Bilbao - Iñigo Urkullu lamentó ayer la quema de un muñeco que representaba al expresidente catalán Carles Puigdemont en Sevilla, un acto que para el lehendakari era “el desenlace previsible de una campaña de demagogia extrema”. En una nota en su cuenta de Facebook, Urkullu calificó como “lamentable” este episodio: “Es el desenlace previsible, desde hace mucho tiempo, para una campaña de permanente cruce de acusaciones y reproches, de medias verdades y demagogia extrema, según lo que hemos venido viviendo en campañas anteriores y en la realidad socio-político-institucional en el Estado español en los últimos años”.

Recordó, además, que hace unos días hizo pública su condena por los actos de intolerancia, acoso y falta de respeto democrático que se dieron en Euskadi ante la convocatoria de actos electorales de Ciudadanos o Vox, “y lo hice sin especular con respecto a provocaciones posibles ante la realidad de autogobierno singular en Euskadi”. “La política no es esto. La política es un compromiso con la sociedad, un compromiso con la convivencia, con una sociedad plural y moderna en la que los diferentes sentimientos de pertenencia puedan convivir en libertad”, subrayó. Por ello, abogó “por un cambio radical en la última semana de campaña electoral, un cambio de actitud que muestre a las generaciones más jóvenes el auténtico valor de la acción política entendida como contraste de ideas al servicio del bienestar de la ciudadanía”. - Efe