MADRID - La decisión de Iñigo Errejón de concurrir como candidato a presidir la Comunidad de Madrid por la plataforma de Manuela Carmena, Más Madrid, en lugar de bajo el paraguas de Podemos, para lo que le eligieron las bases del partido a través de un proceso de primarias, ha provocado una reacción en cadena cuyas consecuencias se siguen dejando sentir y que, según algunas voces, amenaza con desintegrarlo totalmente. La formación morada se resquebrajó ayer por su flanco más débil tras la crisis con Errejón, la organización en Madrid, cuyo secretario general, Ramón Espinar, anunció que dimitía de todos sus cargos en el partido, al tiempo que abandonaba su escaño en la Asamblea de Madrid y en el Senado, donde ejercía como portavoz.

“En la situación actual no se dan las condiciones para llevar el proyecto de Podemos en Madrid hacia donde creo que debe dirigirse”, aseguró en un comunicado que hizo público tan solo dos horas después de informar de su decisión a la dirección del partido. En la práctica, Espinar, que fue uno de los líderes autonómicos más fieles al secretario general estatal, Pablo Iglesias, se encontraba en una situación insostenible. Como líder del partido en Madrid, sobre sus espaldas recaía la responsabilidad de llevar a cabo el proceso para elegir a un nuevo candidato con el que concurrir en esta comunidad autónoma frente a Más Madrid, con el oprobio añadido de no poder ejercer él mismo ese papel de aspirante, dada la negativa de la dirección estatal al respecto.

Una patata caliente en toda regla dada la enorme dificultad de obtener un resultado aceptable enfrentándose a Iñigo Errejón -un dirigente de Equo calificó esta estrategia de “suicidio”-. Ramón Espinar, partidario de alcanzar algún tipo de acuerdo con Más Madrid, se habría sentido por tanto ninguneado por la postura inflexible de Iglesias de concurrir como Podemos en Madrid, según fuentes de la formación citadas por Europa Press. En lo que respecta al Ayuntamiento de Madrid, el partido morado ya ha renunciado a presentarse con su propia marca y la alcaldesa y candidata a la reelección, Manuela Carmena, ha adelantado que no aceptará ninguna imposición de integrar a miembros de Podemos en su lista electoral, lo que ha cerrado las puertas al exJemad Julio Rodríguez.

Así las cosas, la salida de Espinar cayó como una bomba en el seno de Podemos, que está abocada a afrontar una controversia día sí, día también. Como reacción, la Ejecutiva de Pablo Iglesias -apartado de la primera línea por su permiso de paternidad- convocó para el sábado 2 de febrero una reunión con carácter extraordinario del Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de dirección, para analizar su mayor crisis desde su nacimiento. No hubo más pronunciamientos al respecto por parte de miembros de la cúpula morada, que achacaron el paso adoptado por el dirigente regional a una “decisión personal suya”.

Sí se posicionaron dirigentes de las dos sensibilidades enfrentadas, como Carolina Bescansa, identificada con el sector errejonista, que denunció en la Sexta que “cuando en una organización funcionan sus órganos, se debate dentro de esos órganos y se trabaja colectivamente y con responsabilidades bien delimitadas, lo que hace que el trabajo fluya”, mientras que “cuando no está claro, lo que ocurre es esto”. En un sentido opuesto, y fiel a su estilo incendiario, Juan Carlos Monedero afirmó en Twitter que “no sé si le compensará a Errejón que en el momento en que debiéramos estar defendiendo a los trabajadores y trabajadoras haya roto tanta alegría. Ningún interés personal debiera primar. Otros tendrán que explicar por qué, otra vez, dividen”. El diputado por Bizkaia Eduardo Maura replicó en la misma red social que “si todo tiene que arder, por favor que arda con Monedero”.

Ramón Espinar aseguró en su comunicado que seguirá participando en política y militando en Podemos. Su número dos en la Comunidad de Madrid, Fran Casamayor, remitió un mensaje a los inscritos en el que pidió unos días para reorganizarse y armar “las alternativas”. Agregó que por encima de Espinar está el proyecto del partido.