gasteiz - Ha sido una negociación breve, dos reuniones y unas nueve horas. ¿No podían haberlo intentado más?

-Nosotros hubiéramos querido intentarlo más y, de hecho, hicimos lo posible para que no se rompieran las negociaciones y por seguir adelante. Pero, desgraciadamente, las representantes del PSOE se levantaron de la mesa y dijeron que no había nada que negociar con nosotros porque no tenían ninguna intención de hacer un Gobierno de coalición. Ahí se terminaron las conversaciones y todo quedó en manos de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y, desgraciadamente, el debate del martes demostró que el PSOE está decidido a ir a elecciones.

Se han encontrado a un PSOE en precampaña.

-Efectivamente. Venimos constatando desde hace tiempo que no hay ninguna voluntad de conformar un Gobierno con nosotros y que la voluntad del PSOE, sobre todo de Pedro Sánchez, es ir a elecciones. Desconozco cuál es el contenido de las encuestas que manejan, nosotros en todo caso pensamos que ir a elecciones es una mala idea y una irresponsabilidad, pero hay pocas opciones de evitarlo.

¿Hay unidad en las confluencias respecto a la línea marcada por Pablo Iglesias en la negociación?

-Hay diversidad de opiniones y la ha habido a lo largo de todo el proceso, pero también hay una unanimidad en el sentido de que vamos a ir juntos en la ruta que nos hemos trazado, no vamos a romper la unidad de voto dentro de la coalición y vamos a seguir unidos porque para todos nosotros lo prioritario es salvaguardar el espacio del cambio.

¿Han perjudicado a Unidas Podemos sus tensiones internas a la hora de negociar?

-En absoluto. En este momento esos conflictos no están sobre la mesa. Lo que ha intentado el PSOE es utilizar una estrategia de división que les ha salido mal. Pero lo han intentado claramente y eso lo hemos visto en las negociaciones. Han jugado a dividirnos, ha sido una estrategia bastante sucia.

¿Y han percibido ustedes división en el seno del PSOE?

-A mí muchos diputados del PSOE en los últimos días me han manifestado su decepción con el hecho de que se vaya a elecciones y con la decisión de Pedro Sánchez de forzar esas elecciones. Pero esas voces no se atreven a hablar en alto. Dentro del PSOE no existe un debate, aunque me consta que hay muchos diputados descontentos con la decisión.

¿Qué le parecieron las palabras de Iglesias en las que sugería que debería haber asumido él mismo la negociación?

-Es lógico que, cuando hay un proceso en el cual nosotros hemos apostado muy fuerte por llegar a un acuerdo de coalición y por conseguir una legislatura estable, si esa apuesta falla surjan reflexiones sobre en qué nos hemos equivocado. Pero el fallo no ha sido nuestro, creo que no había ninguna voluntad desde el comienzo por parte del PSOE de llegar a un acuerdo con nosotros. En la primera fase hasta el mes de julio pasaron 120 días en los cuales Pedro Sánchez estuvo haciendo guiños al PP y a Ciudadanos para ver si conseguía su abstención y solamente cuando vio que eso no era posible hubo un acercamiento a nosotros, un acercamiento muy corto y de muy pocas horas con el cual era muy difícil llegar a un acuerdo.

Visto el enroque de Sánchez, ¿no debe Unidas Podemos asumir la responsabilidad de renunciar al Gobierno de coalición y evitar las elecciones?

-Esa discusión la hemos tenido y estamos agotando todas las posibilidades. Estamos siendo tremendamente flexibles y hemos hecho un montón de renuncias, incluida la renuncia sin precedentes de que el propio líder de Unidas Podemos se quite de en medio. Sin embargo, no ha servido y hemos llegado a la conclusión de que la mejor defensa de nuestros casi cuatro millones de votantes es que estemos en el Gobierno. Y por lo tanto no vamos a renunciar a ese objetivo.

A pesar de que todo aboca a elecciones, ¿ve posible un acuerdo de última hora?

-Soy ya muy escéptico porque las palabras de los últimos días por parte del PSOE, y específicamente por parte de Pedro Sánchez, han sido muy duras contra Pablo Iglesias y contra Unidas Podemos. Cuando se va tan lejos como ha ido Pedro Sánchez reiterando una y otra vez que no pueden confiar en nosotros, creo que quedan muy pocas puertas abiertas.

¿La llamada del jueves de Iglesias a Sánchez era la última bala?

-Nunca se puede decir la última bala, porque mientras el tiempo no se termine puede haber otras opciones. Pero desde luego la de Iglesias era una oferta sincera. Nuestra mano está tendida. Pero desde mi punto de vista esa llamada la tenía que haber hecho Pedro Sánchez, que es quien tendría que tener la obligación de hacernos una oferta que nosotros no pudiéramos rechazar. Sin embargo, eso no ha ocurrido. La responsabilidad de que vayamos a elecciones es pura y simplemente de Sánchez, al 100%.

¿Han debatido la opción de ceder sus votos gratis para desbloquear la legislatura y pasar a la oposición?

-No la contemplamos porque eso daría la posibilidad a Pedro Sánchez de gobernar cuando le interesara pactando con la derecha y solo para cosas concretas con nosotros.

Pero Unidas Podemos ganaría enteros si se ‘sacrifica’ para evitar elecciones y pondría en un brete al PSOE.

-Ya ha quedado bastante claro que Unidas Podemos es quien ha hecho desde el principio, desde el 28 de abril, todos los esfuerzos y todas las renuncias para que no se repita el proceso electoral. Pero Pedro Sánchez tiene completamente decidido que vamos a elecciones y tiene decidido que va a intentar por todos los medios culparnos a nosotros.

Respecto a Equo, afronta su Asamblea Federal extraordinaria en octubre y primarias en Euskadi.

-En primer lugar, mi opinión es que la Asamblea Federal debería retrasarse, porque el calendario ha cambiado totalmente y no es oportuno celebrarla en pleno proceso electoral. A partir de ahí, creo que el ecologismo político en este país tiene que definir muy claramente su rumbo y tengo claro que tenemos que estar en Unidas Podemos.

¿Qué puede aportar un partido pequeño como Equo a un arco político muy fragmentado?

-Como ocurre en general con todos los partidos verdes en Europa, nuestra aportación cualitativa es mayor que nuestro peso cuantitativo. Sin ir más lejos, esta misma semana llevamos al Congreso la declaración de emergencia climática en España, que es más que probable que se apruebe. Eso es una demostración de cómo, teniendo un peso político pequeño, si haces las alianzas adecuadas puedes tener relevancia. Es lo que tenemos que buscar, porque la urgencia de la crisis ambiental nos hace luchar contra el tiempo.

A nivel global, ¿se ha dado un paso atrás con la llegada de líderes como Trump o Bolsonaro?

-Sí, es una paradoja. Cuanto más grave es la crisis, emergen más líderes antiecologistas como Bolsonaro, Trump o el mismo Johnson en el Reino Unido. Parece que es más fácil que la gente se agarre al populismo de derechas en tiempos de turbulencias.

En el Estado, ¿el Ministerio de Transición Ecológica ha sido un paso en la buena dirección?

-La buena dirección es la voluntad política. Las herramientas administrativas pueden ayudar o pueden ser obstáculos, pero en primer lugar tiene que haber voluntad política para hacer frente a los problemas, y se ha demostrado que el PSOE en estas cuestiones se queda mucho en el discurso pero no pasa a la acción.

¿Hay subordinación en los partidos a los intereses de las grandes empresas?

-Sin lugar a dudas. En el programa de las 370 medidas de Sánchez se renuncia a la eliminación de los coches de combustión, justo cuando la industria del automóvil pidió esa renuncia. Y eso lo estamos viendo constantemente. Por eso decimos que el PSOE hace buenas propuestas pero a la hora de cumplirlas se somete a los grandes intereses económicos.

Y respecto a Euskadi, ¿cómo valora las políticas verdes de Urkullu al frente del Gobierno Vasco?

-Lo hemos dicho a raíz de la declaración de emergencia climática en Euskadi: valoramos positivamente la declaración pero no vemos que detrás haya un plan específico ambicioso para hacer frente a las emisiones. Por ejemplo, Euskadi tiene un déficit muy importante en lo que se refiere a la producción energética renovable. Solo el 7% de la energía que consumimos tiene un origen renovable y eso es insuficiente. Queda muchísimo camino por andar y pienso que el Gobierno Vasco está demasiado anclado en el discurso y muy lejos de la acción.