GASTEIZ - El PNV no quiere cargar con el sambenito de la repetición electoral en el Estado. Los jeltzales no tienen intención de servir de parapeto a los socialistas para rechazar la entrada de ministros de Podemos en el próximo Gobierno español. No plantean ningún veto a la entrada de las filas de Pablo Iglesias y se limitarán a poner la lupa en el programa para que no invada competencias vascas. El PNV asiste con sorpresa a las insinuaciones que se están deslizando desde algunos ámbitos mediáticos y políticos, que están proyectando que los jeltzales rechazan la coalición y, por extensión, pueden presentar al partido de Sabin Etxea como uno de los responsables del bloqueo y la repetición de las elecciones en noviembre. El equívoco se produjo ayer con la portavoz parlamentaria de los socialistas, Adriana Lastra, quien deslizó en la cadena Ser que el gobierno de coalición complicaría el respaldo de partidos como el PNV. Ante las constantes preguntas del entrevistador sobre los jeltzales, acabó diciendo que a algunos grupos se les haría “cuesta arriba” y remitió a las palabras del tertuliano José Antonio Zarzalejos, quien había señalado al PNV.
Los jeltzales, tal y como publicó este periódico, no vetan a Unidas Podemos ni plantean ninguna línea roja sobre su presencia en el Gobierno de Pedro Sánchez. No quieren ser utilizados como escudo humano para que el PSOE esquive su responsabilidad en la decisión. Lo que harán será poner la lupa sobre el programa que pacte Pablo Iglesias con el PSOE para vigilar que no invada competencias vascas, por la tendencia de Podemos a presentar propuestas sociales uniformes de aplicación en todo el Estado. “Que Iglesias sea ministro o no es muchísimo menos relevante que las materias que pacten”, volvieron a aclarar ayer a este periódico desde la ejecutiva jeltzale.
El PNV ni entra ni sale en esta controversia. “Ni bendecimos ni vetamos el Gobierno de coalición”, insisten. El PNV lleva semanas dejando claro que su apuesta es evitar las elecciones y actuar con generosidad para poner cuanto antes en marcha la legislatura. De ahí que ahora le sorprenda que se coloque a su partido en el ojo del huracán, en un momento en que tanto el PSOE como Podemos intentan construir un relato que no los sitúe como los responsables de la repetición de las elecciones. Los jeltzales no quieren que la polémica los salpique ni que se utilicen sus seis escaños para justificar posiciones. Se mueven entre el voto a favor y la abstención, y descartaron hace días el voto en contra. El PNV no ha trasladado en privado ni en público al PSOE un veto o una línea roja sobre la entrada de Podemos en el gobierno. Llama a la generosidad a ambas partes. Pero, a modo de dato, el PNV gobierna en coalición con el PSE en el Gobierno vasco aunque no sumen mayoría absoluta, mientras Sánchez se niega a hacer lo propio en Madrid con el argumento de que Podemos no le sirve para alcanzar los 176 escaños.
La polémica en la cadena Ser se suscitó por titulares como el ofrecido en una entrevista a Andoni Ortuzar en El Correo, donde aseguró que el PNV no sería el “pagafantas” de un gobierno con Podemos, pero en ningún momento se refirió a que vetara el gobierno de coalición, sino que se refería a vigilar las políticas que pactaran. Ortuzar tiene prevista hoy una entrevista en la cadena Ser donde volverá a aclarar el entuerto. Este periódico publicó que el PNV no veta a Podemos, sino que velaría por que no hubiera recentralización. La formación morada se tomó estas declaraciones como un visto bueno a su entrada en el equipo de Sánchez, pero el PSOE interpreta lo contrario. Lo que piden los jeltzales es que Podemos aclare sus planteamientos sobre fiscalidad, políticas sociales y su afección a las competencias vascas. En cuanto al fondo de las políticas, no cree que pueda haber gran distancia en la medida en que, aunque sus modelos son diferentes, Iglesias se mira en el espejo vasco para plantear una renta básica inspirada en la RGI.
cesión de todos El PNV cree que todos tienen que ceder y que hay tiempo para evitar la repetición electoral. El día 23 tendrá lugar la primera votación de la investidura, donde Sánchez no alcanzará la mayoría absoluta. Salvo viraje de última hora, tampoco parece muy probable que logre más votos a favor que en contra 48 horas después. Sánchez tendría de plazo hasta el 23 de septiembre para seguir intentándolo. Si no lo logra, se disolverán las cámaras un día después. Las elecciones tendrían lugar el 10 de noviembre. El PNV quiere poner en marcha cuanto antes la legislatura para abordar los asuntos pendientes que recoge la agenda vasca. El Gobierno Vasco ha exigido que se forme un gabinete para tener una interlocución estable sobre las infraestructuras y las transferencias. Con elecciones en noviembre, los asuntos quedarían empantanados como mínimo hasta finales de año, lo que afectaría al TAV y el cumplimiento del Estatuto.