Gasteiz - La presencia de dos de los principales dirigentes franquistas, Emilio Mola y José Sanjurjo, en Iruñea pesaba como una losa para los habitantes de la localidad. Fue a finales de agosto de 2016 cuando el Ayuntamiento de la capital navarra, gobernado por Joseba Asiron (EH Bildu), ordenó retirar los restos de ambos de la cripta del Monumento a los Caídos de Iruñea. Mola falleció en accidente aéreo el 3 de junio de 1937 y su cuerpo fue enterrado inicialmente en el cementerio de Iruñea y, ya en 1961, trasladado al Monumento a los Caídos que se levantó en la ciudad. La exhumación tuvo lugar el 24 de octubre de 2016 y su familia optó por incinerar sus restos.

Por el contrario, los allegados de Sanjurjo -nacido en la capital navarra en 1872-, una vez exhumado el 16 de noviembre de 2016, le volvieron a inhumar el 23 de marzo del año siguiente en el Panteón del Regimiento de Regulares de Melilla. La cosa no acabó ahí, ya que sus descendientes recurrieron el traslado, lo que fue estimado por un juez de Iruñea que ordenó que el general golpista volviera al Monumento a los Caídos. Ese fallo fue finalmente revocado por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra y los restos de Sanjurjo siguen en Melilla.

Al igual que otros 34 altos cargos del franquismo, Emilio Mola fue imputado en 2008 en el sumario instruido por el entonces juez Baltasar Garzón, por los delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad perpetrados durante la Guerra Civil y en los primeros años de la dictadura. El Tribunal Supremo acabó tumbando esta instrucción. - C. C. B.