Barcelona - El Govern no esconde su malestar con la designación de Josep Borrell como nuevo jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE). Aunque confían en que su elección sirva al menos para colocar el conflicto catalán en el centro del debate europeo, la portavoz de la Generalitat, Meritxell Budó, recordó que el dirigente socialista se ha especializado en “encender fuegos diplomáticos allí por donde ha pasado”, por lo que si “sigue alimentando el conflicto, la crisis catalana dejará de ser una causa interna y se pondrá en el centro del debate y la discusión en el marco europeo”.
No parece que sea ésta la intención de Borrell, quien avanzó ayer que “el representante de la UE para política exterior y de defensa no se ocupa de los problemas internos de los Estados”. “No me gusta ser el demonio de nada, y le aseguro que desde el punto de vista humano y personal he manifestado mis opiniones, supongo que tengo el mismo derecho que los demás. No ha sido siempre fácil ni agradable, pero pienso que hay que hacerlo”, señaló respecto a sus juicios de valor sobre el movimiento soberanista. Entre ellos, sobresale su aseveración sobre que el independentismo es “algo predemocrático y medieval” que “intenta crear una segunda leyenda negra sobre España”.
Borrell se ganó el cargo de ministro con su discurso flemático en la manifestación unionista del 8 de octubre de 2017 por las calles de Barcelona, apenas una semana después del referéndum del 1-O. Aquel día, el antiguo presidente del Parlamento Europeo agarró una bandera de la UE y soltó que “esta es nuestra estelada. Tiene las estrellas de la paz, de la convivencia y del derecho. Eso es lo que representa Europa”. Desde la Generalitat censuran que una de sus últimas actuaciones como titular de Exteriores en funciones haya sido recurrir la apertura de delegaciones de la Generalitat en el extranjero en Londres, Berlín y Ginebra, reprochándole que “parece mentira que el ministro de Exteriores solo hable de Catalunya en sus comparecencias públicas”.
Pero Borrell se defendió aludiendo al conflicto competencial. “Pensamos que hacen ejercicio de competencias que no son propias de una comunidad autónoma, sino que son instrumentos al servicio de la difusión de la propaganda independentista; hay muchos casos que lo demuestran”, manifestó el socialista. “Si hacen actividades completamente ajenas a su función, lo tenemos que explicar a los tribunales. ¿Quiere que miremos a otro lado y que simulemos que no vemos nada?”, zanjó.
“Lo que no se puede hacer es aceptar una hegemonía, un pensamiento único y que solo se puedan manifestar los que están a favor de la independencia”, consideró Borell, quien reconoció que el independentismo “todavía tiene un apoyo muy grande, es evidente, pero ya se manifiesta de otra forma”, entendiendo que si la sociedad catalana se pronuncia como en Estrasburgo, con 10.000 personas abogando por reconocer los derechos políticos y civiles de sus líderes encarcelados y exiliados, es porque “le ha faltado gente que saliera a decir que las cosas explicadas por el soberanismo no eran verdad”. Como si no fuera lo suficientemente madura.
Del otro lado, Budó realizó una valoración muy positiva de la protesta en las puertas del Parlamento Europeo, enfatizando que contó con mucho “eco internacional”. A su vez, recordó que Quim Torra sigue “trabajando” para la “unidad estratégica y de acción” del independentismo “que nos pide la ciudadanía”. Finalmente, afirmó que al Govern no le ha “extrañado” que el Tribunal Constitucional haya avalado la aplicación del artículo 155 tras el 1-O.