una mínima actividad en la forma de comparecencias telemáticas dada la imposibilidad de reunir con garantías a la Diputación Permanente.
Echando la vista atrás, la transición de la dictadura a la democracia en Euskadi estuvo cargada de simbolismo, comenzando por la propia presencia como testigo de excepción de Jesús María Leizaola, que sucedió a José Antonio Aguirre como lehendakari en 1960 y mantuvo viva la llama de las instituciones vascas en el exilio durante ese largo periodo. Su regreso a territorio vasco el 15 de diciembre de 1979 provocó un hondo impacto popular y le llevó a escenificar tan solo dos días después la conexión de tradición y modernidad con Carlos Garaikoetxea, entonces presidente del Consejo General Vasco, al hacerle entrega de las llaves de la delegación del Gobierno Vasco en París. Al amparo de la aprobación del Estatuto de Gernika poco antes, el 25 de octubre, se constituyó el Parlamento Vasco, que celebró su primera sesión en la Casa de Juntas de Gernika el 31 de marzo de 1980.
Leizaola concurrió como cabeza de lista del PNV por Bizkaia en las autonómicas del 9 de marzo, por lo que, con 83 años, presidió la Mesa de Edad de ese pleno constitutivo y pronunció el primer discurso en la historia de la Cámara. Aseguró que, una generación después, la "esperanza" de sus contemporáneos "ha dado sus frutos" con el impulso de "la institución a la que le corresponde desarrollar las libertades cívicas". Lo hizo además junto al Árbol de Gernika, símbolo de los fueros y donde todos los lehendakaris han jurado su cargo desde Aguirre.
Leizaola se retiró de la actividad política en agosto de ese año y su hijo, Joseba Andoni Leizaola, fue presidente del Parlamento Vasco en las legislaturas IV (1990-1994) y V (1994-1998). El 9 de abril de 1980 Garaikoetxea fue elegido primer lehendakari tras el franquismo. En su intervención en un nuevo pleno en Gernika, todavía sede provisional del Parlamento, se refirió al desarrollo del Estatuto vasco como uno de sus objetivos prioritarios. Efectivamente, si la función primordial del Parlamento Vasco es la legislativa, esos años estuvieron dedicados a la construcción del Gobierno y las instituciones de la CAV: en 1981 se restituyó el Concierto Económico, un año después se fundó EITB y comenzó el progresivo despliegue de la Ertzaintza, en 1983 se aprobó la Ley de Territorios Históricos y en 1984 fue el turno de Osakidetza.
La carga simbólica del Parlamento se completó con la colocación de la escultura Izaro en un lugar preeminente. Creada por Néstor Basterretxea tras ganar el 4 de agosto de 1982 el concurso de ideas convocado a tal efecto, esta obra representa un árbol con siete ramas que se erige en la imagen idiosincrática de la Cámara autonómica.
El trabajo parlamentario empezó a dar frutos de hondo calado político, es el caso de la resolución contra la violencia aprobada el 14 de marzo de 1985, tras el primer asesinato a manos de ETA de un miembro de la Ertzaintza, el superintendente Carlos Díaz Arkotxa. Junto con el Acuerdo de Madrid (5 noviembre 1987), suscrito por el presidente español Felipe González y los grupos en el Congreso excepto HB, ambos textos serían recogidos en el Pacto de Ajuria Enea, que vio la luz el 12 enero de 1988 tras una maratoniana negociación liderada por el lehendakari José Antonio Ardanza en su residencia oficial. Este acuerdo se erigió en los años posteriores en la principal hoja de ruta contra el terrorismo, así como en un ejemplo de la confluencia de los partidos a la hora de combatir a ETA.
La historia de violencia de la banda llegó también a los parlamentarios vascos, y el mes pasado se cumplió el 20 aniversario del asesinato del portavoz del PSE en la Cámara vasca Fernando Buesa y su escolta, el ertzaina Jorge Díez, el 22 de febrero de 2000. Otro reciente aniversario ha sido el de Gregorio Ordóñez, parlamentario del PP asesinado por ETA el 23 de enero de 1995. Los Comandos Autónomos Anticapitalistas acabaron con la vida de Enrique Casas (PSE) el 23 de febrero de 1984 y los GAL hicieron lo propio con Santi Brouard (HB) en su clínica el 20 de noviembre de ese mismo año. El Parlamento Vasco aprobó en 2014 homenajear a sus cuatro miembros asesinados en atentados terroristas, y así lo hace cada año desde entonces en el pleno más cercano al aniversario de cada asesinato.
En las antípodas se sitúa la visita que el Dalai Lama cursó a Euskadi en 1997, que culminó con el discurso que pronunció el 16 de abril en el Parlamento. El líder espiritual del budismo pidió a su anfitrión, el lehendakari Ardanza, y los grupos parlamentarios que apoyaran la causa de su pueblo: alabó el modelo de autogobierno vasco y lo reclamó para el Tíbet, de cuyo Gobierno era el máximo responsable en el exilio mientras seguía bajo el yugo de China.
Una cara mucho menos amable supuso la identificación en 1995 de los restos de Joxean Lasa y Joxi Zabala, secuestrados y asesinados por los GAL en 1983. El 24 de marzo de 1995, el parlamentario de HB Mikel Zubimendi colocó sus fotos en la tribuna de oradores del pleno. A continuación, se dirigió al escaño vacío del secretario general del PSE y consejero de Justicia, Ramón Jáuregui, y arrojó sobre el mismo una bolsa de cal viva, la sustancia bajo la que fueron enterrados Lasa y Zabala en Busot (Alicante).
Zubimendi ingresó después en las filas de ETA y llegó a cumplir una condena de seis años de cárcel en Francia. Volvió a la política y fue uno de los miembros de la Mesa Nacional de Batasuna arrestados en Segura el 5 de octubre de 2007 por tratar de reconstruir el partido. Y es que las ilegalizaciones azotaron a distintas marcas de la izquierda abertzale merced a la Ley de Partidos y la doctrina del todo es ETA del exjuez Baltasar Garzón. El Parlamento Vasco aprobó el 14 de noviembre de 2008 una iniciativa que criticaba la decisión del Tribunal Supremo de ilegalizar a EHAK y ANV, sentencia que "evidencia un déficit democrático del Estado español".
Esta ofensiva dio lugar también al caso Atutxa, la inhabilitación del presidente del Parlamento Vasco, Juan Mari Atutxa, y los miembros de la Mesa Gorka Knörr y Kontxi Bilbao, condenados por el Tribunal Supremo en abril de 2008 por desobediencia al no disolver el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak (SA) tras la ilegalización de Batasuna en 2003. En un proceso especialmente penoso para sus protagonistas con continuas idas y venidas por diferentes sedes judiciales a raíz de los recursos de Manos Limpias, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos revocó este fallo en junio de 2017 porque se vulneró su derecho a un juicio justo, y los tres vieron restituidos sus derechos.
Anteriormente, durante el mandato de Atutxa en la Consejería de Interior (1991-1998), se aprobó la Ley de Policía del País Vasco (Ley 4/1992, de 17 de julio) y se completó el despliegue de la Ertzaintza en toda la CAV. En ese mismo año 1998 en que el político vizcaino fue nombrado presidente del Parlamento Vasco, cargo en el que se mantuvo dos legislaturas, fue elegido diputado por las listas de Euskal Herritarrok el que fuera dirigente de ETA Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera. Llamó especialmente la atención que, el 21 de enero de 1999, fue designado miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara. Imputado por el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en 1987, en el que murieron once personas, Urrutikoetxea huyó del Estado español en noviembre de 2002. Desde entonces permaneció en paradero desconocido hasta su detención el pasado 16 de mayo en los Alpes franceses.
Durante el segundo mandato de Juan Mari Atutxa se produjo una de las situaciones más estrambóticas de la trayectoria del Parlamento Vasco: en el pleno del 20 de noviembre de 2003, el presidente del PP de la CAV, Carlos Iturgaiz, votó hasta en tres ocasiones en lugar de Jaime Mayor Oreja cuando éste no se encontraba en el hemiciclo.
Tal y como apareció reflejado en las imágenes de la señal institucional, Iturgaiz pulsó el botón de presencia de su compañero con su escaño estaba vacío. El pleno aprobó por ello suspenderle un mes del cargo de parlamentario. Mayor Oreja denunció una "venganza personal" de Atutxa y calificó la decisión como la "más grave de la vida parlamentaria de la democracia", resultado de un "juicio sumarísimo" auspiciado por "Batasuna y ETA".
El PP fue también protagonista del abrupto abandono de la política de Arantza Quiroga después de 20 años de trayectoria. La que fuera presidenta del Parlamento Vasco entre 2009 y 2012, dimitió el 14 de octubre de 2015, cuando era presidenta del PP de la CAV. El motivo fue el rechazo que, también en su partido, provocó su propuesta de crear una ponencia en materia de convivencia que incluyera a EH Bildu a partir de un texto que exigía un "rechazo expreso a la violencia", y no una condena firme, iniciativa que acabó retirando.
El lehendakari en el exilio Leizaola fue parlamentario durante un corto periodo y pronunció el primer discurso en la historia de la Cámara
Tras la identificación de los restos de Lasa y Zabala en 1995, Mikel Zubimendi arrojó cal viva sobre el escaño de Ramón Jáuregui
El parlamentario de EH Josu Urrutikoetxea huyó en 2002 al ser reclamado por el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza
Hasta que Quiroga (PP) anunció su dimisión, pasaron varios días de confusión con su escaño vacío en la Cámara vasca