Piden no apartar a dos presos de ETA de su hija
donostia - Representantes de la red ciudadana Sare y de la plataforma Xua Gurasoekin Etxera comparecieron ayer en la Comisión de Derechos Humanos de las Juntas Generales de Gipuzkoa para reclamar que Xua, hija de los presos de ETA Olatz Lasagabaster y Patxi Uranga, no sea separada de sus progenitores, encarcelados en Picasent, en Valencia. Xua cumplirá tres años el próximo 19 de enero y, en la actualidad, se encuentra con sus padres en la citada cárcel valenciana “a 550 kilómetros” de la localidad guipuzcoana de Usurbil donde reside su abuela.
En esa línea, tal y como dictamina la ley, “en cuanto Xua cumpla tres años, la separarán de su madre y de su padre para ir a vivir con su abuela a Usurbil, y esto supone que la pequeña deberá realizar 550 kilómetros de ida, y 550 kilómetros de vuelta, para poder visitar a sus padres”.
De este modo, recordaron que Xua “no es la única que se encuentra en esta situación” ya que “como ella, hay otros tres niños en Picasent con sus madres y otras en Aranjuez (Madrid)”, al tiempo que destacaron que en la actualidad “son 105 los ‘niños de la mochila (que tienen a su madre, padre o a ambos en prisión).
El portavoz del PP en las Juntas Generales de Gipuzkoa, Juan Carlos Cano, dijo que no entiende por qué los presos Patxi Uranga y Olatz Lasagabaster “nos piden a los demás que hagamos lo que ellos no son capaces de hacer, para no ser separados de su hija”. Para Cano, “la generosidad de la sociedad hacia estos dos miembros de ETA pasa por el cumplimiento de la ley 7/2003 para el acceso al tercer grado penitenciario, en primer lugar, y a la libertad condicional, posteriormente”. “Para ello se exige que el penado muestre su repudio hacia la actividad terrorista y el abandono de la violencia, por medio de una declaración expresa, además de una petición expresa de perdón a las víctimas por sus delitos, algo que ninguno de los dos ha aceptado hacer”, sostuvo.
En esa línea, preguntó a los representantes de Sare “por qué un miembro de banda armada, que no quiere renunciar a la violencia, ni pedir perdón, tiene que tener beneficios penitenciarios y por qué la sociedad debe tener esa generosidad si ellos no renuncian a los principios de asesinar”. - E. Press
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