bilbao - El PNV empieza a ver la luz al final del largo túnel que han supuesto las cuatro décadas de incumplimiento del Estatuto de Gernika. Los jeltzales viven como una oportunidad histórica la apertura de una negociación entre los gobiernos vasco y español sobre todas las transferencias sin excepción, incluida la gestión del régimen económico de la Seguridad Social. Está previsto que todo el proceso culmine en dos años, a finales de 2021. Por ello, para el PNV es vital que la legislatura del presidente Sánchez aguante como mínimo hasta ese momento para no frustrar una oportunidad sin precedentes que nadie sabe a ciencia cierta si podría presentarse otra vez en el futuro.
Los jeltzales, por lo tanto, se inclinan por dar estabilidad y no poner palos en las ruedas a la hora de aprobar los Presupuestos estatales. La aprobación de las Cuentas es el colchón que puede permitir a Sánchez mantenerse al menos dos años. El PNV no tiene intención de plantear condiciones imposibles en la negociación de esas Cuentas, sino que velará por que se produzcan avances en ese calendario de traspasos, en las obras del Tren de Alta Velocidad y en inversiones ya comprometidas. En ese sentido, aclaran que no plantean un cheque en blanco.
El balón presupuestario comienza a rodar esta semana con dos votaciones. Mañana mismo, el PSOE pedirá la confianza del Congreso de los Diputados para reformar la Ley de Estabilidad Presupuestaria y que el Senado no tenga capacidad de veto sobre el techo de gasto. Ya el jueves, se votarán ese techo de gasto y la senda de déficit.
El Gobierno Vasco tiene apalabrada una reunión con el Ejecutivo español para abordar los objetivos de déficit de manera bilateral y por un cauce diferenciado en la Comisión Mixta del Concierto Económico, lo que supone respetar la autonomía fiscal vasca y cumplir uno de los puntos del pacto de investidura que firmó el PNV con el PSOE. Sin embargo, el principal foco de incertidumbre es la situación catalana. Sánchez no tiene amarrado el apoyo de los soberanistas de ERC a la senda de déficit. Precisamente un día antes, tendrá lugar la reunión de la mesa de diálogo entre los gobiernos español y catalán.
El PNV no quiere hacer sangre con la posición de los soberanistas catalanes, y siempre se limita a decir que comprende lo complicada que es su situación y que Sabin Etxea no es quién para presionar. Lo que también está en duda es qué va a hacer Sánchez con los plazos presupuestarios. Si es cierto que quiere aprobar unas Cuentas para este año 2020, debería hacerlo antes del 30 de junio para que estén en vigor al menos los seis meses que quedan en este ejercicio. Además, el PNV le pide que tenga en cuenta que se puede solapar todo con la presentación de los Presupuestos para 2021 en septiembre. También este año, el Gobierno vasco tiene que negociar un paquete relevante de traspasos donde destaca la gestión de las prisiones.
En este contexto, la presidenta de la ejecutiva del PNV de Bizkaia, Itxaso Atutxa, aseguró ayer a Radio Euskadi que sería "casi ilógico" dejar caer los Presupuestos tras haber alcanzado el acuerdo sobre el calendario de transferencias, porque eso "podría hacer caer al Gobierno, y lo importante ahora es darle suficiente tiempo para que nos demuestren que tienen intención de cambio real".