LAS PALMAS - Pedro Sánchez reapareció ayer tras su parón veraniego en Doñana pero evitó departir con la prensa de todo aquello que no estuviera relacionado con el incendio de Gran Canaria, cuya zona afectada sobrevoló, y sin hacer una sola alusión a la enquistada situación de su investidura. “Ya habrá otro momento” de responder al documento de Unidas Podemos, se limitó a señalar antes de presidir hoy el habitual Consejo de Ministros y de asistir el domingo como invitado a la cena de clausura de la cumbre del G-7 en Biarritz. Lo cierto es que a un mes de que se cumpla el plazo para evitar una nueva convocatoria electoral las posiciones de los partidos siguen inamovibles: el PSOE descarta el cogobierno; Podemos exige que se reconsidere su reciente propuesta y tiene muy claro que o coalición o urnas; y el PP, que lidera la oposición, cree que el líder socialista, que aún no se ha reunido con el PNV, solo piensa en comicios.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, sacó a relucir el discurso de los socialistas respecto a su intención de evitar las elecciones y de trabajar por la formación de un “Gobierno progresista con un programa progresista” que este mes “está enriqueciendo Sánchez con reuniones que está manteniendo con la sociedad civil”. Y se pronunció como la vicepresidenta Carmen Calvo sobre las intenciones de Podemos, señalando que en un Estado de Derecho se pueden “defender propuestas de desarrollo en los términos que se entiendan más razonables”, pero “lo que no es factible y no es posible es que unos quieran que en un Gobierno haya dos Gobiernos”, en alusión velada a la inclusión de ministros morados en forma de “comisarios” en el Gabinete para evitar su derechización.

Pero desde el PP creen que todo es una estrategia electoral del presidente en funciones. La vicesecretaria de Política Social del PP, Cuca Gamarra, le reprochó ayer que solo busca “repartir culpas” de un escenario de repetición electoral que “ya ha elegido” porque cree que “puede obtener un mejor resultado”. “El PSOE ha rechazado el planteamiento de Podemos cuando hace un mes estaban negociándolo y era muy positivo, y ahora es impensable”, censuró la dirigente popular, quien reclamó a Sánchez que diga “claramente” si quiere repetición de elecciones. “Eso es lo que nos hace intuir y nos está engañando a todos”, le afeó. Gamarra rechazó facilitarle la investidura si no alcanza los apoyos suficientes en la Cámara. “Que el PP se abstenga en ningún caso garantizaría un gobierno, no es una opción suficiente”, expresó. Pero la exalcaldesa de Logroño declaró que el PP ofrecerá pactos de Estado al PSOE si consigue formar gobierno. “Si alcanza la investidura, yo le garantizo la estabilidad y gobernabilidad a través de pactos de Estado. Es ahí donde el PP le tiende la mano al PSOE, aunque siempre nos hemos encontrado con un portazo”, verbalizó Gamarra evocando el acuerdo que ofreció el PP en Nafarroa al PSN de María Chivite, quien se decantó finalmente por un Ejecutivo apoyado en Podemos, Geroa Bai, Izquierda-Ezkerra y con la abstención de EH Bildu.

Con este horizonte, el presidente de Ciudadanos en el Parlament y miembro de la Ejecutiva Nacional del partido naranja, Carlos Carrizosa, demandó al dirigente socialista que “deje de marear la perdiz, de hacer teatro, y forme ya un Gobierno, que es lo que le ha encomendado el jefe del Estado”, insistiendo en que la marca abanderada por Albert Rivera en ningún caso contempla abstenerse en una próxima sesión de investidura, y se mantiene firme con su no porque esa ha sido siempre su posición y su compromiso con los electores.

coalición o comicios Desde Unidas Podemos lo tienen claro. Su portavoz adjunta en el Congreso, Ione Belarra, avisó a Sánchez de que un Gobierno en solitario del PSOE sería inestable y abocaría a una repetición electoral a los pocos meses, como ocurrió tras las moción de censura a Mariano Rajoy. Como miembro del equipo negociador, apuntó que las cuatro opciones de reparto de responsabilidades que incluyen en ese escrito de más de 120 páginas trasladado a Ferraz “tiene mucho que ver con lo que el PSOE puso encima de la mesa”, con la diferencia de que esta vez se “han rellenado con las competencias suficientes para que tengan sentido”.

Desde Podemos piden a la fuerza socialista que aclare qué tipo de proyecto de país quiere, y le recordó que no puede seguir pidiendo la abstención de las derechas y al mismo tiempo decir que quieren un pacto con los morados. “Esas cuatro opciones son más que suficientes como para estudiarlas más en detalle que en cuatro horas”, zanjó Belarra. Todo apunta a que la jugada del líder socialista pasa por intentar doblegar a Pablo Iglesias para conseguir el apoyo de sus 42 parlamentarios alrededor de un programa progresista pero sin que entren a formar parte de su gobierno. Algo de lo que Podemos ya se ha percatado y dice que no tolerará. Para los morados, la unidad del espacio confederal “es una prioridad”, y añaden que en su diversidad han demostrado también “su fortaleza”. En este punto, Belarra precisó que “nunca ha habido una división de voto dentro del grupo”, y se mostró convencida de que esto “seguirá siendo así”. De hecho, ello también contribuye a la desconfianza mutua entre Sánchez e Iglesias, y no solo las cuestiones de Estado como el conflicto catalán. El secretario general de Podemos, tras la última negativa del PSOE, exigió al presidente en funciones que deje de una vez de lado los “reproches y arrogancias” para avanzar en el consenso o que diga si quiere ir a nuevas elecciones: “La gente está harta de que le tomen el pelo”.

Más lejos (del acuerdo), más cerca (de las elecciones). Y con unos alegatos políticos en bucle. Un mes, o veinte días laborales. Es el escaso margen que tiene Sánchez para formar gobierno. En caso contrario, el lunes 23 de septiembre, a la misma hora en la que se votó su fallida investidura, se disolverán las Cortes Generales y el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicará la convocatoria automática de elecciones generales, cuya cuenta atrás arrancará al día siguiente, el 24 de septiembre. Al día siguiente, el miércoles 25, comenzarían a contar los 47 días legales que han de transcurrir antes de los comicios. Y el domingo 10 de noviembre, los ciudadanos acudirían nuevamente a las urnas, la cuarta vez en cuatro años. A la italiana. La campaña sería en esta ocasión de siete días en vez de dos semanas, según recoge la Ley Electoral. Otra historia es la precampaña, para la que no hay límites. Y nadie duda de que los partidos se volcarían desde el primer minuto en ella si el bloqueo actual permanece. Si es que no lo han hecho ya.