iruñea - Sergio Sayas y Carlos García Adanero serán los diputados en el Congreso por la coalición Navarra Suma, un experimento unionista que no consiguió mejorar los resultados de UPN-PP en 2016, logrando dos puntos menos que en esa cita y atorándose en el 29% de respaldo del electorado con poco más de 107.000 sufragios. La aportación de Ciudadanos, o quizás la pérdida de apoyo del PP, ha sido finalmente negativa, al no lograr ampliar el umbral de voto que firmaron la última vez entre regionalistas y populares. En general, la derecha unida ha cedido un cuarto de los votos que logró por separado hace tres años (127.481).

Los históricos ataques de los naranjas contra el “opaco” cálculo de la aportación navarra al Estado y su naturaleza “insolidaria” puede que pesaran para no movilizar más a un espacio sociológico tradicionalmente activo, el de la derecha constitucionalista, que ahora se marca como objetivo prioritario, por encima de las discrepancias, recuperar el Ejecutivo foral en los comicios del 26-M, un Gobierno del que UPN fue desalojado en 2015 por el cuatripartito del cambio formado por Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e Izquierda Ezkerra. De hecho, esta combinación de fuerzas fue idea de Javier Esparza no “para que no manden los independentistas”, como aseguró continuamente en campaña, sino para tratar de minar al Gobierno de Uxue Barkos y a sus compañeros de viaje, aunque ayer a punto estuvo incluso de perder el liderazgo en las generales ya que vio cómo los socialistas soplaban en el cuello de este trío, al que Vox le mordió también papeletas. Tampoco el aumento de la participación, que fue de un 76,29%,8,89 puntos más que en 2016, sirvió para que el triángulo unionista diera un golpe mayor encima de la mesa.

La reválida está servida en menos de un mes pero habrá que ver cómo afecta a esta entente la rivalidad abierta entre PP y Ciudadanos.