segovia - El PSOE se había conjurado para impedir que Javier Maroto fuera designado senador por Castilla y León, operación orquestada en Génova que los socialistas habían llegado a calificar de “fraude de ley”, aunque para ello tuvieran que sacrificar a sus propios candidatos. Sin embargo, en la votación que tuvo lugar ayer en las Cortes de esa comunidad, Ciudadanos sumó sus votos a los del PP, logrando in extremis la designación del político alavés, por tan solo un voto de diferencia.

El exalcalde de Gasteiz, que estaba presente en la tribuna de invitados durante el Pleno para votar su elección y la de los candidatos socialistas, Teresa López y Fran Díaz, se empadronó hace una semana en el pequeño municipio segoviano de Sotosalbos para posibilitar su salto a la Cámara Alta. Y lo hizo precisamente en la casa familiar de Francisco Vázquez, secretario general del PP de Castilla y León. Con una superficie de 24 kilómetros cuadrados, su población apenas supera los cien habitantes, que tienen que desplazarse 20 kilómetros hasta Segovia para acudir a un supermercado, un banco o una gasolinera.

Se trata de una jugada impulsada por el presidente del PP, Pablo Casado, para recolocar a uno de sus principales colaboradores tras no lograr escaño por Araba en las generales del 28-A. El PP de la CAV no obtuvo representación en dichos comicios por primera vez en democracia, lo que supuso tan solo un síntoma de la debacle que sufrió el PP, que alcanzó un suelo histórico con 66 diputados (68 menos que en 2016). Maroto, jefe de campaña en esas elecciones, cayó en desgracia tras ese resultado y por el giro a la derecha que imprimió al partido. Sin embargo, poco después recuperó el favor de los suyos al formar parte del equipo encargado de negociar los pactos postelectorales, en los que el PP recuperó terreno respecto al veredicto que arrojaron las urnas.

Desde que el pasado jueves se anunció que Maroto iba a recalar en el Senado, el PSOE se levantó en pie de guerra. Esta situación se coló incluso en la primera jornada del debate de investidura en el Congreso, cuando Pedro Sánchez ironizó con el nulo resultado obtenido por el PP en Euskadi el 28-A, con la sola excepción de Maroto en representación, eso sí, de Castilla y León. Antes de la votación de ayer, el secretario general del PSOE en esa comunidad, Luis Tudanca, afirmó que el empadronamiento exprés del alavés es un “fraude de ley” porque “no vive ni va a vivir” en Segovia.

Por ello, los socialistas anunciaron su voto en contra aunque ello supusiera tumbar también el nombramiento de sus dos representantes, ya que la votación se realizó en bloque. Todo dependía entonces de Ciudadanos, lo que provocó que la negociación entre este grupo y el del PP se prolongara hasta minutos antes del Pleno. La emoción se mantuvo hasta el final, ya que la primera votación, en la que se exigía mayoría absoluta, resultó infructuosa tras abstenerse los doce miembros de C’s. Fue en la segunda vuelta, que requería más síes que noes, cuando los tres candidatos resultaron elegidos por los 40 votos de PP y C’s frente a los 39 del PSOE y el Grupo Mixto. También hubo una abstención de un procurador del Grupo Mixto, de cinco miembros, y un voto nulo.

Anexión a Araba Nada más terminar el Pleno, Maroto cambió su postura respecto a Trebiño: si cuando ostentaba la Alcaldía de Gasteiz defendió la anexión del enclave burgalés a Araba, ayer afirmó a preguntas de los periodistas que su postura será de “respeto a la legalidad y el ordenamiento territorial que existe”. El de Trebiño ha sido uno de los motivos que provocaron las críticas del PSOE, junto a su defensa de la fiscalidad vasca, por oponerse a los intereses de Castilla y León.