Gasteiz - Con el arranque del nuevo año, el lehendakari afronta ya los últimos meses de su legislatura. Las elecciones vascas tendrán lugar en junio u octubre, y el Gobierno de Urkullu tiene ante sí unos meses que podrían instalarse en un clima de tensión y precampaña, aunque también es cierto que tiene los Presupuestos aprobados y que ese acuerdo con Podemos y Equo podría extenderse a otros ámbitos de la producción legislativa. "El nuevo año no será fácil", vaticinó Urkullu en las últimas líneas del tradicional discurso de Nochevieja pronunciado el pasado martes en ETB-1 y ETB-2. Por ello, el lehendakari quiso envolver su mensaje en un llamamiento constante a la oposición a acordar entre diferentes, a "aunar" voluntades y "anteponer lo que nos une" tanto en el debate del nuevo estatus de autogobierno como en los retos económicos y sociales. En su último discurso de fin de año en la presente legislatura, Urkullu se volcó en esta idea e, incluso, pronunció su mensaje en un escenario novedoso, en la Casa de Juntas y bajo el Árbol de Gernika, para recurrir al simbolismo de la historia pasada, los acuerdos entre diferentes que tejió el primer Gobierno Vasco de concentración liderado por el lehendakari Aguirre, e incluso aludió a las dificultades y las penurias del exilio y la represión contra las libertades vascas.
La principal baza del lehendakari para tener un final de legislatura relativamente plácido radica en que ha conseguido aprobar los Presupuestos para este año tras el acuerdo con Podemos y Equo. En paralelo, ha puesto en marcha los principales planes y líneas estratégicas de su gobierno, para los que no necesita el refrendo parlamentario. Para intentar sacar brillo a la producción legislativa vasca, podría contar con la colaboración de Podemos. Además, se le abre la oportunidad de retomar la negociación de transferencias con el Gobierno español si, como se espera, prospera la investidura de Pedro Sánchez en las próximas horas.
Sin embargo, en el otro lado de la balanza, la relación está muy deteriorada con el PP y EH Bildu, que se han ubicado con claridad en la oposición. La sentencia del caso De Miguel que afecta a varios excargos del PNV en Araba les ha servido para endurecer su discurso y, sobre todo, los populares señalan en primera persona al lehendakari porque era el presidente del PNV cuando estalló el caso, aunque Urkullu esgrime que actuó con tolerancia cero desde el principio. El otro gran frente donde no se prevén novedades significativas antes de las elecciones por las discrepancias que existen es el nuevo estatus de autogobierno, donde, además, hay una fractura importante con sus socios de gobierno, los socialistas vascos, quienes no comparten el derecho a decidir. La brecha más relevante, en cualquier caso, sigue hallándose en el PP y EH Bildu.
apela a aguirre y leizaola En este contexto, el lehendakari apostó en el mensaje de fin de año por situarse a la sombra del Árbol de Gernika y poner el broche final a una serie de actos sobre el ochenta aniversario del final de la Guerra Civil, el exilio del lehendakari Aguirre y el regreso de su sucesor, Leizaola. Desde Lehendakaritza confirman a este periódico que el lehendakari prepara otro acto en el monasterio de Belloc, al otro lado de la muga, donde se instalaron muchos refugiados vascos. "Si algo caracterizó a los lehendakaris Agirre y Leizaola fue su capacidad de aunar por encima de las diferencias", dijo, para añadir que "el Árbol de Gernika es el símbolo que aúna, que reúne y une la diversidad de sensibilidades de nuestra sociedad".
"Tenemos desafíos que superan el horizonte de una generación. Son retos de país. Necesitamos consolidar las condiciones adecuadas para afrontarlos. Aunar fuerzas y sumar voluntades. Este es mi propósito y propuesta para el nuevo año", proclamó. A continuación, enumeró esos retos: el empleo de calidad, sobre todo, para los jóvenes; el reto ecológico, el demográfico, la integración y la solidaridad con las personas migrantes, y avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres. Sobre el autogobierno, reiteró su mensaje ya conocido al apostar por un acuerdo entre diferentes, en lugar de conformarse con las bases que pactaron en su momento PNV y EH Bildu, y que han quedado superadas con el acuerdo entre los juristas designados por los jeltzales, los socialistas y Elkarrekin Podemos. "Lo fácil es acordar ese futuro solo entre quienes piensan igual. Lo difícil es ampliar y ensanchar los acuerdos entre diferentes. Representa un cambio de actitud, una forma más abierta e inclusiva de entender el nosotros y nosotras del pueblo vasco. La clave es hacer un esfuerzo por aunar. Ampliar los puntos de encuentro desde el respeto. No podemos acomodarnos. La innovación, una innovación con sentido ético que busca el bien común, es clave de futuro en la economía, las instituciones y el conjunto de la sociedad", defendió.
SIN REFERENCIAS AL ESTADO El lehendakari centró su discurso en la política vasca, sin referencias a Madrid. En realidad, cuando se grabó el mensaje, ya conocía que el PNV y Pedro Sánchez iban a alcanzar un acuerdo para la investidura pero, como la proclamación del socialista depende todavía de la abstención de ERC, el lehendakari prefirió dejar a un lado las consideraciones sobre el panorama estatal. No obstante, en las últimas horas sí ha aplaudido el acuerdo con Sánchez porque abre la puerta a reconocer el carácter plurinacional del Estado y, además, anticipa un posible acelerón en la negociación de los traspasos pendientes que recoge el Estatuto de Gernika.
El documento que firmaron Pedro Sánchez y Andoni Ortuzar recoge un compromiso para negociar las transferencias, sin excepciones, en este año 2020. Por lo tanto, se abre la puerta a discutir la gestión del régimen económico de la Seguridad Social, que había quedado fuera del calendario de traspasos. La marcha de estas negociaciones y la expectativa de arrancar nuevos traspasos influirá en que la legislatura se apure hasta octubre o acabe en junio.