El lehendakari y su partido, el PNV, no han soltando prenda sobre la fecha de las elecciones en la CAV. Toca este año, por supuesto, y toca antes de octubre. Huele, por tanto, a comicios y sin que se sepa de dónde ha salido la fecha aproximada ya dan por bueno que serán en mayo. Según ese cálculo, parece como si se hubiera dado la señal para tomar posiciones y anunciar los nombres y apellidos de quienes vayan a encabezar las respectivas candidaturas. En esta conjetura de si será en mayo o será antes o será después, de repente han tocado a rebato y se anuncian con más o menos trompetería los cabezas de cartel que le disputarán la Lehendakaritza al único que sabe cuándo habrá que votar.

Aunque todavía faltan meses para el farragoso proceso electivo del PNV, no habrá sorpresas en la designación de su candidato. En la reflexión que cada partido debería hacer sobre lo que un candidato suma o resta para su progresión, Iñigo Urkullu ha acumulado en estas dos últimas legislaturas la solvencia suficiente como para que su candidatura sea hoy por hoy incontestable.

Más sorprendente ha sido la designación de Maddalen Iriarte como aspirante a lehendakari por EH Bildu. Hay que tener en cuenta que desde que Arnaldo Otegi salió en libertad tras cumplir seis años de injusta condena por el caso Bateragune, ha sido para las bases de la izquierda abertzale el candidato indiscutible por carismático, el líder mítico capaz de disputar con posibilidades los votos del soberanismo vasco, ya fuera radical o ya fuera moderado. Desde el ámbito de la izquierda independentista se ha alimentado durante años la confrontación Otegi-Urkullu como la contienda electoral más nivelada. Y sin embargo, la dirección de EH Bildu ha decidido que Maddalen Iriarte suma más que Arnaldo Otegi. O que Arnaldo Otegi resta más que Maddalen Iriarte, que aunque parezca que es lo mismo abarca matices muy distintos. Acabarán conociéndose los entresijos del cálculo de sumas y restas que hayan hecho los responsables de la coalición para prescindir de Arnaldo, el líder carismático, y optar por Maddalen, para ciertos sectores una advenediza, en una decisión de tanto calado. Quizá haya influido en el balance la reflexión de que Otegi es el voto seguro de los incondicionales, mientras que Iriarte sumaría a éstos el apoyo de nuevos votantes carentes de referencias.

La designación de Idoia Mendia como cabeza de lista del PSE tampoco ha supuesto ninguna sorpresa. Ya fue candidata en la pasada legislatura, aunque en esta ocasión cuenta con la ventaja de que su partido ostenta el Gobierno de España, circunstancia que habitualmente trasvasa mayor cosecha de votos en las autonómicas. Con más suspense se ha decidido en Elkarrekin Podemos la candidatura para las primarias, que después de casi haberse ofrecido su secretario general Lander Martínez ha elegido a Rosa Martínez como cabeza de lista de la coalición morada. Mientras tanto, y mientras dan el visto bueno desde Génova para el sempiterno Alfonso Alonso, el PP no sabe, no contesta.

En el fragor de esta competición anticipada y al rebufo del acuerdo tripartito para los presupuestos de Irun, comenzó a sonar con cierta fuerza la posibilidad de un bloque alternativo que acabase de una vez con la hegemonía del PNV, un bloque de izquierdas liderado por EH Bildu con la suma de PSE y Elkarrekin Podemos. Una posibilidad que ha quedado bastante perjudicada tras conocerse el documento interno de la izquierda abertzale según el cual su apuesta prioritaria es crecer a costa del irrumpir en el caladero de votos de Elkarrekin Podemos, supuesto compañero de viaje al que califica de “muleta del PNV”. No parece una actitud amigable para compartir un proyecto común, y ello en el caso de que fuera posible ese trasvase de votos. A fin de cuentas, a la izquierda independentista representada ahora por EH Bildu lo que de verdad le interesa como objetivo estratégico es disputarle al PNV la hegemonía abertzale. Y ello por encima de cualquier proyecto táctico camuflado de ideología de clase.

En cualquier caso, parece que aún estamos en la fase de designación de candidatos y ello sin que se conozca la fecha de las elecciones. Algunos tienen prisa, ya se ve.