barcelona - JxCat dejó patente ayer el clima de desconfianza mutua y el aroma preelectoral en el que se mueven sus relaciones con sus socios en el Govern, los republicanos de ERC. La formación del president Quim Torra aprovecha cualquier circunstancia para exacerbar sus diferencias con ERC, deslizar que ha renunciado a la independencia, o restar valor a la mesa entre gobiernos que ha pactado en Madrid a cambio de facilitar la investidura del socialista Pedro Sánchez como presidente español. Torra había convocado ayer a su despacho al vicepresident Pere Aragonès, de ERC, para pedirle explicaciones sobre esa mesa de diálogo entre los gobiernos español y catalán que han pactado los republicanos, y para mostrarse descontento por haberlo dejado a él como president fuera de su diseño. La cita se despachó en menos de una hora, y Torra aclaró que se desmarca de la mesa tal y como está concebida. No es un portazo definitivo, pero Torra recurre a este asunto como herramienta de presión sobre el partido republicano, a quien avisó de que solo aceptará que la mesa negocie en base a una posición pactada dentro del Govern, sin que ERC actúe a sus espaldas, y con el objetivo final de celebrar un referéndum de independencia y no cualquier consulta.
Exigió que el documento que se cierre en ese foro sea validado por el Ejecutivo catalán, y que el diálogo culmine con un referéndum de independencia, y no con una consulta sobre una reforma estatutaria. Lo dijo horas antes de que el Consell de ERC se reuniera por la tarde para avalar la abstención en la investidura. Torra quiere negociar en base a sus propias condiciones y no las de ERC, que tiene una posición más pragmática. De momento, no hay ruptura oficial en el Govern, y el debate no va más allá de la gesticulación en un contexto en el que se especula con un adelanto de las autonómicas y cada uno se posiciona ante el electorado.
ERC está decidida a permitir la investidura de Sánchez, de manera que el socialista repetirá como presidente tras la segunda votación del martes si no hay sorpresas. Pero el clima de presión sobre los republicanos es asfixiante, y de vez en cuando JxCat hace sonar los tambores de la ruptura dentro del Govern y agita el adelanto electoral. La diputada Laura Borràs dejó caer otra vez esa idea ayer en Rac-1 al avisar de que es posible un adelanto si el clima es de ruptura y falta de confianza, aunque algunas fuentes del Govern aclararon poco después que las elecciones no están sobre la mesa.
El principal problema ahora radica en que la Junta Electoral Central puede decidir hoy fulminar al president Torra de manera inmediata aunque no sea firme la sentencia de inhabilitación por no haber retirado a tiempo los lazos amarillos de los edificios públicos. Si le quita el acta de parlamentario, no podrá ser president, y arrancará la cuenta atrás para buscar un sucesor o convocar elecciones en dos meses. JxCat redoblaría su presión sobre ERC por facilitar la investidura de un presidente español casi al mismo tiempo en que el Estado tumba al president catalán, aunque algunas voces creen que la Junta Electoral se puede inclinar por la proporcionalidad y no desalojar a Torra por una condena de un año y medio de inhabilitación y sin cárcel. Pero se van abriendo otros frentes judiciales, como la admisión a trámite de la querella contra el conseller Buch por la escolta a Puigdemont en su huida.
En este contexto, el president trasladó a Aragonès que el Govern no asume como tal el pacto con Sánchez, y que cualquier negociación debe conducir a una "votación clara" sobre la independencia. La reunión duró 45 minutos. Aragonès trató de calmar a Torra al proponerle defender de manera conjunta la autodeterminación en esa mesa con el Gobierno español, donde el PSOE ha aceptado someter a una consulta lo que se acuerde, aunque los socialistas piensan en un referéndum estatutario. Torra, por su parte, avisó de que esa mesa no tiene el visto bueno del Govern, y que, si se convoca, será el Ejecutivo catalán quien acuerde la posición. Además, cualquier pacto deberá ser "validado" por el Govern, y ningún partido podrá negociar nada por su cuenta. El president recalcó que no se moverá de su apuesta por la independencia, el fin de la represión y la amnistía, y que nadie en Catalunya ha llenado las calles a favor de una reforma estatutaria.
adelanto La portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, volvió a airear que el acuerdo entre socialistas y republicanos puede provocar una "fractura" en el Govern, y que ese escenario de desconfianza podría abocar a unas elecciones. "Dentro de un gobierno siempre hay esta posibilidad cuando no hay un entendimiento, hay fractura y falta de confianza entre los socios de gobierno. Que esto pueda pasar no quiere decir que tenga que pasar. Tendremos que ver en qué términos se produce todo y en qué manera lo que acabe pasando condiciona este escenario electoral", dijo.