BILBAO - El Gobierno Vasco ha esperado con paciencia todo este tiempo a que Pedro Sánchez sea investido y el Ejecutivo español asuma plenamente todas sus atribuciones y deje de encontrarse en funciones. Había comprendido, porque así se lo dijo el equipo de la exministra Batet, que hay cuestiones que no se pueden abordar con tanta claridad en este periodo, como el traspaso de las competencias pendientes. Pero se ha encontrado con la muy poco agradable sorpresa de que Sánchez sí encuentra margen para satisfacer a otras comunidades para liberar cantidades millonarias de dinero y solucionar el asunto de los pagos a cuenta y la financiación autonómica. Sánchez había sostenido de manera firme que no tenía ningún margen para liberar ese dinero porque podía comprometer al siguiente gobierno en el caso de que no fuera de su partido pero, una vez asumido que habría repetición electoral el 10 de noviembre, cambió de criterio con unos informes jurídicos en una maniobra en la que muchos partidos han visto un interés político. Por ello, el Gobierno Vasco decidió ayer elevar el tono y exigir al presidente en funciones que también tenga un “cambio de criterio” con el calendario de transferencias. “Yo afirmo ahora que hay tanto sustento jurídico para hacer los pagos a cuenta, como para las transferencias, aun estando en funciones”, lanzó el portavoz, Josu Erkoreka, tras el Consejo de Gobierno celebrado ayer.
Este endurecimiento del discurso jeltzale ya lo avanzó de alguna manera el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, cuando aprovechó el pleno de la semana pasada para avisar de que hay asuntos ordinarios que sí puede atender el Gobierno en funciones, como las transferencias, porque cumplir una ley como el Estatuto de Gernika es asunto ordinario y no debería ser objeto de mayor discusión. Esteban se lo avisó a la vicepresidenta española, Carmen Calvo, quien trató de desactivar su denuncia de que todos los trabajos están paralizados vendiendo la idea de que hay comisiones técnicas que se están reuniendo. Además, prometió agilizar los trabajos. Erkoreka se alineó ayer totalmente con Esteban para confirmar que no ha habido ni un solo avance, ni tampoco una sola reunión de esas comisiones. “Absolutamente nada. Por lo que respecta a un asunto nuclear de la agenda vasca como es el de las transferencias, el bloqueo ha sido total”, sentenció.
“Lo que puedo decir es que la agenda vasca está parada. Y esto es un hecho. Dijeron antes de las elecciones del 28 de abril que la interlocución se iba a mantener, y no la ha habido. Batet cambió de puesto, ha habido ceses en el ministerio, y en todo lo que tenía que ver con el calendario de transferencias no hemos mantenido absolutamente ninguna conversación desde entonces”, zanjó de manera concluyente.
Antes de las elecciones de abril, los dos ejecutivos tenían ya apalabrados los traspasos del seguro escolar, los productos farmacéuticos y las ayudas a la jubilación de los trabajadores afectados por ERE. Eran competencias sin mayor misterio político. La primera se refiere a competencias de Osakidetza por accidentes escolares, la segunda la tienen ya trece autonomías, y la tercera la incorporó el propio PSOE en una lista con las materias surgidas de la nueva legislación. Pero todo quedó paralizado por las elecciones, y solo se transfirió la AP-68, que aun así era muy importante para el lehendakari porque suponía que el 100% del mapa de carreteras fuera vasco. Para Madrid, era un asunto técnico de infraestructuras que no le suponía ningún coste político. En el resto de materias, al parecer, sí vio un riesgo.
sin avances El Gobierno Vasco se expone a que la legislatura autonómica acabe el año que viene (en otoño o en primavera) sin que se sustancie ningún avance significativo más en el cumplimiento del Estatuto de Gernika, mientras las obras del TAV no avanzan con toda la fluidez que se preveía en un momento en que se acerca la fecha tope de 2023. Con la repetición electoral el 10 de noviembre, no habrá un Ejecutivo español plenamente constituido tras una investidura hasta el próximo año, y la situación podría prolongarse si se repite el enredo de estos meses y no se produce un acuerdo temprano. Eso supone que no se produzca ninguna transferencia en casi un año, desde el traspaso de la autopista AP-68 en abril. Antes de esa fecha, se habían transferido ya la A-1 y dos líneas de tren.
Lo cumplido. Antes de las elecciones de abril, los dos gobiernos acordaron dos líneas de tren, la A-1 y la AP-68. Esa última autopista supuso que el mapa de carreteras pasara a ser 100% vasco.
Lo encarrilado. Antes de las elecciones, habían apalabrado el traspaso del seguro escolar, los productos farmacéuticos, y las ayudas a la jubilación para los trabajadores de empresas en ERE. La primera materia es un asunto que remite a actuaciones de Osakidetza en relación a los accidentes escolares, la segunda la gestionan ya trece comunidades autónomas, y la tercera la sugirió el propio PSOE en la lista porque emergió con los cambios legislativos.